Le pedí al Gran Espíritu que me quitara el miedo al cambio, respondió: NO, el miedo es parte de tu viaje; al enfrentarlo, descubres tu valentía.
Le pedí al Gran Espíritu que me quitara el miedo al cambio, respondió: NO, el miedo es parte de tu viaje; al enfrentarlo, descubres tu valentía. Le pedí que me diera sabiduría, dijo: NO, la sabiduría es la suma de tus experiencias, aciertos y tropiezos; se gana en el camino. Le pedí que me librara de la tristeza, respondió: NO, la tristeza es una maestra, te enseña a valorar la alegría y te muestra las profundidades de tu propio ser.
Le pedí que llenara mi vida de paz, dijo: NO, la paz nace de tu equilibrio interno y de la armonía que cultivas en tus pensamientos y actos. Le pedí que me diera fuerza para superar mis debilidades, respondió: NO, la fuerza se forja con cada desafío que enfrentas, con cada vez que te levantas después de caer. Le pedí que me enseñara a amar sin miedo, dijo: NO, el amor verdadero surge cuando abrazas tus vulnerabilidades y te abres sin esperar nada a cambio.
Le pedí que me diera la capacidad de perdonar, respondió: NO, el perdón nace de la comprensión y la compasión que tienes hacia ti mismo y hacia los demás. Le pedí que me protegiera de la incertidumbre, dijo: NO, la incertidumbre es el misterio de la vida, y en ella, encuentras la oportunidad de confiar y aprender.
Le pedí que me guiara en mis decisiones, respondió: NO, confía en tu intuición, porque ella es mi voz susurrando en tu interior. Le pedí que me apartara del dolor de la pérdida, dijo: NO, cada pérdida enseña a valorar lo efímero y a comprender el flujo de la vida. Le pedí que me diera una vida sin obstáculos, respondió: NO, los obstáculos son el terreno fértil donde crecen tu resiliencia y determinación.
Le pedí que me ayudara a encontrar mi propósito dijo: NO, el propósito se revela en cada acto de bondad, en cada esfuerzo por ser mejor, y en cada lección que íntegras. Le pedí que eliminara mi ego respondió: NO, el ego es un maestro; cuando lo reconoces y lo dominas, descubres tu esencia verdadera. Le pedí que me ayudara a comprender a otros, dijo: NO, primero comprende tu propio corazón, y entonces verás el reflejo de los demás en ti.
Le pedí que me enseñara a vivir sin arrepentimientos, respondió: NO, aprende de cada paso y camina hacia adelante; el pasado es solo una parte de tu crecimiento. Finalmente, le pedí al Gran Espíritu que me mostrara cómo amar y comprender la vida en todas sus formas, dijo: al fin lo comprendes; vive con gratitud, honra cada instante, y ama a cada ser, comenzando por ti mismo. Solo así podrás abrazar la totalidad de la vida día a día.
Namaste.
