Entretelones Samuel Valenzuela Hace seis años los vientos de esperanza se sentían fuertes en México, luego de una elección donde Andrés Manuel
Entretelones
Samuel Valenzuela
Hace seis años los vientos de esperanza se sentían fuertes en México, luego de una elección donde Andrés Manuel López Obrador por fin había logrado su sueño dorado de tantos años y así se lo reconocía el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, cuando un día como hoy le entregaba la constancia que lo certificó como presidente electo.
Positivo, conciliador y muy comprometido se había mostrado el tabasqueño luego de su triunfante campaña electoral, actitudes acentuadas ya con la constancia de presidente electo en mano, en un contexto de normalidad democrática que presagiaba el renacimiento de la república, la necesaria pacificación y concordia, la prosperidad y el desarrollo social y económico para todos.
Muy lejos quedaron dicho perfil y perspectivas frente a las acciones, los hecho y los dichos del decrépito que está por desalojar sus aristocráticos aposentos de Palacio Nacional, porque al paso de los meses antes de asumir su encargo y luego instalado en la silla presidencial, emergió la verdadera personalidad sociópata, con el torrente de ocurrencias populacheras, la soberbia, la arrogancia, la prepotencia, lo torvo, lo vengativo y atrabiliario, el abuso de poder y cinismo, y sobre todo, concluye su mandato ostentando el campeonato mundial de las mentiras.
No, no reconcilió a la sociedad mexicana y mucho menos pacificó a las enconadas bandas del narco; al contrario en ambos casos: su agenda diaria fue cultivar un exacerbado clasismo y crispación con despectivo trato a sectores sociales; contrario a regresar a militares a sus cuarteles, sacó a todos a las calles y convirtió a sus cúpulas en multimillonarios, en tanto que a los capos del narco les ofreció abrazos en lugar de balazos, así como respetuoso trato, mientras cierra su mandato con casi 200 mil homicidios dolosos y más de 100 mil desaparecidos.
Gobernó de y para su compacta cofradía, abriendo posibilidades de enriquecimiento para sus cercanos con pleno goce de impunidad, así como el tendido de blindaje empoderando políticamente a incondicionales, con el respaldo de miles de millones de pesos dispersados a través de programas sociales con la abierta intención de comprar conciencias y votos, y otros miles de millones de pesos para la compra de complicidades de partidos políticos rémoras del oficial.
No bajó el precio de las gasolinas y tampoco descentralizó a los Estados las secretarías del gabinete presidencial; se convirtió en el principal enemigo de comunicadores y medios de comunicación; olvidó el respeto comprometido al poder judicial y a otros organismos autónomos, esforzándose para desaparecerlos o cooptarlos, en un proceso aún inconcluso que podría concretarse si el cooptado INE determina que el oficialismo con el 54 por ciento de los votos el pasado 2 de junio puede obtener el 75 por ciento de las curules en la cámara de diputados, trámite a cargo de la cooptada Guadalupe Taddei que para eso fue encumbrada a la presidencia del citado organismo.
Alrededor de 800 mil muertos por su incompetente y criminal gestión ante la pandemia del COVID-19; fiasco en materia de salud con su cantaleta de tener el mejor sistema del mundo mundial; la inútil y costosísima megafarmaciototota y el despojo en despoblado del patrimonio de los estados adheridos a huevo al sistema IMSS-Bienestar, al apropiarse de toda la infraestructura de salud, aunque su operación sigue con cargo a las finanzas de los despojados.
Fastuosas mega obras inservibles con sobre costos acordes a la corrupción del entorno presidencial; por una visión clasista y excluyente, abandono del sector alimentario, en el marco de un retroceso histórico, pasando por estupideces como la rifa del avión presidencial, la revocación de mandato y las consultas populares a mano alzada; su falsa y posada austeridad republicana, su cínico y abierto activismo en favor de su partido en el pasado proceso electoral y un altero así de desengaños a lo largo de estos años.
Como se sabe, a pesar de todo y en un contexto electoral que prospectaba fuerte voto de castigo contra el continuismo representado por la señora Claudia Sheinbaum, pues no, porque al contrario y de forma hasta ahora inexplicable, MORENA y verrugas arrasaron con un resultado sorprendente, con prospectivas mortales en el corto plazo para la democracia mexicana, con una oposición desarticulada y pasmada, luego de la debacle del 2 de junio pasado.
Por otra parte, en la más rústica copia de las mañaneras del presidente López Obrador, el presidente municipal de San Luis Río Colorado, Santos González Yescas, mostró el cobre otra vez al arremeter en contra del periodista Jesús Manuel Angulo Corral, por atreverse a cuestionarlo sobre el manoteo que se perpetra desde el área de comunicación social de ese ayuntamiento, en donde se facturan miles de pesos a empresas propiedad de funcionarios de esa dependencia.
Angulo Corral obtuvo información vía transparencia y con datos en la mano cuestionó al munícipe sobre como se hacen de mulas sus colaboradores con autoasignaciones de recursos de la comuna por servicios de comunicación auto proporcionados, lo cual prefigura la impudicia tradicional que como servidor público caracteriza a al descabellado presidente municipal.
Montó en cólera el corrupto y no solo se negó a responder, si no que le arrebataron el micrófono en tanto que soltaba una retahíla la aseveraciones e insultos en contra del comunicador a pesar de sustentar sus preguntas con datos obtenidos por el portal de transparencia e información pública del mismo ayuntamiento.
Su insistencia derivó en amenazas en contra de su integridad física y de su familia, advirtiéndole “que no se meta en esas cosas, ya que podría correr algún riesgo”, y la verdad es que hay que hacer las previsiones correspondientes, porque ese sujeto es de cuidado y más cuando quedó sin el cuadro y sin la estampa al ser derrotado en toda la línea al pretender la inmunidad legislativa como diputado local porque en las urnas mordió el polvo frente al joven Juan Pablo Arenivar “Wasapraka”.
Y a propósito de las elucubraciones presidenciales sobre el sistema de salud de México mejor que el de Dinamarca y del mundo mundial, el Hospital Fernando Ocaranza del ISSSTE en Hermosillo viene a ser la antítesis de dicha fantasía y así lo describe amigo nuestro, Gustavo Valenzuela, experimentado periodista que desde hace algunos años da la batalla para derrotar padecimiento que lo aqueja.
No es nuevo el pésimo servicio de ese nosocomio, quizás el peor de toda la comarca, pero dejemos que El Tavo describa como se las gastan por esos rumbos y vaya que esa es una experiencia de primera mano. “En Hermosillo la unidad de hemodiálisis del Hospital Fernando Ocaranza no cumple con las normas oficiales propiciando alto índice de mortalidad.
“Con infraestructura cada vez más decadente, oxidada y sucia, instalaciones eléctricas expuestas, falta de plafones, simples tablas tapando puertas en una fallida intención de detener el polvo y las cucarachas.
“Mientras los pacientes ponen sus vidas en manos de directivos del ISSSTE en Hermosillo, estos ni siquiera muestran capacidad para tener aires acondicionad dignos, como se da en el área de hemodiálisis donde el aire acondicionado mantiene en constante goteo y solo les alcanza para poner un balde o bien, para recurrir a la instalación de un aire de segunda.
“Con un espacio reducido que provoca hacinamientos de pacientes, quienes deben ser atendidos tres veces por semana, los casi 60 personas se juegan su suerte rogando porque no les ocurra una emergencia pues el espacio es tan reducido que no permitiría al personal médico y de enfermería sacar adelante a un paciente en medio de una crisis.
“Con un elevador generalmente descompuesto, los pacientes se ven obligados a apoyarse en sus familiares luego de cuatro horas de hemodiálisis, de donde generalmente sales agotado, para enfrentarte a unas escaleras inseguras pues ni siquiera hay una rampa de apoyo para acceder al inmueble.
“No hay supervisión de las condiciones que guarda la improvisada sala de hemodiálisis. Coordinadores, supervisores, jefatura de enfermería guardan criminal silencio buscando quedar bien con sus superiores, a pesar de saber que los riesgos son muy altos y que está en peligro la vida de las personas.
“Es lastimoso que en este hospital pese más un mitote que una denuncia por acosos sexual involucrando a un médico y aún miembro del sindicato, sin consecuencia alguna.
“El llamado es al gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, aún cuando no es de su competencia si es de su incumbencia al tratarse de pacientes sonorense afectados, al secretario de Salud a nivel nacional Jorge Carlos Alcocer, a la directora general del ISSSTE nacional, Bertha María Alcalde Luján, para la pronta revisión de la intenciones que no son dignas ni seguras para ningún paciente.
“Soy paciente de hemodiálisis de dicho hospital y hago esta denuncia después de pasar 50 días en México en el Hospital 20 de Noviembre, pues no únicamente la comparaciones son odiosas, resultan lastimosas y vergonzantes para quienes debemos padecer las pésimas condiciones que prevalecen en el área de hemodiálisis del hospital Fernando Ocaranza.
“Viví lo que es llevar el tratamiento bajo supervisión médica, viví el poder gozar de instalaciones y atención digna en un centro hospitalario, viví en 50 días lo que es sentirse apoyado por un sistema completo y eficiente y pugno para que en Sonora esto se posible. Porque todos aquí queremos tener calidad de vida en nuestro tratamiento”, concluye.