Quién se acuerda de sus compañeros de primaria que eran unas gacelas, corrían a una velocidad impactante, otros eran excelentes en básquetbol, volibol
Quién se acuerda de sus compañeros de primaria que eran unas gacelas, corrían a una velocidad impactante, otros eran excelentes en básquetbol, volibol y salieron de ese nivel académico sin que sucediera nada. En la década de los 70’s no había profesores en educación física, así que los docentes de cada nivel académico ponían a la chamacada a jugar un poco al aire libre y esa era la actividad deportiva.
En la secundaria lo mismo, ya más formalizadas las materias, ahí si había profesor de educación física, pero con muy dudosos métodos de enseñanza. La clásica era que pusieran a correr a los alumnos alrededor del plantel educativo, sin más propósito que se pasaran los 60 minutos de la clase y los alumnos todos sudados, llenos de tierra se fueran a seguir sus otras materias.
Jamás ofrecieron un poco de información de cómo se debería correr para ser más eficientes, obtener más velocidad. Vamos, aplicar un poco de sus conocimientos en aquellas criaturas. Algo tan fundamental como enseñar la respiración, como hacer para que no doliera el estómago por el esfuerzo y de seguro en ayunas y con mucha hambre.
En tercero de secundaria, mandaban a los alumnos a correr desde el plantel, Juan Escutia (frente al tianguis del Palo Verde, Lázaro Cárdenes) hasta el Cobach Villa de Seris. Eran algunos kilómetros, se hacía a un costado del periférico Poniente. La profesora sentada aburrida en la entrada de la escuela, cuando calculaba que ya volvía la tropa. Tomaba lista y se iba ¡Guau, con el deber cumplido! De enseñar qué, de inducir qué conocimientos. Tampoco ahí distinguió deportistas brillantes. Cómo con esa abulia.
En la vida cotidiana sabes que practicar cualquier deporte es costoso, los padres tienen que hacer verdaderos sacrificios para apoyar a sus hijos. Si en esa disciplina en la que quieren aprender hay ligas, asociaciones, abres otro boquete económico porque cobran una fortuna para pertenecer a dichas organizaciones, que luego son verdaderas mafias. Los uniformes cuestan un ojo de la cara y el otro queda colgando.
Todos los deportes se financian en la economía familiar, por eso al final son muy pocos los que logran llegar a competencias estatales, menos a las justas nacionales. No hay dinero que alcance y los gobiernos bien gracias, dan aquí, dan allá y son unos cuantos pesos, comparado con lo recursos que ha sacrificado el atleta y los suyos.
Y no, no se trata de más nada que planes bien diseñados que permitan que desde temprana edad, los niños sean notados en sus talentos, impulsados a partir de sus habilidades y auxiliados ya entrados en edad, para que alcancen mejores desempeños.
Ni en la primaria fueron advertidos en sus talentos, tampoco en la secundaria y no menos importante ellos tampoco percibieron que sus habilidades eran extraordinarias y que podían mejorarlas y un día ¿porqué no? Participar en encuentros internacionales, ser seleccionados nacionales. Pero en México nada florece de forma natural, genuina, solo los malditos egos de la clase política.
Ah, pero la favorita de estos días es Ana Gabriela Guevara, quien se convirtió en enemiga de su gremio, entró en serio conflicto con las sirenas, equipo de natación artística, quienes se fueron por la libre para buscar financiamiento y poder participar en los encuentros que luego les daría el pase a las olimpiadas. Es una vergüenza la nogalense, que todavía cree que se le debe algo, pues sí como atleta fue muy buena, como funcionaria está reprobada y desde inicio de sexenio se vio que no tenía habilidades.
Las tiradoras con arco, Alejandra Valencia, Ana Paula Vázquez y Ángela Ruiz externaron que recibieron lo mínimo indispensable por parte de las autoridades deportivas y por lo tanto no tienen nada que agradecerles. Así será el recuerdo de un sexenio que fue miserable, también con los deportistas.
La toma de la carretera México-Puebla ha desatado todos los demonios, ya otros grupos de comunidades cercanas, se animaron y también entraron a los cierres de camino. El conflicto es pueblo contra gobierno y pinta de cuerpo entero a Andrés Manuel López Obrador, quien ya eligió a esos señores como sus enemigos. Así que el hecho de que hayan tomado como rehén a miles de ciudadanos, a miles de transportes de carga, que pena, pero don “mulo” ya dijo, que, si saben contar, no cuenten con él.
A la tarde de este jueves 8 de agosto, los ciudadanos tomados como rehenes en la carretera, ya acumulaban más de 60 horas en que han padecido hambre, sed, enfermedad, pérdidas económicas irreparables para quienes viajarían fuera del país y perdieron sus vuelos. No tarda en presentarse fallecimientos, porque hay enfermos que tenían que acudir a sus citas médicas, no pudieron llegar, pero sus vidas son claro y notorio, se encuentran en condición de extrema fragilidad.
Este este conflicto, la clara imagen del sexenio, en resumen: no resuelven nada, solo hacen más grande el problema y abandonan a las víctimas. Lo bueno que ya te vas y…dejas a tu pupila, una muy mala calca.