Entretelones Samuel Valenzuela Desde el pasado domingo por la mañana nos llegaron versiones e indagamos algo sobre la destitución de la Tesore
Entretelones
Samuel Valenzuela
Desde el pasado domingo por la mañana nos llegaron versiones e indagamos algo sobre la destitución de la Tesorera de la secretaría de hacienda del Estado, María Lizbeth Gardner Ortega, sin disponer mayores elementos sobre las causas, aunque, a fin de cuentas, a través de la informalidad de las redes sociales, este martes 3 de junio por la noche se aclaró que no hubo tal destitución.
Tal dinámica mediática durante la jornada de la farsa judicial se prolongó un par de días, en un amasijo de intereses amalgamados más no coincidentes en torno al guango resultado de la elección dominical y el aparente encontronazo tribal en las filas de MORENA, partidos rémoras y la misma estructura de la administración del gobernador Alfonso Durazo Montaño, a quien, según algunos, le crecieron los enanos.
Pero como diría el descuartizador, vamos por partes y la más importante es la incomprensible renuncia de Daniel Humberto Acedo Fimbres a la candidatura Tribunal de Disciplina Judicial a las siete quince de la mañana, según el sello de la oficialía de partes del IEES, y un par de horas después aparecer sonriente y con gesto de triunfador ejerciendo el voto y luego más tarde saber que fue el más votado de las y los aspirantes a dichas posiciones.
Obvio no se sabía de su anticipada renuncia, ya que la entregada la mantuvo bajo llave el inefable titular del IEES hasta el medio día del martes, en el marco del citado amasijo de rumores, versiones, corralitos, sectas, intereses no comunes entre el morenismo, a partir de que al parecer cada liderazgo tocó el acordeón afinado de forma distinta, resultando en una rolita dominical muy desentonada.
En ese vamos por partes, hasta el martes nos enteramos que Gardner Ortega es esposa de Acedo Fimbres y a partir de ahí se tejieron un altero así de hipótesis sobre su renuncia el mismo día de la jornada electoral a una candidatura que resultó ganadora, remarcando la pertenencia de ambos a la caballeriza de la titular de la Sagarhpa estatal, Célida López Cárdenas, como integrantes del gabinete municipal 2018-2021, y tales rumores se llevaron entre las patas al titular de Becas, Manuel Cáñez, a quien también supuestamente, le habían dedicado las golondrinas.
En este merequetengue, lo único confirmado es que Acedo Fimbres renunció a su candidatura; los votos que obtuvo serán declarados nulos o inválidos y su lugar en el Tribunal de Disciplina Judicial será ocupado por Miguel Ángel Fierro Villicana, quedando en nada lo de las destituciones de Gardner Ortega, el “Manu” y la López Cárdenas, a quien se le señala como la caponera del equipo que perpetró el desaguisado de impulsar una candidatura ajena al interés del meramente.
En fin, sería por demás abusivo emprenderla contra quienes bordaron sobre las presuntas destituciones de referencia, ya que Opinólogos y comentócratas del rumbo, no hubiéramos tenido materia sobre cual elucubrar si el muchacho pupilo de la Célida no hubiera renunciado de forma tan incomprensible; si por un par de días se hubiera mantenido en secreto dicha renuncia, y desde adentro de gabinete no se hubiera filtrado información sobre ajustes de Durazo Montaño en su gabinete legal y ampliado.
En esto tan parecido a un chiquero político, se agrega la hazaña de Ana Patricia Briceño Torres, a quien ya se le está acomodando el remoquete de la “Magistrada Comadre” del Supremo Tribunal de Justicia del Estado y en condiciones de disputar la presidencia del Poder Judicial de Sonora a Rafael Acuña Griego, luego de captar el 50 por ciento de los votos emitidos en esta entidad el domingo pasado.
Inédito e histórico el resultado en dicha elección logrado por los bien pagados operadores de su compadre Sergio Gutiérrez Luna y su comadre Diana Karina Barreras, ambos con acceso a recursos de la cámara de diputados y fue tan bueno ese operativo fraudulento que hasta se les pasó la mano, aunque a lo mejor lo perpetraron con la aquiescencia de quien manda en estas tierras y por ello no habrá consecuencias y además, el acordeonaje que respaldó a la borriquita en cuestión, evitó que la participación ciudadana en esta entidad el domingo pasado fuera más baja que el 9 por ciento.
Y para complementar ese amasijo de intereses en el democrático proceso electoral para que los mexicanos decidiéramos quienes serán los responsables de impartir la justicia, está el caso de la otra magistrada electa Violeta Ybarra Escalante, unida, dicho sea de paso con Ana Patricia, por el hilo conductor de la ignorancia del derecho, con la carga de pertenecer a la caballeriza del empresario Ricardo Mazón Lizárraga, de acuerdo con pormenorizada relatoría que nos hicieron llegar.
Con limitaciones intelectuales similares a la Magistrada Comadre, Ybarra Escalante es cuñada de Francisco Javier Andrade Urías, magistrado electo del Tribunal Regional de Circuito y su padre Carlos Ybarra y a la vez suegro de Andrade Urías, es socio en el despacho de abogados del expresidente del Poder Judicial de la entidad, Francisco Gutiérrez Rodríguez.
Como bien se sabe, Gutiérrez Rodríguez es de la cuadra de Mazón Lizárraga y encumbrarlo en el STJE fue una de las concesiones otorgadas al poderoso empresario por la entonces gobernadora Claudia Pavlovich, y en lo que a este reportero respecta, hizo buena chamba hasta su jubilación en el servicio público para entregar los bártulos a Acuña Griego el 2021, quedando la incógnita si en el caso de la elección de Violeta y Francisco Javier ¿perdió el oficialismo?
Como decíamos, este es un amasijo de intereses, a veces coincidentes, otras veces confrontados, pero independientemente de traiciones, conductas ladinas o lambisconerías, para nada distrae una realidad indubitable: el fracaso monumental de la farsa judicial en México y particularmente en Sonora; la escuálida capacidad de convocatoria del oficialismo y el histórico desaire popular a un ejercicio viciado de origen.
Entre otras cosas, ignoramos si el gobernador Durazo Montaño conoce los entresijos anotados en párrafos anteriores o si los sabe, obvio dejó cancha libre quizás esperando sacarlos del cuadro a punta de votos y al no lograrlo, pues ni modo, con la variante de Acedo Fimbres, con quien según enterados no cupo “el ni modo” y aplicó el rigor.
En todo esto, bien por el secretario de Gobierno Adolfo Salazar Razo, ya que igual que en el proceso de renovación en la rectoría de la Universidad de Sonora, en las distintas etapas del proceso culminado el pasado domingo, se mantuvo exclusivamente atento a las cuestiones de gobernabilidad y tan-tan.
Y respecto a la polémica entre el grupo de Danza Contemporánea Antares y la titular del Instituto Sonorense de Cultura, Beatriz Guadalupe Aldaco, al menos ya hay una justificación para simular que no se trata de un desalojo del emblemático colectivo dancístico, sino que se tendrán que sujetar a un esquema de tiempo compartido y calendarizado “para asegurar el acceso equitativo de todos los grupos artísticos”, lo cual nos dicen ya venía ocurriendo sin necesidad de aspavientos oficialistas.
Lupita Aldaco es de arrebatos y ya veremos sin en este caso le va igual cuando trató de desalojar sin lograrlo, a personal del INAH del Museo de Culturas Populares, ahí a un costado de la Plaza Bicentenario, intemperancia quizás motivada por el éxito que obtuvo cuando de forma abusiva desalojó de las instalaciones de la Casa de la Cultura al Centro de Educación Artística (CEDART) «José Eduardo Pierson» después de operar ahí más de 40 años.
El CEDART es una escuela de educación media superior del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura y ofrece un bachillerato de arte y humanidades y ahora opera allá remontada detrás de la Plaza Sendero y a lo mejor la señora Aldaco tiene fobia a que instalaciones o edificios del gobierno de Sonora sean utilizados por instancias de orden federal.
En el caso de su fobia contra Antares, a lo mejor es porque en un reciente encuentro nacional organizado por el grupo sonorense, no se le brindó la pleitesía correspondiente.