Toda una vida en la lucha para poder tener suficiente voz, costara lo que costara y las facturas, hay que reconocer fueron muy severas, grotescas y en
Toda una vida en la lucha para poder tener suficiente voz, costara lo que costara y las facturas, hay que reconocer fueron muy severas, grotescas y en todas ellas sin excepción tenía que estar el gobierno detrás, al frente y a un lado. Además, con la ayuda de un ejecutor que hacía las veces de verdugo en mi contra. Como si fuer ayer, recuerdo a un periodista que se paró frente a mí para anunciarme que decían los dueños de la radio que me acababan de contratar, que lo incluyera a él, para conducir mi programa de noticias.
Al tipo lo conocía desde hacía rato, algunas veces coincidimos en una cafetería y la conversación era amistosa, cercana, hasta que le ordenaron de palacio de gobierno que se metiera en mi proyecto profesional, que en ese momento en el año 2001 se veía espléndido. Hasta que el espécimen se me paró enfrente, para decirme que decían mis nuevos patrones, que lo incluyera porque sería conductor de mi programa de noticias.
De principio me heló la sangre, el individuo me caía bien, era gracioso, hacía bromas pesadas a gente de los medios de comunicación, pero nunca se me había cruzado en mi camino y menos quererme acosar en mi trabajo. La amenaza fue: agrégame a tu programa y si no aceptas va a haber un corredero de gente -directivos- en la empresa. Apenas tenía unos cuantos días de llegada a esa firma, obvio que le creí y no me quedó de otra que dejarlo entrar sí, pero bajo mis condiciones.
Aproveché una reunión con el gerente de operaciones para preguntarle por esa orden y la amenaza incluida de los dueños de la radio, el funcionario se quedó anonadado cuando escuchó la versión perversa y negó tal cosa. Luego me preguntó gracias a Dios qué quería hacer. Respondí que, si quería entrar en mi programa para golpearme, es decir darme la contra en mis opiniones, no le daría la más mínima oportunidad. Así que, si quería entrometerse en lo mío, le daría una lección.
Pedí que le hicieran vestidos (cortinillas que anuncian la participación de alguien) de entrada y salida, unos 3 minutos cuando mucho, mientras yo iba a servirme una deliciosa taza de café. Ni siquiera estaba presente cuando el imbécil hacía su “verborrea”, a favor del gobierno, que era su patrón y quien me lo había mandado echar encima. Creo que no duró ni tres meses. Las mujeres hemos dado enormes batallas para ser, para estar, para hacernos oír. Nadie nos ha regalado nada y ahora vienen unas individuas, que se creen hechas de porcelana, que nadie sabe quiénes son, pero exigen ¿tratos de divas? Para colmo al pueblo de Sonora le sirven para maldita sea la cosa.
Expuse mi pellejo para darle voz a otras mujeres y que estas defendieran sus propósitos, sus principios, sus organizaciones que lideraban, a una hasta del hambre la ayudé a salir -no hubo jamás reciprocidad de estas, pero ahí está mi lucha-. Una vez una señora se me acercó a contarme sobre la bella disciplina del Tai chi. Compré su idea de invitar a la gente a un grupo que ya trabajaba a fuera, del Parque Infantil. Llegaron docenas de clientes, gracias a mí, había una cuota de 50 pesos, aquello fue un éxito. Cosas que me llenan de orgullo por lo que pudieron aprender quienes acudieron.
Luego un día la misma mujer me invitó a la práctica de Taichi que ella impartiría en un gimnasio sobre el boulevard Morelos. Como era en una empresa el costo era importante, pero igual yo fui con la confianza que conocía a la instructora y no lo van a creer, la misma a la que tanto ayudé, me hizo la vida imposible. Me humillaba delante de las otras clientas, hasta que un día me largué. Cosas de la vida, bendito Dios que yo sigo aquí y ella a los tres años de su infamia, murió de muy dolorosa manera.
Entonces que venga una fulana a querer enseñar en Sonora qué se puede decir y que no en las redes sociales, a destruir las libertades que tanto trabajo, sangre, sudor y lágrimas ha costado conquistar y para colmo que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) sea su brazo armado, represor. Sí es el mismo órgano, que rechazó denuncias en contra del partido oficial actual, igual jamás actúo contra actos de mapacherías, en tiempo de elecciones.
Ahora resulta que son vigilantes de que nadie toque ni con el pétalo de una rosa a la realeza morenista y así debieron hacerlo también cuando gobernaban fulanos de otras siglas partidistas. Lo increíble es que se trata del mismo organismo que desechó demandas interpuestas en contra de partidos políticos, que en procesos electorales hacían uso de todas sus leperadas para acarrear gente, a cambio de su torta y su refresco; la misma institución que acaba de mandar a la porra las denuncias por el uso de “acordeones” en el evidente fraude en la elección de los nuevos funcionarios judiciales.
El TEPJF, que bajo la dirección de una mujer sí, Mónica Soto, se negaron a crear una carpeta de investigación contra Morena y funcionarios públicos por descarada y cínicamente elaborar y distribuir “acordeones” durante la elección judicial del 1 de junio. La denuncia fue interpuesta por la asociación civil Proyecto y Justicia Común. Pero hace rato que se sabe que fueron cooptados y se volvieron guindas, al servicio del partido en el poder.
Hace días que la hermosillense Karla Estrella cumple la sanción que le impuso el TEPJF luego que en su cuenta X escribió: “Así estaría el berrinche de Sergio Gutiérrez Luna para que incluyeran a su esposa, que tuvieron que desmadrar las fórmulas para darle una candidatura. Cero pruebas y cero dudas”. Entonces fue demandada por la diputada del PT, a quien hacía alusión y el Instituto Nacional Electoral (INE) le ordenó eliminar el comentario, acató la indicación. Luego fue notificada sobre otro proceso sancionador.
Estrella fue acusada de ejercer violencia política de género, por lo que durante 30 días, a partir del 12 de julio de este año, comenzaron las disculpas públicas en dicha red social. El mensaje echo con las patas, pero que fue sentenciada a publicar: «Te pido una disculpa, DATO PROTEGIDO, por el mensaje que estuvo cargado de violencia simbólica, psicológica, por interpósita persona, digital, mediática y análoga, así como de discriminación, basado en estereotipos de género. Esto perjudicó tus derechos político-electorales porque minimizó tus capacidades y trayectoria política”.
La clase política sabe perfectamente bien quien iba derecho a esa diputación federal, se la quitaron porque hubo influencias maritales ¿con qué cara niegan lo obvio? Y Alfonso Durazo como en todo, ausente de los abusos que cometen los militantes de su partido, ni en eso ni en nada, mete un dedo para defender a la ciudadana embestida por los suyos. Son tal para cual.

