Entretelones Samuel Valenzuela Las derrotas o fracasos en cualquier ámbito de la vida obligan a reconsideraciones, relevos, ajustes y/o cambio
Entretelones
Samuel Valenzuela
Las derrotas o fracasos en cualquier ámbito de la vida obligan a reconsideraciones, relevos, ajustes y/o cambios, como medidas lógicas e indispensables que permitan recomponer el camino hacia mayores posibilidades de éxito, y más cuando se trata de fiascos repetitivos.
De acuerdo con el menos común de los sentidos, el sentido común, esas serían decisiones elementales, lo cual no aplica en el caso del PRI y su actual cúpula dirigente, la cual, encabezada por un espurio Alejandro Moreno Cárdenas, se han constituido en una cofradía de dictadorzuelos de pacotilla, cuya norma es perpetrar cochinadas todos los días.
Luego del desastre en dos elecciones consecutivas donde el PRI perdió casi todo, de forma por demás extraña, el de mote “El Alito” operó lo necesario para concretar anacrónica reforma estatutaria, que como se hizo a su medida y con plena dedicatoria, le permitió reelegirse en el cargo.
No satisfecho por la evidente imposición, el sujeto de referencia ordenó a sus incondicionales poner en marcha una estrategia similar a la de los cuchillos largos del partido nazi en la Alemania de principios de los años 30, para depurar, purgar y eliminar a cualquiera que le puede hacer sombra y disienta de sus ordenanzas.
No podía esperarse otra cosa de alguien sin escrúpulos, ambicioso y con una trayectoria donde lo más destacado es su súbito enriquecimiento muy explicable y su discreción en el uso de los recursos financieros que todavía recibe el PRI en calidad de prerrogativas.
En la otra esquina están quienes pretende mandar al purgatorio, expulsarlos del partido de su propiedad porque se atrevieron a darle la contra, a no compartir ni estar de acuerdo con sus pretensiones ni las formas como construyó su reelección en la dirigencia nacional.
Según el dictadorzuelo de pacotilla, los cuestionamientos del sonorense, el senador electo Manlio Fabio Beltrones respecto a la legalidad de las recientes reformas estatutarias y por ende, de su reelección, son meritorias para ser expulsado junto a otros altos perfiles que comparten dichas críticas.
Miren, independientemente del resultado de dicho diferendo, se afiance o no Moreno Cárdenas en la dirigencia, sea o no expulsado Beltrones de ese partido e incluso le cierren o no la puerta a la bancada en el Senado, el degradante espectáculo actual les resultará muy costoso e irremediable, y si bien en estos tiempos el PRI ya dejó de ser factor de peso en la conducción de la república, de todas formas, nos causa cierto interés atestiguar lo que pudiera ser su última etapa como partido.
Bueno, esta sería la última etapa si es que el corrupto campechano se sale con la suya, se mantiene a huevo en sus ansias reeleccionistas; si cancela los espacios para el debate; si los disensos sean causales de expulsión de militantes, y si se deshace de perfiles ideológicos relevantes para que ahí solo sus chicharrones truenen. Sí, si lo logra, el destino del PRI en el corto plazo será el barranco de la historia.
Pues está por verse cuáles sean los criterios de las instancias electorales en cuanto a las impugnaciones en contra de la asamblea donde se reformó histórico apartado que dejaba fuera la reelección de dirigencias y luego la reunión del Consejo Nacional donde se concretó la reelección del susodicho.
Y falta aún el seguro recurso que interpondrá el exgobernador sonorense, por la estupidez de cerrarle la puerta a la bancada de su partido en el Senado e incluso abrir un proceso de expulsión en su contra, decisiones que, por supuesto serán combatidas por el experimentado nativo de Villa Juárez, quien ya adelantó, que independientemente a las ocurrencias de “Alito”, él sigue siendo priísta, además de precisar que no ha sido notificado de un proceso interno de expulsión. Anunció que en caso de su exclusión por parte de la dirigencia de Alejandro Moreno acudirá a las instancias electorales para defender sus derechos políticos y partidistas.
“Si no es legal lo que hacen conmigo, tampoco es legítimo. Nadie me ha expulsado y soy leal al PRI, no a las locuras de sus dirigentes. El debate de si pertenezco o no a la bancada es una trampa y no conozco un elemento que haya violado, que se constituya en una sanción de esa naturaleza. Disentir no es un delito ni pecado. Si quieren, que intenten mi expulsión, pero haré valer mis derechos”, dijo.
Frente al atrabiliario discurso del reelecto dirigente del PRI y a sus acciones dictatoriales, Beltrones Rivera hasta luce comedido y sin desplantes, serenidad que según quienes lo conocen, ¡ay nanita! y que incluso lo llevó a felicitar y desearle suerte a su otrora aliado Manuel Añorve por su nombramiento como coordinador de la bancada senatorial, dejando a su compa José Encarnación Alfaro meterle toda la caña, al calificar a Moreno Cárdenas como enfermo de enanismo político y a Añorve tildarlo de traidor, lo cual seguramente también será causal de expulsión.
Desde la perspectiva dictatorial que prevalece en la cúpula del PRI, también debe estar en vías de la expulsión el dirigente estatal en Sonora, Rogelio Díaz Brown, quien incluso se manifestó más duro que el mismo Beltrones y Alfaro, al posicionar su rechazo a la exclusión de Manlio de la bancada de ese partido en el Senado de la República.
“En Sonora los priistas estamos profundamente molestos. Nos sentimos utilizados y traicionados. Aquí, trabajamos para el partido con convicción y compromiso, y hoy, esta decisión unilateral deja fuera a un senador en el grupo parlamentario del partido que lo postuló, mediante un acto de discriminación a los priistas de Sonora y una falta de respeto a los más de 300 mil votos de quienes confiaron en él para representar a los sonorenses en ese órgano legislativo”, dijo.
En fin, pues que con su pan se lo coman, porque no tarda en registrarse una desbandada más de militantes que le costó al PRI Sonora quedarse sin representación en la legislatura local, precisamente por las imposiciones del reelecto dirigente nacional, con el riesgo de que el único priista en Sonora convencido de los extraordinario que resulta Alito sea nuestro compa Onésimo Aguilera, dispuesto a seguir siendo la única voz de respaldo a las ocurrencias de su jefe político, aunque hay otros que sin decir nada apechugan los excesos, y entre esos silenciosos agachones hay varios de cuello 18 que se auto denominan ideólogos de ese partido.
Miren, está el caso del aún joven político cajemense, Omar Guillén Partida, ex diputado local y comprometido en las causas populares y del sector agrícola del castigado Valle del Yaqui, además de su permanente presencia y participación en organizaciones de la sociedad civil.
Pues el chavalón decidió dejar atrás más de 30 años de militancia priista y concretar lo que durante meses pasados se advirtió como un gradual alejamiento de dichas siglas, sin que gravite de ninguna manera algún motivo electorero.
“En los últimos años, he observado con creciente preocupación la incapacidad política y las malas prácticas que han permeado el interior del partido al que pertenecía. La falta de sensibilidad y de respuestas efectivas a los problemas sociales más apremiantes han motivado mi decisión de separarme de una institución que, en mi opinión, ha perdido su rumbo en cuanto a la atención y solución de las verdaderas necesidades de la ciudadanía”, establece en su misiva de renuncia.
“He decidido presentar mi renuncia formal al Partido Revolucionario Institucional (PRI). Esta decisión no ha sido fácil, pero surge del firme compromiso con mis valores y mi responsabilidad como ex servidor público y ciudadano comprometido”, dice y seguramente las maniobras perpetradas allá en la cúpula, harán que proliferen este tipo de comunicados en los próximos días, aunque muchos más ahuecarán el ala sin mayor ruido, encaminados a prospectar nuevas alternativas de participación partidista porque el PRI de Alito ya no da para más.
Incluso se asegura que junto al Omar se van al menos 100 operadores del campo por esas mismas razones, por lo que en estos días podremos observar las habilidades para cachar de partidos.