¿Qué hace falta para que el gobierno actúe y proteja a los civiles?

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¿Qué hace falta para que el gobierno actúe y proteja a los civiles?

Un día es en Guerrero, en Michoacán, en Chiapas o en Sinaloa, donde los civiles quedan rehenes de las balaceras. En todos esos estados dicen que gobie

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Un día es en Guerrero, en Michoacán, en Chiapas o en Sinaloa, donde los civiles quedan rehenes de las balaceras. En todos esos estados dicen que gobierna Morena, pero no se hacen notar los que están a cargo y la crudeza de lo que viven los ciudadanos es de terror puro. Tal es el caso de una comunidad que se localizan a 7 horas de la capital, Chilpancingo. Es doloroso de ver y reconocer el grave riesgo que enfrentan las familias al ser acosados por grupos criminales. Aterrados de miedo hacen videos que publican en redes para pedir auxilio de quienes cobran por velar por sus vidas.

Con el llanto de decenas de niños, como fondo, los habitantes de las Ollas, del municipio de Coyuca de Catalán, Guerrero, piden ayuda porque integrantes de un cártel los tienen rodeados y les quemaron sus casas. “Manden gobierno, porque desde ayer (domingo) estamos rodeados, no podemos salir para nada porque nos disparan”, refiere una mujer. Ahí mismo reportaron el secuestro de dos menores. A esto se suman los vecinos de la comunidad de Zihuaquio, de la misma alcaldía, en las mismas circunstancias.

Que decir de las imágenes desgarradoras de lo ocurrido el martes en Culiacán, Sinaloa donde asesinan a dos primos, de tres que fueron levantados, en la barda trasera de una escuela secundaria, la misma que se encuentra cerca de otro plantel educativo. La balacera ocurrió al medio día justo cuando los padres llegaron por sus hijos. Ese es otro nivel de pánico, cuando tienes contigo lo más sagrado que son las criaturas, a las que se les oye gritar de forma desgarradora.

Hay una afectación emocional tan grande para la infancia mexicana, la que apenas acaba de transitar por la pandemia, que dejó un enorme déficit en la salud mental de toda la población mundial, pero con mayor impacto en niños y adolescentes, la misma que no ha sido tratada por el sector salud en quiebra que se padece en el país. Ahora hay que sumar estas escenas de terror que sufren a diario en cientos de comunidades en el país.

Parte de lo mismo, que, en el mes de mayo, desaparecieron mil 398 seres humanos en México. Otro espectro de la enfermedad mental, de todos los familiares de estas personas, mientras el Estado se enfoca en sus estadísticas. En adornar sus números, compararlos para hacer “magia” y que a su conveniencia parezca que “bajaron” 26 por ciento los homicidios dolosos. La especulación por todo lo alto, es que nada de eso es real, probablemente lo que ocurre es que esconden muy bien los cadáveres y entonces esas personas se acreditan como ilocalizables. No fallecidos.

Maquillan las cifras, para que parezca que hacen mucho, pero la realidad es perra, canija y se ensaña con la información profusa que va y viene a través de distintos canales de comunicación, personas que saben de mujeres asesinadas y reclaman porque no salió en algún medio de comunicación, así que eso confirma las sospechas. Esconden muertos, total que más da. No les importan los vivos, menos los que ya cruzaron al más allá. Doloroso peregrinar el que enfrentarán sus deudos: hijos, padres, hermanos, esposas.

A propósito de manzanas y la fábrica de culpables en que se han convertido las fiscalías lo mismo las estatales que la federal, -al gusto del gobernante en turno-, pues este miércoles, por fin, después de 19 años presa, por una falsa acusación, de ser partícipe de un secuestro, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ordenó la libertad inmediata de Juana Hilda González Lomelí.

La todavía procesada, fue acusada del secuestro de Hugo Alberto Wallace, hijo de Isabel Miranda de Wallace. Este miércoles se le concedió un amparo por violaciones al debido proceso y que las pruebas clave del caso fueron obtenidas mediante tortura. Se espera que en las próximas horas salga en libertad del penal de federal femenil de Morelos, donde se encuentra, luego de permanecer en varias cárceles del país.

Juana Hilda González Lomelí fue detenida por la entonces PGR el 10 de enero de 2006.  De acuerdo con el Instituto Federal de la Defensoría Pública, su confesión fue bajo coacción y tortura psicológica. Hay varios libros sobre este caso, donde se ha mostrado que el hijo de Isabel Miranda nunca fue privado de la libertad, como la señora acusó y se presume que está vivo. Pues ese caso mantiene bajo presos a César Frayre Morales, Brenda Quevedo Cruz, González Lomelí; así como los hermanos Antonio y Alberto Castillo Cruz.

Hasta la fecha se desconoce el paradero de Hugo Alberto, pese a acciones de búsqueda que realizó su madre, principalmente en la zona de Xochimilco. Por estos hechos, los varones permanecen en prisión y Quevedo Cruz en prisión domiciliaria, por los cargos de secuestro, delincuencia organizada y portación de arma. Ojalá que la orden de liberar a González Lomelí cumpla efectos inmediatos.

Soy la persona más ignorante o hasta el último día de mi vida, aspiraré a un trato igualitario, bueno el asunto es que toda la prolongación del boulevard Morelos, la velocidad máxima fijada es de 50 kilómetros por hora, pero ¿solo los civiles tenemos la obligación de respetar la ley de tránsito? Al parecer los mismos agentes que acosan a los automovilistas, resulta que ellos tienen otro reglamento, lo mismo ocurre con los miembros de la Guardia nacional.

Era una multitud de autos que íbamos modositos junto a una patrulla de tránsito el pasado lunes a 50 kilómetros por hora, rigurosa y luego el oficial, le aplastó la chancla y salió zumbando, a 90 0 100 kilómetros por hora y se dio vuelta en U. Los miembros de la guardia nacional lo mismo, hoy perseguí una unidad y nos voló la greña de lo bonito que corrimos. Ya tengo la excusa perfecta me dije: o todos coludos o todos rabones. Suerte que no había nadie extorsionando en esa arteria vehicular. Así que decidan o es parejo para todos o no aplica solo a los civiles.