Por supuesto que todo lo que cuentan sobre el extinto Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) es cierto, sin duda más lo que se les escapa, com
Por supuesto que todo lo que cuentan sobre el extinto Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) es cierto, sin duda más lo que se les escapa, como aquel funcionario de Protección Civil en Sonora que se quedó con toda la ropa que le fue donada para llevarla a los damnificados. Ah, pero porqué el señor las iba a llevar a entregar a los perjudicados si eran prendas de muy buena calidad, casi nuevas, mejor se las llevó a su casa y cada que aparecían amigos y familiares les ofrecía que pasaran al cuarto donde tenía todo colgado en ganchos.
La señora que me contó esta historia, tiene su buena empresa, su familia cuenta con mucha riqueza, así que no tenía ninguna necesidad de recibir ropa usada, capaz que hasta asco le dio tocar esas piezas que alguien más ya las había utilizado, así que respondió no gracias. Cada vez que viene el tema de los puntos de acopio que instala el gobierno para que los ciudadanos lleven sus donaciones, en cada desastre en el país, es imposible no recordar que no hay ninguna certeza de que esos bienes llegarán a los damnificados. Imposible.
Pero ahora el gobierno federal -curioso- trae la campaña de despedazar el Fonden, que además es tiempo desperdiciado, hablar de lo que no existe. Si era la peor bazofia, con excremento arriba, qué viene al caso, si en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador lo desaparecieron, por si eso no fuera suficiente para las tirrias desde palacio nacional, el último director de ese fideicomiso, se hizo del partido oficial y ahora es un orgulloso diputado de Morena. Yupi, los iguales se juntan.
Por qué le dedican tiempo a hablar de la porquería que fue, le dan importancia a un extinto Fonden, que, por supuesto que operaron con las patas los gobernantes, con opacidad, discrecionalidad, excesiva burocracia, sí, pero ya no existe más, entonces para qué hablar del pasado. Ah, claro es que, si no tienen porquería que vomitar contra todo lo que se hizo antes de 2018, de que hablaría Claudia Sheinbaum, ni modo que del saqueo monumental ocurrido en el sexenio pasado.
Pero además las lluvias apoteósicas que golpearon 5 estados de la República, trajeron una dura y pavorosa realidad: no hay dinero para sacar a los ciudadanos de los ríos de lodo en que quedaron anegados. Por si eso no fuera suficiente el barro que inundó cientos de comunidades, vino a descubrir, a desnudar la pobreza extrema que padece el pueblo mexicano.
Todos los discursos, la costosa publicidad, el rollo demagógico de todas las mañaneras desde hace siete años ¿en qué quedó? Todo ha sido una mentira, las lluvias y los muertos -que se han dejado de contar mejor-. Además de los miles que se quedaron sin vivienda, luego que estas fueron arrasadas por el agua. Es un escenario dantesco.
Cuál es la realidad después de la desaparición del Fonden, que ya no hay obligación del gobierno federal de mandar recursos económicos especiales por situaciones de desastres naturales, ahora toda la responsabilidad queda en manos de los alcaldes, los que están en la ruina porque desde hace 7 años dejaron de recibir dineros que en el pasado existieron.
Desde 2018 López Obrador les hizo “manita de cochi» a los gobernadores de todo el país para que se quedaran calladitos, porque ya no les enviaría las participaciones federales, que eran parte esencial de las colaboraciones entre los tres niveles de gobierno. Nada, se acabó el asunto y solo 2 titulares del poder ejecutivo, se declararon en rebeldía. La mayoría hicieron mutis y ahora gozan de cabal salud en posiciones privilegiadas dentro del gobierno de Morena.
Pueden decir misa, lo que no reconocerán es que ahora no hay recursos para auxiliar a los damnificados por los desastres, no tienen un solo centavo y para colmo salen a pedir el apoyo ciudadano, el que, por supuesto llega hasta los puntos de colecta a dejar víveres, agua embotellada la misma que estoy segura que si llega a los afectados, será con etiquetas del gobierno federal, como si se hubieran adquirido con dinero público.
En otros asuntos, qué forma de destruir el panteón del Sahuaro. Desde hace más de 6 años que decidieron vender más tumbas de las que se podían y para ello redujeron las calles a nada. Apenas si cabe un vehículo por esos diminutos espacios. Es obvio que al querer dar vuelta en las esquinas se trepan a las tumbas, causan severos estragos en las mismas, por ello los dueños de esas parcelas se dieron a la tarea de colocar unos tubos gruesos a manera de protectores para impedir la circulación encima.
Para colmo otras de esas mini calles fueron bloqueadas, si se ingresa a una de esas vialidades al querer salir no habrá de otra manera que hacerlo en reversa y si hay más de un vehículo ahí, habrá que esperar a que desocupen la arteria para poder emerger.
La ruindad del ayuntamiento se ve, se palpa en ese sitio cada vez más inseguro e inhóspito, pues si pues, si donde los vivos se pueden defender o por lo menos intentarlo, ya se sabe el desastre mayúsculo que hay, en los cementerios quien va a velar porque se mantenga la paz que esos seres que han transitado de este plano astral se merecen ¡Nadie! Alrededor de la tumba a la que acudimos el pasado miércoles, apenas quedan puertas de metal, de los cercos que los familiares gastaron para colocar y proteger las tumbas. Arrasan con todo lo que pueden vender.
Es una tragedia en lo que se ha convertido el panteón del Sahuaro, destruido por la codicia del gobierno, por vender lotes donde ya no había espacio y la delincuencia que ha tomado ese lugar como su sitio favorito donde se puede apoderar de todo lo que les sirva de las tumbas con todo el tiempo a su favor, al amparo de la indiferencia gubernamental y al comercio ilícito de quien compra los bienes que los malandros ahí sustraen ¿Alguien a cargo? Parece que sí y son más malas noticias.

