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Entretelones Samuel Valenzuela Histórica jornada este 1 de octubre de 2024; a casi 71 años de la promulgación de las reformas constitucionales

Lógica irrebatible
Con proyección de futuro
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Samuel Valenzuela

Samuel Valenzuela

Histórica jornada este 1 de octubre de 2024; a casi 71 años de la promulgación de las reformas constitucionales que otorgaron el voto a las mujeres en el ámbito federal en México y a 69 años de haber ejercido el voto por primera vez, una mujer asume la presidencia de la república.

Para recordar este momento que nos toca vivir, que más allá de las naturales expectativas de los relevos sexenales del pasado, de las incertidumbres, de la emoción por las novedades de la transición partidista, de los avatares por elecciones fraudulentas, de esperanzas frustradas y mitomanías propagandísticas, Claudia Sheinbaum del Pardo hace renacer el ánimo sobre cosas buenas por llegar.

Por su formación académica de excelencia, trayectoria en la lucha popular siempre desde la izquierda, habilidades para el trabajo en equipo y conocimiento de la diversidad de realidades de la problemática de este país, debe ser cuestión de poco tiempo para establecer la diferencia entre el reciente pasado y un gobierno dirigido por una mujer preparada, mentalmente equilibrada y aparentemente ajena a mitomanías y a ego insaciable.

Por supuesto que la señora presidenta debe tener el voto de confianza de los habitantes de este país; darle tiempo y ser pacientes, a pesar de que el tiempo y la paciencia está por agotarse por la insolvencia de su antecesor al no traducir en hechos su propagandizado mandato.

Claudia Sheinbaum Pardo

Eso sí, deberá ser muy cauta y habilidosa en el proceso para desmarcarse, deslindarse de tutelajes y vasallajes que evidentemente pretenden imponerle, y así emprender su propio camino en la conducción del país y la construcción del segundo piso de la 4T, y a la vez, reconstruir ese maltrecho primer piso erigido de tumbo en tumbo y a través de ocurrencias, simulaciones, mentiras, imposiciones y la confrontación clasista.

En buena hora México; en buena hora para la mujer mexicana y en buena hora para los mexicanos varones, por este inicio del porvenir y parte aguas del devenir histórico de esta nación, que merece un mejor destino que el hasta hace pocas horas era construido por hombres que distaron mucho en dar el ancho para lo encomendado en las urnas.

Saludable para la república el rebasar esa repelente etapa reciente de incontinencia verbal; saludable para la república atemperar ánimos, procurar los consensos, reestablecer el diálogo entre todas y todos, reconstruir el tejido social, pacificar y reconciliar a la nación, dejar la demagogia para los discursos y consolidar el realismo en la toma de decisiones, y en lo posible atenuar pretensiones autoritarias para el ejercicio del poder.

Por lo pronto este tiempo es de Claudia Sheinbaum del Pardo y por respeto a su investidura presidencial, sería recomendable cesar de inmediato la producción de toneles de saliva con que la clase lambiscona de este país a babeado sobre el que ya no es presidente, quien por elemental prudencia debería de guardarse y al menos simular que no pretende ser el poder detrás de la silla presidencial.

Los que idolatran al que debe irse de inmediato mucho a La Chingada, deberían de poner en pausa su servilismo cursi e idiotizado, respetar a la presidenta, darle el lugar que le dieron 36 millones de mexicanos y aceptar de plano que su amo ya pasó a la historia, sea cual sea el lugar que le guarde ésta.

Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo

Este es un martes luminoso: concluyó su gestión un sujeto tóxico, mezquino, egocéntrico, afectado por incontrolable diarrea verbal y mental, provocador y promotor de la confrontación, verdugo de medios de comunicación y comunicadores, mentiroso, corrupto y enloquecido por el poder, ese que ya no tiene porque quien lo detenta a partir de ya, es la presidenta Sheinbaum del Pardo.

Ahora a esperar que se de vuelta a la hoja y queden atrás esos vicios que tanto daño han hecho a los mexicanos, y ya con ella en la titularidad del Poder Ejecutivo Federal, México sea conducido con visión de estadista, con altura de miras y superar a ese gobierno bananero de los últimos seis años que dejó en la ruina la seguridad, el sector salud, el educativo, las finanzas y un amasijo de mega obras inconclusas convertidas en torrentes de corrupción.

Los retos son muchos y la herencia nefasta, que por nuestra parte, acá seguiremos y diremos, con la naciente esperanza de que lo que viene no sea más de lo mismo, porque México no lo aguantaría.