Bello proyecto en Texas, impulsar la creación de mariachis

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Bello proyecto en Texas, impulsar la creación de mariachis

Fue posible conocer esa interesante estratagema por documental en Netflix: Going Varsity in mariachi (Ir a la universidad en mariachi). Lo que más es

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Fue posible conocer esa interesante estratagema por documental en Netflix: Going Varsity in mariachi (Ir a la universidad en mariachi). Lo que más es de llamar la atención es el reconocimiento que se profesa a José Alfredo Jiménez, el nativo de Guanajuato, autor e intérprete de bellísimas melodías, todas ellas para heridos profundas de amor, de nacionalismos. Hay una generación de mexicanos que todavía reconocen a este artista, el que se olvidará muy pronto en la era de la inmediatez.

José Alfredo Jiménez fue un vidente o solo vaticinó en una de sus composiciones al cantar que en Guanajuato la vida no vale nada. Después se volvió chunga, porque Vicente Fox, quien fue gobernador de ese estado, un día, prometió ya como presidente de la República que “Guanajuatizaría” al país. Se refería a que la nación fuera gobernada por Acción Nacional (PAN). A medida que los niveles de violencia crecían, los críticos respondieron que se había cumplido la promesa.

Caminos de Guanajuato se llama la canción y dice: “No vale nada la vida, la vida no vale nada. Comienza siempre llorando y así llorando se acaba. Por eso es que en este mundo la vida no vale nada. Bonito León, Guanajuato, la feria con su jugada. Allí se apuesta la vida, y se respeta al que gana. Allá en mi León, Guanajuato, la vida no vale nada”.

Pero el propósito de hoy es alabar el maravilloso proyecto en secundarias en el estado de Texas, en condados en la zona limítrofe México-Estados Unidos, donde naturalmente hay una falta de identidad, de no ser de aquí ni de allá. No terminan por sentirse aceptados. Describen las condiciones de los jóvenes con mucha pobreza, pertenecen a familias de un solo padre, entonces la situación es dolorosa.

A raíz de un incremento en la deserción escolar, un plantel decide implementar el plan de hacer un grupo de mariachi, lo sorprendente es que los menores muchos de ellos, no habían tenido contacto con la música, no sabían tocar instrumentos y empiezan por aprender a leer música en partituras. Les enseñan solfeo, a interpretar el valor de las notas.

Explicó el director que la enseñanza de solfeo, lectura de las notas que se escriben sobre el pentagrama (del griego, penta: cinco, grama: letra, escrito), es al principio para que puedan tocar un instrumento musical.

En el documental se ve que la exigencia del director del grupo es mucha, les reclama que ensayen en casa, pero además que escuchen música de José Alfredo Jiménez. Un día el docente al inicio de las clases les pregunta quien es el artista guanajuatense y los chicos responden que es un señor de bigotes, con toda razón no tienen ni idea de quien es el mexicano. Ante la ocurrencia todos se echan a reír.

Una clase fue para que aprendieran a hacer el grito mexicano, de gozo, de disfrute -de identidad nacional-, les costó mucho trabajo, lo bueno es que se divirtieron mucho en el ejercicio. Lo hermoso es cuando empiezan a ensamblar el sonido de los instrumentos con sus cantos, es imposible no emocionarse con la belleza del resultado, luego la mala noticia que el sistema educativo dirige pocos recursos a ese plantel, contrario a los fondos que reciben en otras zonas.

Necesitan dinero para comprar discos de José Alfredo Jiménez, para sus trajes charros que son una preciosura. Y nada los detiene, empiezan a hacer actividades, entre ellas vender dulces mexicanos.

El programa ofrece muy buenos resultados y se multiplica en muchas otras escuelas, así que luego empiezan a aparecer los concursos para probar quien es el mejor.  Es un sentimiento bellísimo admirar a esos jóvenes mitad mexicanos o nada interpretar tantas canciones que no hace mucho tiempo eran casi himnos nacionales.

Es imposible no llorar ante la majestuosidad de lo gigante. Soy egresada de una preparatoria de arte, que en resumen era de 8 semestres, y con todo lo que disfruté ese periodo de enseñanza, no aprendí nada. Cuatro años en que aprendí a tocar piano, guitarra, acordeón, xilófono, etcétera.

Un instrumento cada semestre y la cruda realidad es que ahora con dificultad se dónde está el Do central en el piano. Si no tienes los recursos para seguir en la práctica, todo se olvida. Tristemente los que hacen música de todas las generaciones es porque ya sabían tocar, antes de llegar a ese centro educativo. Y lo siguen haciendo. La pobreza ahoga los conocimientos, porque no hay un sistema que ayude a ensamblar lo aprendido

El experimento en Texas es hermoso de principio a fin, porque los chicos dan su testimonio y reconocen que no se sentían parte de nada, ahora el mariachi es su familia, los hizo ser parte de algo. Una jovencita dijo que su primer encuentro con ese género música fue en un funeral y vio la forma en que la gente soltó a llorar al escuchar las primeras coplas. Ella pensó que quería ser parte de algo tan grande, que hiciera brotar esa misma emoción a las personas.

Es una tragedia que José Alfredo Jiménez sea conocido, admirado y sus composiciones sean interpretadas más allá de estas fronteras. Que, mientras la juventud mexicana se endiosa con cada personaje de dudosa reputación, que entonan letras infames o de apología del delito, en tiempos en que las enfermedades mentales se han vuelto el diario vivir de miles de jóvenes, la escuela como tal sigue sumergida en los haceres de hace siglos.

El peor de los ejemplos son los festivales escolares, donde invitan a un desnudista para que divierta a las mamás el 10 de mayo o los cuadros artísticos con música en inglés o peor las niñas en bailes exóticos. El desfile del 20 de noviembre parece todo menos la manifestación artística de las escuelas. Todo va para peor en 1970 hicieron en mi secundaria una tabla gimnastica con la música de los Bee Gees. Con el bagaje cultural que hay en el país.

Ojalá que vean el documental y surjan ideas de cómo impulsar grandes ideas que impulsen la identidad de nuestra juventud, tan perdida en la inmediatez y todos sus miedos y paranoias.