Hace unos 20 años, que se han denunciado los ataques de la policía en contra de los transportes de carga con destino a la frontera. En una ocasión, sí
Hace unos 20 años, que se han denunciado los ataques de la policía en contra de los transportes de carga con destino a la frontera. En una ocasión, sí de plano se juntaron los dramas, luego que un productor de hortalizas de la Costa de Hermosillo, habló por teléfono con una periodista, -que le alegraba el ojo al viejo lépero- de tan emocionado estaba, que no se dio cuenta que la charla estaba en altoparlante así que era escuchada por una decena de reporteros. La denuncia: la extorsión que padecían en Nogales.
La policía municipal de Nogales tenía instalado su “negocio propio”, un retén en la entrada de esa comunidad y detenían a rajatabla todo camión que llegara, en aquellos entonces el moche era de 350 pesos, si lo multiplican por los miles de unidades que llegan a la frontera, madre del Verbo son sumas millonarias las que se llevaba la corporación. Ahora el punto es qué se hacía con ese dinero ¿iba directo a la tesorería? Es chiste, rían un poco.
Ávidos de noticias los reporteros hicimos lo nuestro hacer la nota sobre semejante descaro de la policía por el abuso que se cometía, pero no van a creer que cuando el productor se dio cuenta que la información era un escándalo en todo el estado, enloqueció. Un día acudió a la secretaría de fomento agrícola y ahí tan inocentes nos acercamos para saber más del tema, el hombre iracundo reclamó que si porque habíamos manejado el asunto.
Así es la vida del reportero que se cautiva con temas como éste de defender a los millonarios productores agrícolas, sin que los mequetrefes lo pidan. Este señor quería denunciar y que saliera en su periodiquito azul, de toda su confianza y con mi bella amiga, reportera de ese medio. Jamás volví a molestarme de querer entrevistar al personaje, quien unos meses después les cayó el USDA (secretaria de agricultura de Estados Unidos), por las condiciones de hacinamiento en que tenía viviendo a los jornaleros que trabajaban en sus campos. Le prohibieron el acceso a aquel país de su enorme y voluminosa producción de melón.
Se inundó Hermosillo, en todas las esquinas y en unos cuantos pesos vendían bolsas con 6 melones. Yo toda propia pregunté al entonces director de sanidad vegetal, un personaje adorado y muy amable. Oiga no dejaron entrar ese producto a Estados Unidos y aquí se lo come la gente ¿no hay peligro? No te preocupes me dijo, los sonorenses tienen estómago de fierro. Todavía me rio de su respuesta sádica.
Recupero el tema original, del negocio redondo de los retenes que instala la policía municipal, exclusivamente para detener al transporte de carga. Con los antecedentes de que se han reportado en Santa Anna, ahora Hermosillo se suma a esas actividades altamente provechosas ¿para quién? ¿Qué obligación tienen los ayuntamientos con ese giro comercial? Salvo que digan que atienden las indicaciones de que los vehículos no circulen con doble caja, en el caso de los tráileres. O que solo circulen con el número de llantas que establece la normatividad.
Cada vez que vean un camión con mercancía detenido por la policía -de la instancia que sea- piensa que ese moche o mordida que les exigen los oficiales, la verás reflejada en el precio de ese producto, cuando se oferte en el mercado. El dueño de los bienes no lo va a absorber y en un ajuste de costo de producción, ahí se aplica todo lo que implicó mover la carga a lo largo del país y todos los costos de la corrupción que se sufrió.
Así que, si creen que nomás porque sí molesta ver a los transportistas detenidos ahora también en la entrada norte de Hermosillo, falso. Es un asunto de costos de producción y la forma en que se encarecen los alimentos y servicios por esa excesiva corrupción. Y el honro no está para bollos.
En otro asunto da miedo que anuncien con bombo y platillo, que harán un paso a desnivel en el cruce de los bulevares Colosio y Solidaridad, si de algo carece esta ciudad de Hermosillo es de vialidades decentes, así que lo primero que tienen que hacer es diseñar con eficiencia y eficacia las rutas alternas, reales por donde se moverá ese pesado tráfico que circula por ambas arterias.
Entre paréntesis me gustaría que alguien se interesara por terminar la porquería que empezaron para luego dejar tirado y que quedó en nada. Me refiero a la “cosa rara” en el principal crucero de boulevard Rodríguez, Luis Encinas e inicia en la Pino Suárez. Fue anunciada como una obra vehemente que serviría para desfogar el tránsito, quedó en un ejemplo de pésima planeación, desorden financiero ¿y corrupción? No me extrañaría, eso parece más que nada.
No menos importante es ¿por dónde y cómo van a desfogar el tráfico que circula por la calle Luis Donaldo Colosio? Si en un día “normal” es un atascadero que colapsa desde Luis Encinas y luce congestionada a todas horas. En ese punto se cruzan diariamente alrededor de 74 mil vehículos. Mejor que se siente el alcalde, Antonio Astiazarán a supervisar con lupa que el operativo para que salga esa carga vehicular por vías alternas sean reales, no jaladas o basado en falsas creencias, porque pagarán caro el error.

