A mi madre se le vinieron los años, discúlpame mi vieja si contigo soy poco paciente, si cuándo me platicas lo mismo te digo que ya me lo contaste. Si
A mi madre se le vinieron los años, discúlpame mi vieja si contigo soy poco paciente, si cuándo me platicas lo mismo te digo que ya me lo contaste. Si me enojo cuándo te abrochaste mal la blusa, si te forzo a que tomes un baño, o me molesta que ensucies cuándo se te derrama la sopa.
Perdóname porque sé que ya se han cambiado los roles, que hoy es cómo si fueras tú la hija, que ya dependes más de mí, que aún anciana conservas el pudor cuándo te aseo o te cambio el pañal.
Que ya no puedes ir a mi paso y se te olvidan más las cosas. Cuando quieres hacer algo aún por ti misma, y yo me desespero.
Discúlpame por no entender que contigo han avanzado más las manecillas del reloj, que tú calendario lleva más hojas gastadas, y tú piel ya está curtida por el tiempo.
Perdóname por no aprovechar cada instante a tú lado, por estar de prisa por estresarme y rematar contigo. Por no comprender que, si la vida me lo permite, tendré un igual destino, dónde dependa del amor y la paciencia de otros.
Si, a mi madre se le han venido los años, y a mí un tanto el remordimiento, cuándo la miro caminar lentamente a mi encuentro, cuándo veo que aún me observa con ternura y entonces me pongo a pensar que debo amarla y abrazarla más porque no sé si ese día nos estaremos despidiendo.
Patricia Alcantar
Filosofía y ser
