Washington, DC.– Hace aproximadamente un año, Joaquín “El Chapo” Guzmán, el célebre narcotraficante mexicano, envió una carta a México por medio de su
Washington, DC.– Hace aproximadamente un año, Joaquín “El Chapo” Guzmán, el célebre narcotraficante mexicano, envió una carta a México por medio de sus abogados. La misiva, dirigida a su hijo Joaquín Guzmán López, contenía una sorprendente orden: “Tú ya sabes quiénes son los objetivos. Ya sabes qué hay que hacer”, instruyó El Chapo, según confirmaron a Proceso dos fuentes del gobierno estadounidense y miembros de la familia Zambada.
Lo que aparentemente demandaba El Chapo era secuestrar a su compadre y otrora aliado, Ismael “El Mayo” Zambada, para entregarlo a las autoridades estadounidenses a cambio de beneficios para sus hijos Joaquín y Ovidio Guzmán López. Esta compleja maniobra fue una estrategia meticulosamente calculada: El Chapo buscaba que su hijo Joaquín, quien enfrenta menos cargos en EE.UU., negociara una reducción en su sentencia y, en un golpe de efecto, asegurar la liberación de Ovidio, quien permanece tras las rejas en Estados Unidos.
Un plan osado
La operación requería de un peso pesado que la justicia estadounidense valorara, y el Mayo Zambada cumplía con ese perfil. Con esta traición, el Chapo pretendía allanar el camino para sus hijos, incluso si eso significaba entregar a su exsocio en la red criminal. De acuerdo con las fuentes, Joaquín Guzmán López contactó directamente con las agencias de seguridad de EE.UU. para acordar su entrega, a condición de obtener seguridad para él y su hermano Ovidio.
El operativo
La trampa en la que cayó el Mayo fue cuidadosamente ejecutada por la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional de EE.UU. (HSI, por sus siglas en inglés). “La idea fue de Joaquín (Guzmán López). Fue quien se contactó con nosotros, pero él ya tenía el plan de traerse a alguien más que no fuera de su familia”, relató un agente federal que prefirió no revelar su identidad.
Oscar Hagelsieb, exdirector de la HSI en Ciudad Juárez, detalló que la agencia no promete beneficios específicos, pero que lo negociado entre los abogados de Joaquín y la Fiscalía General de EE.UU. se cumplió. “La HSI operó el piloto y la aeronave, y tramitó los permisos para que pudieran entrar a Estados Unidos”, explicó.
El operativo, llevado a cabo con aeronaves encubiertas –conocidas como “covert”–, evitó los registros tradicionales y permitió que el plan se ejecutara sin problemas. Estas acciones reflejan un sofisticado esfuerzo de negociación entre las autoridades estadounidenses y una de las familias más poderosas del narcotráfico.
La colaboración entre Joaquín Guzmán López y la HSI, así como la arriesgada traición al Mayo, demuestran la capacidad de adaptación y estrategia de los cárteles para sobrevivir en un panorama de intensos conflictos internos y presión de las autoridades.