Si por visita a Sonora, López Obrador hubiera resuelto las dificultades del estado, un asunto, luego otro, acá solo hubiera prosperidad y abundancia,
Si por visita a Sonora, López Obrador hubiera resuelto las dificultades del estado, un asunto, luego otro, acá solo hubiera prosperidad y abundancia, pero nada. Absolutamente no hay nada. Todas las ciudades sufren de lo mismo: falta de agua, pésimos pavimentos, no hay inversión en infraestructura vial, deportiva, educativa. Además de la espeluznante inseguridad. Pero los gobernantes siguen en modo celebración. Y las urgencias, al estilo Carlos Salinas de Gortari, “ni las veo, ni las oigo”, dijo el ex mandatario al referirse a los entonces muy echados para adelante del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Porqué a nadie le apura crear una universidad pública, en Sonora con nuevas opciones educativas, que abarque otras esferas del conocimiento. No, todo sigue igual o peor y para que parezca “nuevo” cambian los nombres a las instituciones. Guau que original.
Nadie ve a nadie de aquellos que claman por ayuda, tampoco hay respuestas para los que aun preguntan. Por ejemplo, las mujeres que llevan siete días acampando bajo la asta bandera frente a la residencia del presidente como protesta. Todas buscan a sus hijos y el mensaje fuerte que han mandado desde el inicio del plantón, es que: “el Gobierno está en guerra contra las madres con hijos desaparecidos, por eso no dejamos que bajen la bandera. Explican que, de acuerdo a la ley marcial, cuando un país está en guerra, la bandera siempre tiene que estar ondeando”.
María Icela Valdez, una de las paristas recuerda el lejano 24 de junio de 2019, cuando las puertas de palacio nacional estuvieron abiertas, tuvieron una reunión con el presidente y la plana mayor de las instituciones de Derechos Humanos en el país. La madre buscadora siempre tendrá fresca aquel encuentro porque en medio de su angustia se arrodilló, frente a López Obrador, implorando ayuda para encontrar a su hijo, Roberto Quiroa, desaparecido el 10 de marzo de 2014. La respuesta de López Obrador fue: No te preocupes, yo te lo voy a entregar”.
Cinco años después no solo las puertas están cerradas de palacio nacional para las madres con hijos desaparecidos, sino también para todos aquellos que exigen respuestas del mandatario. Valdez dijo sentirse traicionada, abandonada y ninguneada. “Nos ha tratado con mucho desprecio”, dice al hablar del presidente. “El Gobierno nos maltrata y nos humilla”. Madres aferradas a la asta bandera no quieren que bajen el lábaro patrio: “Las víctimas estamos en guerra con el Gobierno”.
Es un estado surrealista el que deja López Obrador al final se su sexenio, donde reina un ánimo catastrofista, con más de 50 mil empleados y juzgadores del Poder Judicial federal en paro laboral, con casi 200 mil homicidios dolosos, lo que representa un 28% más que con Enrique Peña Nieto y 66% más que en el de Felipe Calderón. Las cifras suelen ser frías, pero no la de muertos, que representa dolor, pérdidas de vidas humanas, duelo en miles de mexicanos. Mujeres viudas, niños huérfanos, padres en crisis por la no localización de sus hijos.
Es devastadora la violencia que ha generado miles de muertes, desapariciones, desplazamientos de pueblos y ejecuciones extrajudiciales. Y los dineros destinados a seguridad pública, se gastaron en lo que se les antojó a los señores que detentan el poder, por ejemplo, veo un encabezado donde se lee: “Entre 2023 y 2024 la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha gastado en equipamiento para su policía militar, 20 mil millones de pesos”. ¿A honra de qué? ¿O para qué?
En asuntos amables hoy más de 550 mil estudiantes de educación preescolar, primaria y secundaria regresaron a clases este lunes en el estado. Ojalá que en las tres mil 115 escuelas públicas y privadas de Sonora sea el inicio de una gran oportunidad para los chicos y adolescentes de aprender que, en esos edificios se den las condiciones mínimas de seguridad para que ellos forjen sus presentes y futuros. Son los cimientos para todo proyecto humano, personal, profesional. Que todo lo bueno, perfecto se desarrolle en esas aulas. Dentro de lo más cercano a, paz, respeto y armonía.
Sonaron tan dulces y románticos los departamentos de policía y tránsito al anunciar que ya están preparados para el regreso a clases, hasta risa nerviosa provoca recordar lo mal portada que es la gente al siempre querer dejar al muchacho en la puerta del plantel, así se tenga que estacionar en doble o triple fila como lo hacen en todas las escuelas, pero entre más céntricas más perjudican como la Heriberto Aja. Bienvenido el caos el mismo que se hace todos los días en horas de entrada y salida en las universidades.
Es un uso y costumbre de la gente, terminar de arreglar a la niña arriba del auto, no importa que esté estacionada en doble fila. Ciertamente que esta ciudad de Hermosillo, quizá pudiera su gente pudiera ser menos mal educada si a cada plantel educativo se le hubiera planeado el espacio para estacionamiento o mínimo para bajar y subir a los estudiantes.
Lo mismo son escuelas públicas que privadas, las que provocan el caos vehicular, tal es el caso del IMARC, que bloquean el boulevard Navarrete y Monteverde. Los padres hacen doble y triple fila, no hay modo de cruzar por esa zona, cuando es horario de salida de ese plantel. A algún gobierno municipal le ha importado un poco, para obligarlos a que creen condiciones menos lesivas al resto de ciudadanos ¡para nada! Parecen dueños también de las calles. Una institución donde además no tienen escrúpulos para menospreciar nuevos estudiantes. Tiene que ser recomendado del recomendado.
Tan fifís, diría aquel, entonces, por lo menos deberían tener una actitud más decente para los que transitan por las calles aledañas. O que actúe la presidencia municipal. Por eso digo bienvenido el caos escolar, que nadie detiene y menos resuelve.