Miserable en todo sentido la “seguridad” a sonorenses. Una vergüenza

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Miserable en todo sentido la “seguridad” a sonorenses. Una vergüenza

Otra vez sale la mesa de seguridad, con sus “choros”, o rollos para minimizar el miedo que sufre la población de toda la franja fronteriza -un día aqu

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Otra vez sale la mesa de seguridad, con sus “choros”, o rollos para minimizar el miedo que sufre la población de toda la franja fronteriza -un día aquí, otro más allá- donde hace décadas esas áreas se encuentran incendiadas. Son posesión total y absoluta de criminales y desde el gobierno, van a decirle a la sociedad cuanta angustia es suficiente para que los atiendan, o acaso pretenden extenderles un permiso para que puedan decir cuan amenazadas sienten sus vidas.

Hace décadas que poblaciones enteras se saben sumidas bajo la voluntad de personajes con los cuales de manera forzada se han acostumbrado a convivir, no por gusto, no por que sea su voluntad, pero es la única manera de tener algo de esperanza de sobrevivir y no perecer a manos de los dueños de esos territorios. Así que en resumidas cuentas es fácil decir que la costosa y onerosa burocracia en materia de seguridad se dedica -ahora más que nunca- a negar esconder o minimizar los hechos de violencia.

Cabe contar la anécdota de cuando visitó el municipio de Altar, el sacerdote convertido a fervoroso adorador de San, Andrés Manuel López Obrador, Alejandro Solalinde. En abril de 2018 arribó a Sonora -totalmente blindado de policías- para recorrer la ruta hasta la frontera del Sásabe, comisaria de Sáric. Allá va la caravana y cuando bajan de la carretera e inician sobre un camino de tierra y los tumbos que empezó a dar el vehículo con todo y sus tripulantes.

Solalinde sorprendido preguntó ¿porqué vamos por esta terracería si allá se ve la carretera, la respuesta (hace 6 años) fue que tenían permiso de los “dueños” de esta por donde transitaban, que los que “gobernaban” la asfaltada eran otros y con ellos no había tratos. Y no les quedó de otra que seguir dando tumbos por ese camino de tierra.

Ya la mesa de seguridad se las “recetó” a los residentes de Sásabe cuando se hicieron publicaciones de la invasión que sufrían por parte de grupos amados y salieron los funcionarios estatales a desmentirlos. Ahora repiten la dosis, pero a Nariz, del municipio de Sonoyta, donde recientemente denunciaron violencia física y patrimonial a manos de la delincuencia. No solo desoyen el sufrimiento de la gente y los peligros con los que tienen que lidiar, sino que además tener que padecer el escarnio oficial. Que poca.

Que no encontraron una situación alarmante, dijeron los de la mesa de seguridad y les segundó el fiscal estatal, Gustavo Rómulo Salas alegando que nadie ha denunciado delitos que se hayan cometido en contra de los pobladores. Tienen miedo, pero no son suicidas, interponer querellas ¿en qué cabeza cabe? Es que lo suyo, lo suyo de la burocracia en seguridad es minimizar, culpar a las víctimas y humillarlas, negándoles el derecho a ser escuchados y atendidos.

Muy aleccionador el lunes negro. No cabe duda que aquella historia de los 200 pesos en la cartera de Andrés Manuel López Obrador es cosa del pasado, ahora lo interesante, más al culminar su nefasto gobierno y todas sus herencias malditas, será saber a cuánto asciende su millonaria fortuna. Mas aun la de sus inútiles hijos, que antes de ser parte de su gobierno, no se les conocía actividad profesional remunerada. Digo tampoco tuvieron un ejemplo de que para comer hay que trabajar. De dónde iban a aprender.

Lo anterior, porque al casi, casi expresidente de la República, le pareció casi benigno, muy bueno el desastre en las bolsas de valores en Asia y la amenaza de recesión económica en el mundo. El flamante millonario López Obrador opinó que no afectara a México, que el país puede eso y más.

El poco juicio del hombre. De plano, ahora sí que ha de creer que las crisis financieras que pueda enfrentar el mundo, le vendrán “flojito”, con su nueva e inmensa riqueza, más los millonarios fondos que consiguieron los tres hijos haraganes. De los pobres que le sirvieron de pretexto para trepanar al poder, ni se acuerda. Que bien.

Hay Dios, que Alfonso Durazo tiene COVID lo que más preocupa es que ande con los achaques y buscando atención en el hospital Ignacio Chávez, ojalá que corra con suerte y que halle un buen médico que además de verlo a los ojos, lo ausculte, le de trato de persona ah y que los medicamentos que requiera, haya abasto. Todo fuera que se enfermara la realeza de Morena, -antes del PRI antes del PAN- el problema es el común mortal, que con todo sufrimiento y dolores aquí y allá, tiene que trabajar para poder comer.

Y el plan de convertir el sistema de salud de México en el de Dinamarca, bueno otro chiste de humor negro, pésimamente contado.