Quien negaría lo obvio, que la justicia en México es una porquería, que se trata de un bien negado a la población, no hablemos de las víctimas porque
Quien negaría lo obvio, que la justicia en México es una porquería, que se trata de un bien negado a la población, no hablemos de las víctimas porque los daños y perjuicios se multiplican. Es obvio que quienes acceden a la libertad, a pesar de las evidencias en la comisión de uno o más delito es su capacidad económica para pagar su defensa. El dicho perfecto que engloba una de las máximas desgracias nacionales: ni todos los que están en la calle son inocentes, ni todos los que están en la cárcel son culpables.
Para entender el sistema judicial, en su crudeza y forma prepotente con que trata a los ciudadanos promedio, que por alguna desgracia quedan enredados entre sus patas, es digno esta crónica de hechos en los que quedó atrapado un buen ciudadano. Es a veces la concatenación de vicisitudes que derivan en una actitud desenfadada, donde se toman decisiones sin imaginar que éstas serán causales de llevarte ante un ministerio público y quedar a expensas de funcionarios públicos con muy poco pudor y un exceso de prepotencia de miedo.
La historia: un día de enero de 2023 este joven cercano a mis afectos, rentó su pickup a unos vecinos, porque él tenía muy grave a su mamá en el IMSS, por una operación que le hicieron mal. Con los nervios y aquello, entregó las llaves de su unidad modelo atrasado, el cual se usó para jalar una batanga en la que trasladaron fierro viejo. En el segundo viaje, traían un sedán. Ya por la noche le avisan que se descompuso el carro y no quiere prender, él dueño llega hasta la carretera internacional, le mete mecánica y lo hecha a andar e informa que él lo va a manejar.
No había avanzado nada, cuando la carga o excesivo peso, hizo ladear la batanga y ésta al moverse sin control, golpeó un barandal de la carretera internacional, el daño físico fue menor. Llegó la Guardia Nacional, ayudaron a sacar las unidades del arroyo vehicular. Ya enfadado con el percance, el joven desmontó la batanga y se fue, los oficiales nada le dijeron cuando se retiró.
A los días siguientes le llegó un citatorio del agente del Ministerio Público Federal (MPF)con sede en Santa Anna. Acudió de inmediato y el funcionario, apenas lo vio llegar y le soltó de groserías acusándolo de no responder a su llamado y lo amenazó, que estaba listo para detenerlo y mandarlo al Cereso. Luego le exigió contratar abogado, el otro todo asustado sale y -con todo previsto para los buitres de carroña- encuentra a un presunto jurista.
Ambos regresan ante el MPF quien exigió el pago de 150 mil pesos, por los rayones causados en un accidente de tránsito y ahí quiso que le firmara un convenio donde aceptaba el costo de los daños y que debía extender esa suma cuantiosa de dinero. El mentado abogado le dijo que aceptara y firmara. Luego le cobró por esa “diligente” asesoría 6 mil pesos. A un chico que gana 3 mil pesos a la quincena.
La historia es larga y retorcida, el proceso concluyó a mediados de abril de este año 2024 con una suma de abusos y maltratos verbales, que causaron severos daños en la salud de este joven, un ser humano honrado, trabajador, serio. Duró más de 20 días internado en el IMSS donde le tuvieron que sacar la vesícula que tenía llena de piedras. Antes de eso tuvo problemas de corazón e hígado, incluso se le rompió un conducto biliar que le trajo severas complicaciones. Ahora mismo salió del hospital todavía con drenes. Falta para su recuperación.
Solo la gente decente, que es atropellada inmisericordemente por el gobierno, resiente en su cuerpo mental, físico, psíquico, espiritual de la forma en que ha ocurrido con este chico. En la siguiente entrega seguiré su historia. De verdad que merece una profunda reflexión, por la forma en que fue “atropellado”, por el gobierno de los “pobres”. Ejercido con mafiosa actuación. Lo de siempre.
¿Justicia y armonía para los mexicanos? Ni madres, es un abuso institucional inmisericorde, En un país con 99 por ciento de impunidad. Mientras las calles plagadas de malandros cometiendo toda clase de fechorías y estropicios.
El problema aquí subyace en que un traidor, lépero, tranza como Andrés Manuel López Obrador, quien se cree el más puro y casto no es quien, para llevar a cabo la reforma al poder judicial, cuando el deseo más profundo aquí y ahora es que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) deje de mecerse en su hamaca de excesiva riqueza y vergonzosos privilegios y haga lo que si pueden otros países, como Perú y es procesar al mismísimo rey de palacio.
¿Reforma al poder judicial? En un país donde en Puebla, el alcalde de Zapotitlán de Méndez, Emiliano Vázquez Bonilla, fue captado en videos, junto a su hermano Higinio y una caterva, ejecutaron a Ramón Malagón García, quien era chofer y escolta de Salvador Tino, candidato del Partido del Trabajo y ganador en la contienda del 2 de junio. El edil homicida era del PRI y renunció para irse a Morena, porque su hermana competía por esas siglas guindas a la presidencia municipal, las que perdió. Que bonito escenario para que gobierne la primera mujer el país. Mejor imposible.