Frase perfecta para censurar, desde dentro: dice el dueño que no hables de…

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Frase perfecta para censurar, desde dentro: dice el dueño que no hables de…

Estaba en blanco, aquella mañana en que parecía que el hollín se respiraba en todo Hermosillo. Toda información que a esas horas se recibía, la

De todo hablarán, menos de lo urgente: la salud mental del niño
Omisa la CFE y algo de la elección
Miserable en todo sentido la “seguridad” a sonorenses. Una vergüenza
Estaba en blanco, aquella mañana en que parecía que el hollín se respiraba en todo Hermosillo. Toda información que a esas horas se recibía, la reacción era un profundo sollozo. En esa ocasión yo adicta a leer la revista Proceso, la tenía encima de la mesa de trabajo. Esa edición traía en portada una imagen desgarradora de un niño inerte en brazos de un bombero, no se distinguían sus rasgos, por la suciedad que el fuego le había echado encima. Eran horas difíciles, luego del incendio de la guardería ABC.
El directivo aquel tomó la revista, vio la imagen que sintetizaba el drama de las docenas de niños muertos, de los otros muchos heridos y con los ojos anegados de llanto me soltó súbitamente: “perdón Juana María, lo siento mucho. Me invade la culpa”. Enmedio de mis cargas emocionales, no atiné más que a preguntar ¿qué paso? Como niña maltratada ¿Y ahora que hice? La respuesta fue que hacía cuatro años en que hubo serios problemas en la guardería ABC, el personal se rebeló ante tantos abusos que se cometían y se organizaron para defenderse.
Ellas me hicieron llegar la información y tenían mucho miedo de la denuncia, pero había ahí una familiar, así que hice lo que siempre, poner la cara para revelar las arbitrariedades que cometían los dueños de esa estancia en detrimento no solo del personal sino de los niños. La principal razón es que había muy pocas cuidadoras para el volumen de infantes que recibían y luego las hacían responsables de los daños que las propias criaturas se infringían unos contra otros.
Las denuncias eran por alimentos viejos o en mal estado que proporcionaban a los niños, cuando las reglas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es que si frijoles comen son recién cocidos. En la guardería les daban alimentos que habían quedado de días anteriores, congelados.
El peor evento denunciado fue cuando en una sala había solo dos cuidadoras para 30 niños y entre éstos había uno que mordía con brutalidad. Aquello sobrepasaba en todas las formas posible a las únicas personas a cargo. Llegó la hora de la comida y se turnaron las dos mujeres para ir una primero y nada, que cuando menos pensaron escucharon los gritos aterradores de un pequeño al que el salvaje, ya le había hundido sus dientes en la cara, en el cuerpo, en un abrir y cerrar de ojos.
Le causó severas lesiones en la carita y el cuerpecito, eran niños de año y medio, dos. La madre que ha de haber llorado sangre cuando vio el estado de su criatura, fue a la fiscalía estatal a demandar y no se cómo y cuándo los dueños de la guardería mandaron a las pobres cuidadoras a enfrentarse al proceso jurídico ¿Cómo resultaron ellas dos responsables y no el patrón? Fueron los dueños quienes permitieron que dos estuvieran a cargo de ese gran número de niños y para colmo nunca dieron atención a aquellos con condiciones especiales.
Ante tanto abuso las trabajadoras se fueron a huelga, que las asesoraba un sindicato al que recién se habían adherido y lo siguiente que pasó es que las corrieron a todas ¿cómo funcionó la estancia infantil sin personal? Algún padre prestó atención a los hechos que narro o a las denuncias que hacían las cuidadoras de sus hijos. Nadie, absolutamente nadie se molestó en informarse cuál era el problema y/o qué querían esas mujeres, en las que ellos depositaban lo más sagrado que se tenían: sus hijos.
Un día, llegó un personero a decirme que dejara el asunto de la guardería ABC en paz, que decía el dueño, porque además presuntamente uno de los propietarios de la estancia infantil era pariente y esa era razón suficiente para no meterse con él. El miedo no anda en burro, desistí del asunto más que para entonces mi informante que era parte de las paristas ya la habían echado, para que quería buscarle tres pies al gato.
Lo sorprendente es que a pesar de que había empresas periodísticas que le pagaban a empleadas para que grabaran mis programas, hicieran resúmenes o de plano se plagiaran mis notas, el caso ABC no tuvo eco. Apenas si recuerdo una foto publicada del paro laboral en algún medio impreso.
Y llegó el 5 de junio y toda la fatalidad que se sabe -lo que el gobierno ha querido que se sepa-, aparece la prensa nacional y entre ellos la reportera de Proceso a quien la entonces Procuraduría General de Justicia, en manos del infame, Abel Murrieta Gutiérrez le abrió la puerta de par en par, le entregó a la periodista todos los expedientes que obraban al interior de la guardería y lo que yo había denunciado era minúsculo comparado con las infamias que ahí se cometían.
Después de la desnudada que se hizo a nivel nacional de todo lo que ocurría en la estancia infantil, Murrieta Gutiérrez se negó a permitir que esos documentos los conocieran los medios de comunicación sonorenses. Bueno y a pesar de tanta podredumbre el fiscal, al igual que el gobierno estatal aplicaron la máxima juarista: para mis amigos mi amistad, para los enemigos le ley a secas. Jamás aplicaron castigo alguno a los propietarios es más uno de ellos ha seguido en el negocio, como lo hizo genial, el IMSS lo sigue sosteniendo como prestador de servicio.
Traigo todos estos recuerdos a modo de revelar lo que aún palpita dentro de mí, algunas son anécdotas que aún enojan -ya sé que no debería-, otras solo evidencian, que hice lo que pude con lo que tenía. Al final fue la guardería ABC y el silencio que ordenó desde palacio, el nefasto de nefastos y corrupto cada vez que respira, Guillermo Padrés Elías, quien terminaría de descarrilar mi proyecto profesional, con la colaboración de muchos. Era el primer aniversario luctuoso y el panista ordenó silencio a los medios y yo me pensé: que más hay que decir sobre esto si ya se dijo todo. Una vez más me equivoqué y pagué cara mi osadía.
Lo último que me interesa es que crean que mi ego protagónico pretende lucrar con la desgracia de la guardería, esa es franquicia de los padres, de nadie más.
En otro asunto, me encanta la preocupación que tienen por la elección en Estados Unidos, por Dios ¿para que se afligen? Digo, no se puede hacer nada en el estado totalitario que se crearon los de Morena a estas horas, que más da quien gane o pierda allá. Los enemigos de los mexicanos han estado siempre en este país. Nadie puede hacerle más daño a esta nación que los gobernantes en turno y a las pruebas me remito.