El domingo pasado se celebraron las dichosas “elecciones” para ministros, jueces y magistrados, etcétera, del nuevo “poder judicial”, en ellas se most
El domingo pasado se celebraron las dichosas “elecciones” para ministros, jueces y magistrados, etcétera, del nuevo “poder judicial”, en ellas se mostró al ex presidente López Obrador, salir de su retiro físico, luego de la culminación de su sexenio en medio de un operativo militar de altos niveles. Siempre digo que un gobernante o ex, rodeado de policías fuertemente armados, dan un claro mensaje clarito de cómo se encuentra el territorio mexicano en materia de seguridad, lo que nadie ocupa que se le explique, porque algo sabe de lo que ocurre.
Bueno pues el señor que, además a una calle de su multimillonaria finca, tiene un cuartel de la guardia nacional, salió a votar el domingo con tremendo operativo castrense ¿será miedo real del fulano de que le toquen un pelo? Pero si no dijo miles de veces que el país estaba en paz, que todo era escándalo y mentiras de la derecha, del Prian y de la prensa corrupta. Aló ¿Qué pasó, siempre si hay peligros en las calles, en las ciudades? Y con recursos federales, fuera de toda norma, cuidan al tótem de Morena.
Pero el asunto más interesante del control férreo que ha instalado en el país el gobierno y su partido oficial, es con respecto al hijo menor de López Obrador, quien concurrió a votar el pasado domingo y apenas una foto de espaldas, quien con la elección judicial estrenó su credencial de elector con sus 18 años cumplidos ¿Qué fue lo que pasó que evitó que hubiera cientos de imágenes del joven? Acompañado de su madre, Beatriz Gutiérrez, ambos acudieron a las urnas, protegidos y amparados por ¡no se qué cosa! Pero si es digno de mirar dos veces el fenómeno de la intervención del Estado para someter a los medios, vía contratos de publicidad o solo miedo a quedar mal con la nueva realeza o a ¿cometer algún error al publicar una foto de los príncipes?
Como parte de la clase trabajadora, nunca supe qué era el sistema judicial anterior, que no fueran anécdotas de lo malo, malísimo que trataban a la ciudadanía. Era pésimo, racista e indiferente el servicio, la atención que recibían las víctimas de un delito y que querían acceso al juez que llevaba sus casos era para que los vejaran y maltrataran. Te hacían sentir que valías pedazo de porquería. Así que ahora que llegarán los elegidos por el partido gobernante, solo diré que el nuevo no resolverá las injusticias actuales ni construirá una ley igualitaria, porque en ellos, solo habrá subordinación a palacio nacional o a los reyezuelos de las regiones del país.
Es literal el aniquilamiento del Estado de derecho, cierto que nunca hubo un buen sistema de administración, procuración y aplicación de la ley bueno, pues con pesar hay que reconocer que ahora mucho menos. Esto es solo el camino a la incertidumbre jurídica, que pone en riesgo las libertades.
En este otro asunto ¿qué parte creer? ¿Cuál dejarla solo ahí al ladito? Después de tanto tiempo, de manoseos de un gobierno y luego otro y resulta que vienen y avisan que harán pagar al grupo México las desgracias cometidas en contra de los sonorenses por el derrame de miles de metros cúbicos de sus desechos, a las aguas del rio Sonora. El reclamo es por daños que alcanzan los 20 mil millones de pesos, aseguran las principales víctimas.
La secretaria de Medio Ambiente, Alicia Bárcena en visita a Sonora la llevaron a pasear al parque la Sauceda, es lo único que hay en Hermosillo, que enseñar -que poca vergüenza-, pero ella vino a revisar el tamaño de costos que significaría aplicar un plan de remediación en el río Sonora y en los municipios mayormente afectados. Que luego entonces harán un convenio con el grupo México, el mismo que deben aprobar las comunidades afectadas.
«El objetivo es retomar las obligaciones de la empresa para poder limpiar, garantizar que se mantenga la limpieza, dar seguimiento a las enfermedades de la población, tener todas las plantas potabilizadoras». Bárcena agregó que se trabaja en la región con tres objetivos: Garantizar la salud de las personas, Construir plantas potabilizadoras y Realizar el dragado de materiales tóxicos, para desecharlos y aislarlos.
La auditoría -si es que se puede llamar así- que hace la Semarnat debería incluir la mortalidad en la zona y qué enfermedades fueron las que se dispararon, cuántos fallecimientos ocurrieron desde el momento en que ocurrió el descubrimiento de los derrames. Un comparativo entre antes del 2014 y 11 años después. Ahí también incluye daños, por las morbilidades si es que se presentaron.
Nada más vital, en estas horas de oscuridad, de mentiras, de falsedades vendidas como certezas, que el gobierno federal informe a los sonorenses si esos derrames del grupo México son frecuentes y constantes. Vamos que es un asunto de todos los días, solo que en esa ocasión se excedieron “poquito” con los venenos tirados al río y los descubrieron ¿Será posible?

