En San Carlos nuevo Guaymas hace algunos años se vio de primera mano, la precariedad con que funcionan hoteles de 5 estrellas y la falta de vigilancia
En San Carlos nuevo Guaymas hace algunos años se vio de primera mano, la precariedad con que funcionan hoteles de 5 estrellas y la falta de vigilancia en albercas y más aún, no hay nadie que auxilie a alguien que sufra un accidente. En ese entonces fue un niño de 3 o 4 años que suplicaba por atención a su padre, pero este andaba muy enamorado de una joven mujer, que seguro no era la madre del menor. Con desespero la criatura apenas sobrevivió en el agua.
Ciertamente en los hoteles se lavan las manos en el área de albercas y con sus anuncios en esas zonas, hacen responsables a los huéspedes por su seguridad y la de los suyos (niños incluidos) en el uso de esos espacios.
En ese entonces, hubo además que presenciar la estupidez universalizada de una pareja que tiraba con fuerza y desde una peligrosa altura a una niña de un añito en el jacuzzi. Para empezar esta prohibido el acceso de menores en esas tinas. Aquello fue un espeluznante recordatorio de lo negligentes que pueden ser las personas y otra vez la imperante necesidad de que alguien del hotel llamara a cuentas a esos nefastos clientes. Solo puedes alejarte porque llamarles la atención es peligroso. No les importa el pellejo de los suyos, menos el ajeno.
Por eso cuesta creer que en un hotel de cinco estrellas como el Sonora Resort en Puerto Peñasco haya ocurrido la muerte de una persona y dos más resultaran heridas el pasado martes 11 luego que recibieron descarga eléctrica en el interior del jacuzzi, quienes fueron identificados como Jorge «N», de 43 años, y Lizeth «N». Se presume que las víctimas son una familia estadounidense.
El susto, el miedo, el desconcierto sacudió a los clientes que observaron atónitos los hechos, los mismos que fue posible ver en un video difundido en redes sociales. Nadie, ningún trabajador del Sonora Resort se hizo presente para cortar el suministro de energía y no menos importante rescatar a la víctima inerte que yacía dentro del agua.
Las empresas quieren ahorrar personal y operan con los mínimos posibles, no importa que con esos miles de pesos que no gastan, pongan en peligro la vida de sus clientes. Mal y de malas.
La sierra a un tris de un incendio forestal devastador. Ahora que en medio de la “austeridad republicana” desaparecieron las brigadas para combatir incendios forestales.
Es urgente que haya supervisión en las carreteras, aunque sea para prevenir que gente sin escrúpulos tire un cigarro o se les ocurra en medio de la peor sequía vista en el municipio de Yécora, quemar basura y aquella termine en una desgracia descomunal por la condición de la maleza, árboles y toda la vegetación. A eso hay que sumar que los usos y costumbres de los rancheros es soltar el ganado, para que los animales busquen donde alimentarse y saciar su sed, por lo que, en pavorosas curvas ciegas, de pronto aparecen un grupo de vacas. Repetidamente.
Se entiende que no hay cómo dar de comer al ganado ¿pero soltarlo para exponer a los usuarios de la cinta asfáltica? Y esa carretera de por si peligrosa por el terreno accidentado de la misma. Ave María purísima.
Ya volvieron los gobernantes o siguen en la campaña electoral, digo para que hagan algo y justifiquen su presencia en estos pueblos sedientos. O que sigan en lo suyo cobrar gordos sueldos a cambio de nada.

