Dicen los bocas aguadas, que no se cansan de decir que justo ahora se está en la administración que procura el bien de los pobres, serán los pobres de sus hijos que igual que el padre, jamás trabajaron, nunca instalaron una empresa, apenas si estudiaron, pero ahora, como los hijastros de Vicente Fox también son millonarios
Juana María Olguín Tarín

Dicen los bocas aguadas, que no se cansan de decir que justo ahora se está en la administración que procura el bien de los pobres, serán los pobres de sus hijos que igual que el padre, jamás trabajaron, nunca instalaron una empresa, apenas si estudiaron, pero ahora, como los hijastros de Vicente Fox también son millonarios. Pero la cruda realidad se impone. Justo a la salida de Hermosillo, en el primer Oxxo a mano derecha, salida a Nogales ¡Que imagen, más de una docena de niños sucios, de los 8 a los 10, 12 años, piden limosna a los clientes!
Que además es todo un listado de desgracias en torno a esas criaturas, que se educan en la calle, que están en pobreza alimentaria, que existen en la orfandad total y a duras penas, con padres vivos o muertos. Pero no existe el registro de su vida en los organismos de asistencia del gobierno municipal o estatal. Tienen que enfrentar una desgracia mayor, como morir, que se incendien junto a sus casas, para entonces enterarse de todo lo que subyace en sus entornos.
A propósito, será solo una fatalidad que se suma a las otras, pero cantidad de niños que han resultado víctimas del fuego, que sus quemaduras obligan a llevarlos al hospital especializado en Sacramento, California para apostarle a su sobrevivencia y el documento mínimo que se ocupa para tramitar permisos consulares e ingresos al nosocomio gringo es el acta de nacimiento y los pequeños no la tienen. Nunca fueron registrados ante la autoridad competente.
Son niños que no viven con sus padres, los tiene una vecina, no los cuida es mucha presunción, los tiene ahí porque no sabe que, otra cosa hacer, pero no los registró, menos pide ayuda para el menor que está solo. Lo increíble es que el Estado mexicano tampoco hace nada como cotejar el número de nacimientos y buscarlos para saber de ellos ¿quiénes son sus padres, si están aptos para darles todas las protecciones? Acá -entes como antes, ahora como ahora- el asistencialismo desbordado es para la compra de votos, nada que ver con abatir la pobreza, la que crece desmesuradamente.
En otros desafortunados temas, sí en el país donde los delitos en un 94 por ciento no se denuncian, porque las víctimas consideran una pérdida de tiempo, es de escándalo que en “ocasiones”, si sepan cómo resolver un homicidio o un secuestro, pero depende de la víctima y su estatus social. Por ejemplo: pudieron detener a los responsables del secuestro del hijo de un empresario y ahora ya tienen dos ordenes de aprehensión contra los presuntos asesinos trabajadores, de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en la que dejaron a otros dos heridos.
Ayer en la entrada a San Pedro el Saucito, que gracias a la actual administración municipal ya tiene sus letras grandes, -para que los oriundos no se vayan de paso-, dos pick up blancos, nuevos de esos que se les ve lo sospechosos de aquí hasta la luna. No tienen logotipos de institución alguna, solo antenas y torretas dentro, bueno pues son los flamantes guardaespaldas de los trabajadores de CFE. Ah chingados, ellos deben ser de otro linaje que no conozco, porque los ataques contra toda clase de sonorenses ocurren y a ninguno se le ha previsto de semejante privilegio.
Y si eso no fuera ya insultante con el tamaño de delitos que se cometen en el estado, más la suma de territorios en manos de “humanos”, dos unidades, sabrá Dios cuantos oficiales que exclusivamente protegen a esos trabajadores, mientras al resto de la sociedad la ignoran en sus demandas de justicia.
Que emoción, Alfonso Durazo estuvo en el arranque de los trabajos para la “modernización” de la carretera a Bahía de Kino, se ve bien el hombre cuando se presta para la foto, ojalá haya puesto un billete, claro siempre y cuando que no afecte el presupuesto para apoyar a las corcholatas cuando vengan a Sonora, digo.
Otro enorme gozo para los sonorenses es que Pablo Taddei Arriola rindió protesta como director general de la empresa estatal LitioMx. El mismo camino de su padre, el súper delegado quien dicen las malas lenguas jamás ha trabajado, el hijo tampoco. Esas son bendiciones, solo cobrar en las instituciones por nada, o solo para rascarse la cola. Basta.