Lejos muy lejos de la decencia y la moralidad la clase política en México, como es posible que los gobernantes abracen y apoyen con despegados en la p
Lejos muy lejos de la decencia y la moralidad la clase política en México, como es posible que los gobernantes abracen y apoyen con despegados en la prensa nacional, y no tuvieran la más mínima idea de lo desafortunado de esa acción. Hay distancia abismal entre el bien y el mal, lo legal e ilegal ¿Qué diablos les pasa? Peor aun el mandatario federal que reparte a diestra y siniestra su “apoyo” y “respaldo” a los suyos. Él en su nube.
Demasiadas explicaciones, que, solo hunde más a los protagonistas del vergonzante episodio donde dos miembros de la delincuencia organizada, les cayeron del cielo a los agentes del FBI en Estados Unidos. Si existiera un mínimo de estado de derecho en México, algo de decencia y ética, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya ya se hubiera separado del cargo, la fiscalía estatal reemplazada por lo menos de los altos mandos. Pero acá dan excusas muy malas, pontifican con mentiras como si éstas tuvieran un valor especial.
Los gobernadores en pandilla dan apoyo a su homólogo en Sinaloa, cuando el buen juicio es huir del desprestigio del mandatario de Sinaloa o lo que es lo mismo “sálvate solo”. No hay manera de dar espaldarazo a hechos como los sucedidos en esa entidad. O de plano que expliquen porque un asunto que de inmediato debió ser judicializado, de investigación criminal, lo agarran como chiste, abrazan y besan a Rocha Moya quien mínimo se encuentra en graves dificultades.
Se enredan solitos entre las patas de los caballos. Y a cada intento de explicar, más se hunden en el pantano de las complicidades, en la turbiedad, en el abuso de poder: Es la torpeza y prepotencia de la clase gobernante que cree que puede cometer cualquier aberración y no habrá nada ni nadie que lo contenga y mucho, pero muchísimo menos los castigue.
En tanto el poder judicial, felices espectadores del maremágnum que azota a la clase política, ellos liberando a los infames depredadores de las libertades de otros. Este fin de semana mandaron a su casita, en “prisión domiciliaria” al gober “precioso” de Puebla, Mario Marín, ya antes en el transcurso de la semana pasada excarcelaron al jefe de a policía judicial, quien secuestró, torturó y encarceló a la periodista Lydia Cacho.
En este país, donde apenas se investiga el 4 por ciento de los delitos que se cometen, que apenas un 1 por ciento se judicializa y llega hasta la sentencia, con un pavoroso 96 por ciento de crímenes en total impunidad y los jueces así a la “peladita y en la boca” excarcelan a dos personajes que como viles orangutanes se metieron todo el andamiaje legal, por donde la espalda pierde su casto nombre para matar de susto a una mujer, periodista. Al poder judicial le importa un pepino lo que emana de la Constitución.
De regreso con el asunto de Sinaloa y su gobernador, sobresalta el hecho de que hallan llamado a Ismael Zambada y a los hijos de Joaquín Guzmán Loera, presuntamente para resolver las dificultades políticas de dos ex rectores de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) uno de ellos el actual mandatario, Rubén Rocha y el otro Héctor Melecio Cuén, éste último resultó muerto. Ave María purísima hasta la directiva de los máximos centros de estudio controlan esos señores ¿en todos lados? ¿Nomás ahí?
La convocatoria a los señores, ahora detenidos en EU era para decidir quién sería el próximo rector de la UAS. Ni más ni menos. En su carta del sábado, Zambada quien presumiblemente estaba acostumbrado a ser llamado como asesor plenipotenciario para destrabar conflictos de la clase política, abandonó su preciado escondite para poner en paz a esos dos amigos suyos, socios, pero muy regiegos.
Ahora claro que hace mella, preocupación, que no haya pizca de vergüenza para abandonar el cargo público que ostentan, cuando se ha corrido parte de la cortina que mantuvo tras bambalinas la amistad, la sociedad, los acuerdos y negocios.
Lastima que los “gringos” también tienen su jueguito, sus alianzas, sociedades con la delincuencia organizada así que es imposible prever que más dejarán hacer a sus dos “preciados detenidos”. Capaz que termina su proceso electoral en noviembre y se apaga el enjuiciamiento o para cuando vuelvan a tocar el tema, ya los volvieron testigos protegidos. Otros traidores al derecho legítimo a vivir en paz y con certezas.
En México al viejo estilo de Benito Juárez: “a mis amigos mi amistad, a mis enemigos, la ley a secas”.