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El árbol familiar también se poda.

A veces crecemos creyendo que la familia se tolera porque es sangre. Pero la verdad es que ni la sangre da derecho a herir, humillar o maltratar.

Si se apodera…
Una tercera persona no es responsable de una infidelidad
Vivir como las flores.

A veces crecemos creyendo que la familia se tolera porque es sangre.
Pero la verdad es que ni la sangre da derecho a herir, humillar o maltratar.

No tienes que aguantar gritos, desprecios, burlas o chantajes emocionales solo porque vienen de un hermano, un padre o una tía.

Hay ramas del árbol familiar que no dan frutos, solo sombras y espinas.

Y ¿sabes qué? Está bien podar. Está bien alejarse para sanar. Está bien poner límites, aunque duela.
Está bien decir: hasta aquí.

Familia no es quien comparte tu apellido.

Familia es quien respeta tu paz, quien celebra tus logros, quien no compite contigo, quien no te hiere cada vez que hablas.

No le debes tu salud mental a nadie.

Ni siquiera a quienes te vieron crecer.

Si alguien de tu familia te menosprecia, te hace sentir poca cosa o no respeta tu proceso, tal vez no merezca seguir ocupando espacio en tu corazón.

No es odio.

No es rencor.

Es amor propio. Y eso también se hereda.