Entretelones Samuel Valenzuela No fue fraude, fue elección de Estado, son expresiones comunes escuchadas luego del 2 de junio, como si el conc
Entretelones
Samuel Valenzuela
No fue fraude, fue elección de Estado, son expresiones comunes escuchadas luego del 2 de junio, como si el concurso de voluntades desde el poder fuera legítimo y no fueran estrategias fraudulentas para seducir y hasta extorsionar al electorado.
Fue tan abusivo el poder del Estado que se fueron de paso en sus afanes de garantizar la continuidad del proyecto cuatrotero y el gran margen de la victoria no solo sorprendió a la apaleada coalición opositora, sino también a quienes desde hace tres años construyeron el andamiaje para lograrlo.
La estructura piramidal cuya cúspide, punta, ápex, ápice o como se llame, son los casi 36 millones de votos en favor de Claudia Sheinbaum, cuya condición de ser la primera mujer presidenta de México, hubiera sido imposible sin la intervención cotidiana e ilegal, desvergonzada, impune y alevosa del mismo presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyas mañaneras fueron la base de esa pirámide y sustento propagandístico de las fórmulas del oficialismo y verrugas aliadas.
Y de ahí para arriba se asciende con los miles de “servidores de la nación”, peinando el territorio nacional con cargo al erario dispersando la más burda estratagema de chantaje con la amenaza casa por casa respecto a que si no querían perder las migajas de programas sociales, votaran por MORENA y sus candidatos, en un contexto de la elección más inequitativa de los últimos años.
En dicha estructura piramidal de la elección de Estado del pasado 2 de junio, tiene soporte importante la inocua, cómplice y desatinada actuación de las instancias electorales como el INE con todo y Guadalupe Taddei, y el TEPJF, cuyas resoluciones para detener la cursera verbal del presidente no tuvieron efecto, para constituirse en la plataforma propagandística de la ahora presidenta electa.
Se dice que la oposición, la Coalición opositora fue incapaz de anular la embestida del oficialismo y en efecto, aunque hay que resaltar las difíciles condiciones siempre subyacentes en los propósitos del Estado para imponerse, incluida esa inquietante vertiente de cientos de casillas zapato en favor de las fórmulas morenistas en comunidades y territorios dominados por el crimen organizado o municipios que con 50 mil habitantes votaron por el oficialismo 150 mil.
Así las cosas, el fraude electoral no fue el 2 de junio, sino que fue una tendencia sostenida desde que fueron destapadas las corcholatas e incluso los primeros atentados se dieron durante la simulada consulta de revocación de mandato y luego las giras finsemaneras del presidente para apuntalar estrategias electorales en los estados del país.
Miren, quienes diseñaron y operaron la elección de Estado culminada el 2 de junio pasado, son los mismos que perpetraron lo mismo cuando militaban en el PRI, el PAN o en el PRD, pero que ahora están al servicio de MORENA y el dueño de ese partido, patrimonio que pudiera condicionar fuertemente a la señora Sheinbaum y más cuando el 80 por ciento de las posiciones ganadas tanto en lo local como en lo federal, están ocupadas por prianistas.
Por cierto, certera la observación del dirigente nacional de este PRD lamentablemente ya extinto, Jesús Zambrano Grijalva, ya que contrario a lo que pudiera esperarse frente a tan aplastante triunfo, no se tiene ningún registro de festejos de quienes ganaron ni de sus seguidores, abriéndose la duda respecto a que no festejan porque saben que ganaron a la mala.
Para cualquier observador medianamente enterado resultaría impensable que por ejemplo en Acapulco, devastado por el huracán Otis y cuyos habitantes sufrieron por semanas la incompetente operación de auxilio de parte del gobierno, hayan votado masivamente en favor de sus verdugos o igual de increíble que el electorado veracruzano haya apoyado la elección de una señora que puede ser el emblema de la corrupción en los tiempos de la 4T.
Y de dichos ejemplos en Sonora podemos mencionar a Cajeme, en donde de forma apabullante el oficialismo ganó todo, incluida la reelección de Javier Lamarque Cano en la presidencia municipal, a pesar del baño de sangre en proceso en esa región, su pusilánime y timorata gestión ante instancias estatales y federales para atraer beneficios a quienes gobierna.
Bien se dice que el que por su gusto es buey hasta la coyunta lame y a como están las cosas, aplica de forma masiva en estos tiempos tan críticos para la incipiente democracia mexicana, frente a tiempos que pudieran dejar en una engañifa más ese de que López Obrador se iría a La Chingada al concluir su sexenio, porque ya se advierte que renace aquello de que “la presidenta vive allá pero el que manda vive acá”, tendencia que pudiera confirmar la condición de marioneta de la señora Sheinbaum.
El patrimonialismo tan arraigado en López Obrador no puede ejemplificarse mejor que ese beso apretujado en la mejilla presidencial y la posterior sujeción de la electa a las decisiones dictadas por su amo en relación con las reformas al poder judicial e incluso que será como dama de compañía en la gira de despedida que realiza por todo el país.
En fin, lo ocurrido el 2 de junio pasado solo es una réplica de lo que hacían los del PRI como partido hegemónico en México y pudieron concretarlo porque, muchos de aquellos priistas ahora despliegan sus habilidades mapachiles en MORENA y sus verrugas, y eso es lo que hay, eso es lo que tenemos y eso es lo que deberemos aguantar, hasta que se generen condiciones similares a las de 1988 para de nueva cuenta reiniciar la restitución del respeto a la democracia, la pluralidad, el equilibrio entre poderes, reconstrucción de instituciones y a la responsabilidad compartida en la conducción del país.
Como sea, los mexicanos somos muy aguantadores y seguramente en el mediano y largo plazo seremos más fuertes que los que quieren volver a sojuzgarnos, haciendo apología a la pobreza, a la ignorancia, al clasismo y a las dádivas como políticas públicas con propósitos de control político y social.
Las buenas noticias para Sonora es que el compromiso continuista de la presidenta electa garantiza la permanencia presupuestal para varias obras de infraestructura en proceso, como son los casos de los planes de justicia para las etnias de Sonora, de Cananea, del tren fantasma Ímuris-Nogales; plantas para la generación de energía solar, modernización y ampliación del Puerto de Guaymas, incluida la ampliación de la carretera a Chihuahua, con todo y su enderezado de curvas, entre otras.
Al menos el gobernador Alfonso Durazo Montaño luce confiado y su confianza genera certidumbre respecto a que no quedarán inconclusas, resultando aún una incógnita si habrá suficiencia presupuestal para mantener esa aviada, toda vez los ruinosos proyectos impulsados y que requieren millonarios subsidios para mantenerlos en operación o incluso para concluirlos, como son el tren Maya, el AIFA, la refinadora Dos Bocas aún sin refinar nada.
Por supuesto que hay que deberá haber ajustes y variantes, así como reconsideraciones en todos los casos frente a la inevitable crisis financiera por venir y es de esperarse que las altas influencia de Durazo Montaño como hombre de partido y funcionario público, pueda salvar lo más posible en lo que respecta a las obras de infraestructura en proceso en Sonora, habida cuenta que son lo único que se realiza en esta entidad, porque en cuestión de obras con recursos estatales prácticamente no hay.
Por lo demás, ciertamente que al vivir en el desierto debemos aceptar las altas temperaturas como las que se registran en Hermosillo y en el resto del estado y ante sus derivados y efectos, las instancias de gobierno deben emprender acciones de apoyo como las desplegadas por el ayuntamiento de Hermosillo y de otros municipios en favor de población vulnerable principalmente.
Aún recordamos cuando ni cooler o aerocooler teníamos allá en nuestra casa familiar en la colonia San Benito, en donde simplemente era cuestión de dormir sobre el techo o en el porche, y en los días más calurosos meterse al cine, al boliche que estaba por ahí cerca de la UNISON, consumir paletas y nada extraordinario, medidas por supuesto inocuas en estos tiempos por los efectos del cambio climático y calentamiento global.
Un poco más extremo cada año, pero en términos generales cada temporada de calor es como cada verano por estos rumbos y las variantes más complicadas es el alto costo de la energía eléctrica, la sequía, y el creciente número de personas en condición vulnerable, en una ciudad cuya modernidad, gran parque vehicular, gran superficie pavimentada y demás, son factores que incrementan el calor.
Bien por el gobierno municipal al implementar un operativo de protección con la habilitación de albergues en donde están bajo resguardo voluntario alrededor de 60 personas, además de la distribución de hidratantes en vialidades y parques públicos, faltando solo echar a volar alguna estrategia de apoyo a la sobrevivencia de la abundante población canina en la capital de Sonora.