Al alza las desapariciones forzadas y las madres…casi muertas, cavan.

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Al alza las desapariciones forzadas y las madres…casi muertas, cavan.

La muerte de la soldado, Vanessa Guillén ocurrido el 22 de abril de 2020 a primera hora de la tarde en el cuartel militar de Fort Hood, en el estado d

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La muerte de la soldado, Vanessa Guillén ocurrido el 22 de abril de 2020 a primera hora de la tarde en el cuartel militar de Fort Hood, en el estado de Texas, es la evidencia más clara y contundente como la familia de la víctima se levanta, grita, exige y reclama lo que les pertenece y es la verdad de lo ocurrido a sus desaparecidos, como a esta jovencita de raíces mexicana. Dolorosa tragedia ir tan lejos para que al final las hijas paguen con sangre ser mujeres, en sitios donde el acoso y abuso sexual se han institucionalizado.

La fatalidad de Guillén se fue escribiendo de a poco, a medida que se le hacía imposible sobrevivir en un ambiente hostil de violencia machista que todos ven y nadie hace algo para detenerla, pero justo en ese cuartel militar han desaparecido hombres y mujeres, sin que ocurra nada para castigar a todos los responsables de esos hechos. La joven, primero sufrió el acoso de dos de sus superiores, luego fue asesinada por uno de ellos, quien todavía se ensañó con su cadáver ayudado por su esposa. Al final el responsable el muy cobarde se suicidó.

La madre de Guillén exigió a los militares que le explicaran porque su hija no estaba en ese lugar, si se supone que es el sitio para brindar toda la seguridad a los soldados. Esa es la cruda verdad, los gobiernos están obligados por ley a preservar la vida de los ciudadanos sin excusa ni pretexto. Pero no les interesa.

El documental sobre la trágica desaparición de Guillén es la viva imagen de lo que vive cada familia que sufre la desaparición de un ser querido. Personas que habían visto de lejos las pérdidas de otros, ahora enfrentan dolores indescriptibles y es como si se les desaparecieran todos los miedos. Se acaban todas las fronteras de lo que se pensaba era correcto. En México para colmo las madres buscan a sus hijos heridas de muerte, apenas con fuerzas para ir y venir en este infierno en que se ha convertido el país.

Que el mes de julio que justo este martes concluyó ha sido nefasto para los habitantes de Sonora, que hay una cantidad insólita de personas reportadas como desaparecidas. Y recurren a las redes sociales para suplicar por ayuda que puedan proporcionar otras personas.

Este lunes nada menos a plena luz del día se presume privaron de la libertad a un hombre en la colonia Cuauhtémoc, ante la denuncia por la detonación de arma de fuego, la policía encontró sangre y cartuchos percutidos ¿y del ser humano que se llevaron? ¿Se sabe algo? Lo cierto es que ninguna autoridad lo buscará, nadie moverá un dedo para intentar dar con su paradero porque les vale o porque presumen quien se lo llevó. Y el fin que le espera.

Y lo mejor es que presume la autoridad de porqué es que fueron desaparecidos o asesinados. Casi agradecidos con quien cometió el ilícito. El país perdido en una nebulosidad escandalosa.

A propósito de, este lunes sostuvieron reunión los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero, con Andrés Manuel López Obrador y a un mes de que se cumplan 10 años de aquel 26 y 27 de septiembre, los señores solo escucharon basura y peor aún, les echaron encima la obligación de presentar pruebas de que el ejército tuvo algo que ver. Los patos les tiran a las escopetas. Ahora resulta que las víctimas deben probar al Estado cómo, cuándo y dónde fueron sacrificados los jóvenes. Porque primero es la adoración a los militares, antes que hacer justicia.

De qué tamaño es el poder destructor que ataca, aplasta, aniquila a la población civil en México. De que magnitud es ese poder destructor que eliminó de la faz de la tierra a 43 jóvenes en ¿36 o en 48 horas? Fueron todas las “instituciones” de los tres niveles de gobierno, que acopladas magistralmente y al servicio de esas “otras fuerzas” pudieron hacer lo que quisieron con esas vidas, sin que hasta ahora se sepa el destino de los mismos. De pérdida deberían avisar en que horno los cremaron y donde enterraron lo que sea que haya quedado de ellos.

Ante el incremento de las desapariciones forzadas, las madres…casi muertas, cavan en busca de los suyos. De lo que sea que quede de los suyos. Más fatalidad al cierre de este sexenio imposible ¿y esperanzas del que sigue? Ninguna.