Veo la información publicada de una bebé de 5 días de nacida que murió en Nogales, a la que no pudo salvar la asistencia médica, en resumen, esos son
Veo la información publicada de una bebé de 5 días de nacida que murió en Nogales, a la que no pudo salvar la asistencia médica, en resumen, esos son los hechos, lo que alucina son todos los juicios de valoración que subyacen en el texto: “habrá una investigación exhaustiva; la policía municipal fue avisada y llegaron al nosocomio a recabar datos”. La madre en el duelo y ahora tiene que lidiar con las sospechas de que es la responsable del fallecimiento de su criatura, la que fue prematura ya que nació a las 34 semanas, que igual no es mucho el riesgo.
Sé aseguró en el texto de la nota que “toda la sociedad de Nogales se encuentra sacudida” por la tragedia ¿por la muerte de una bebé de 5 días? Que sensibilidad de la comunidad fronteriza y que capacidad del reportero para saber qué porcentaje de la comunidad se dolió de esa tragedia. El aseguró que: toda. Aquí lo que hay es una mezcolanza de prejuicios, de misoginia, machismo y una acusación subyacente de que la madre es la responsable de lo ocurrido al infante.
Estamos tan jodidamente llenos de prejuicios, en modo ofendidos por todo y por nada. Se juzga, se califica en una nota informativa, sin que este género periodístico se preste para ello. Lo único que debe aparecer en dicho texto son las respuestas de ¿quién? ¿cómo? ¿cuándo? Y ¿dónde? Bebe falleció, en horas de la madrugada, se presume -no ha habido autopsia- que fue broncoaspiración.
Pensé que había sido la policía municipal a través de su boletín de prensa, donde se habían soltado las greñas a propósito y habían inferido las acusaciones o sospechas en contra de la madre de apenas 24 años, pero busqué la nota en otros medios de comunicación y no, el dolo es un asunto de una persona a la que le dejan hacer especulaciones molestas e innecesarias. En algún lugar los sensores de la moral aparecen, saltan al ruedo, hay que ubicarlos y detenerlos en sus actos de destrucción en contra de las mujeres, porque ahí va el dolo, que luego causa mayores estragos que una noticia maliciosa.
No pensó ni por asomo el reportero en el dolor, el trauma, la fatiga de las 34 semanas -lo normal son 36 semanas en adelante para el parto- luego la labor y mayor sufrimiento para parir y que en unos cuantos días todo ese esfuerzo quede reducido a nada, porque la criatura no sobrevivió. Es un duelo que perseguirá a esta dama por toda su vida, que le afectará incluso para embarazarse de nuevo. Por eso es que molesta que, ante una fatalidad como esta, se pretenda inducir culpas. Para qué pues.
Hace dos décadas -o casi- encontré a un abogado joven, en los tiempos de espera de los hijos a las afueras de un plantel educativo, un día de la nada me soltó el tema: que el asesinato y desaparición de mujeres dedicadas al trabajo sexual, que ocurría en Hermosillo en ese momento, tenía que ver con la trata de personas, con la explotación infantil y cuando la cosa se puso buena fue que se sulfuró el litigante y acusó de entreguismo a los medios de comunicación por no hablar del tema. Escogió mal a quien echarle encima la carga de sus dichos, porque rápido lo atajé y le dije quiero hablar de ese asunto y fui más allá, lo invité a ir otro día a la radio, para dar a conocer semejante catástrofe.
Se quedó serio, empezó a bajar la voz y su emoción que lo había llevado a acusar a los equivocados, porque si ocurre la trata de blancas, prostitución infantil y todas esas calamidades -que sí existen en las ciudades y hasta en comisarías densamente pobladas- pues hay que tener el valor civil de hacer las denuncias correspondientes, pero el informante se me desinfló. Empezó a cantinflear, no lo que digo es que investiguen, que busquen a esas bandas de criminales, porque funcionan aquí.
Volví a la carga e insistí en que creía que tenía toda la razón, pero que necesitaba testigos de esos hechos para señalarlos y exigir a las autoridades su actuación para detener a esas hampas. Pues nada más que el hombre “valiente” que exigía a los otros dar un paso al frente y denunciarlos hechos. Suponer que ocurren desgracias no es lo mismo que tener las pruebas en la mano y nada, que el abogadito no solo se quedó mudo, sino que me empezó a sacar la vuelta. Se quedaba lo más lejos que podía del plantel educativo, ya no nomás de mí.
Esas sospechas vuelven, luego de la detención de 2 personas y la liberación de diez menores y tres adultos en cautiverio en una vivienda en la colonia Adolfo López Mateo. La fiscalía estatal dice que hicieron un cateo por la presunta comisión del delito de trata de personas. Pero contrario a la creencia que estos menores son usados para prostitución infantil y todas las barbaridades que de ello emana, a no, que a estos los mandaban a mendigar a las calles, con sus cartelones respectivos, aduciendo su condición de pobreza.
Las criaturas son originarias del estado de Chiapas y los dos detenidos, un hombre y una mujer, tenían en su poder actas de nacimiento. Como siempre hay docenas de interrogantes, pero más aún la duda extrema ¿para eso cruzaron todo el país, con esa decena de niños, para usarlas en la mendicidad? No lo puedo creer y no menos importante ¿Los trajeron de a uno por uno o todos en un solo viaje? Porque si movían a todo el grupo y a ninguna pinche autoridad le llamó la atención el contingente, queda claro porque de la impunidad y por qué nunca encuentran a cientos de niños desaparecidos el país.
¿Pero cómo? También en la Guardia Nacional cometen feminicidios, por supuesto que sí además a decir de la familia de la víctima hubo acoso sexual, antes de asesinarla. El poder inusitado que acumularon las milicias va desde lo económico, político con una protección gubernamental gigante, para hacer cuanto les dé la gana. Además, su poder quedó intacto, gracias al presidente emérito, que no está, pero sí está. Ahora quieren hacer creer que se trató de un accidente. Es que mienten como respiran.
Sin vida “fue encontrada” la oficial Stephany Carmona Rojas, de 19 años, al interior del 51 Batallón en Acapulco, Guerrero. Originaria de Ajalpan, Puebla, la joven ingresó recientemente a la corporación y fue víctima de feminicidio dentro de un recinto militar en donde ella debía contar con todas las garantías sobre su seguridad y sobrevivencia. Los hechos, el martes 15 de octubre, según versiones iniciales, fueron en prácticas de tiro. Luego, el dictamen pericial confirmó que tenía dos disparos en la cabeza, contradiciendo la versión de un “homicidio imprudencial”.
Familiares de Stephany exigen una investigación exhaustiva y el castigo a los responsables. El principal sospechoso es un sargento de la Guardia Nacional, identificado como Yair Manuel Ramírez de la Cruz, quien huyó tras el ataque. Los peligros crecen y la sociedad solo recibe excusas y pretextos ¿será que eso se merecen?