Tomás Rojo; memoria que trasciende la tumba

HomeAlberto Vizcarra

Tomás Rojo; memoria que trasciende la tumba

Hay personas que con la fuerza de su legado impiden que sus vidas terminen en la tumba donde fueron sepultados

Estrategia federal: aislar a la Tribu Yaqui
Aceptar la injusticia a cambio de un Plan de Justicia
México y su seguridad energética

Por Alberto Vizcarra Ozuna

Hay personas que con la fuerza de su legado impiden que sus vidas terminen en la tumba donde fueron sepultados. A esa estirpe de hombres pertenece Tomás Rojo Valencia, el vocero de la Tribu Yaqui, desaparecido y luego encontrado arteramente asesinado el 17 de junio del año pasado. La figura de Rojo Valencia brilló durante la última década como uno de los principales opositores a que las aguas de la Cuenca del Río Yaqui, se desviaran con la construcción de una acueducto que desde la parte media de dicha cuenca transfiere ilegalmente el recurso hacia la ciudad de Hermosillo, propiciando afectaciones irreparables sobre la parte baja, donde se ubica el territorio de la tribu y siete municipios del sur de Sonora cuya vida social y productiva gira en torno al Valle del Yaqui, uno de los principales centros de producción de granos básicos de México.

A un año de distancia de aquellos hechos brutales que le quitan la vida a Tomás Rojo, los integrante de la tribu yaqui, el Movimiento Ciudadano por el Agua y los productores rurales del sur de Sonora (ejidatarios, colonos y pequeños propietarios) realizaron el 21 de junio de este año un memorial luctuosos a la vida del yaqui quién con insistencia decía,  desde distintos lugares del país y en diferentes encuentros, foros y manifestaciones, que todo lo malo que se le hiciera a su tribu, también se lo harían a la mayoría de los mexicanos. El acto que concentró a cientos de personas, se realizó a los pies de un gran monumento a Lázaro Cárdenas, erguido en el centro de la plaza que lleva el nombre del legendario ex presidente, en Ciudad Obregón, Sonora.

Sobre un modesto templete, sin la formalidad de un presidium, se colocó  una pequeña mesa, cubierta de un lienzo con los tres colores de la bandera yaqui (rojo, azul cielo y blanco) para sostener  la fotografía de Rojo Valencia. A un lado un vistoso arreglo floral. En el fondo una gran manta con la fotografía del yaqui homenajeado: “Tomás Rojo Valencia, memoria activa en la defensa de las aguas del Río Yaqui”. En los laterales del templete dos grandes pendones con la leyenda “en Sonora la solución es la desalación”. Sobre ese templete pasaron los voceros de la tribu yaqui para hacer uso de la palabra. Hablaron en castellano y en el dialecto caíta. En las dos formas de expresión su palabra y exigencia fue la misma: que en apego a las observaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se cancele la operación ilegal del Acueducto Independencia, que los despoja de las aguas asignadas por el decreto de Lázaro Cárdenas.

Señalaron que las bondades del Plan de Justicia, ordenado por el presidente para traerle un paquete asistencialista a la tribu, se usa por los directivos del Instituto Nacional para los Pueblos Indígenas (INPI) como chantaje para que las autoridades tradicionales consientan y terminen por aceptar la imposición del acueducto. Cuestionaron el decreto de Andrés Manuel López Obrador, en el que se les otorga nominalmente mayores volúmenes de agua que no están disponibles, al tiempo que consiente el desvío de las aguas para otro uso y destino con la operación ilegal del acueducto de marras, trastocando así el espíritu del decreto del presidente Cárdenas.

El yaqui Fernando Jiménez, hizo memoria de la vida de Tomás Rojo. Recordó que cuando él fue encarcelado, junto con otro de los voceros de la tribu, Mario Luna Romero, Tomás tuvo que exiliarse en la Ciudad de México por más de un año, porque el gobierno de Guillermo Padrés también lo perseguía por oponerse a la imposición del acueducto. Jiménez contó que pudo resistir el cautiverio, gracias a que Tomás le llamaba por teléfono y lo animaba, le daba confianza en el sentido de la lucha. El mismo Jiménez dijo que han transcurrido 10 años y el gobierno actual, continúa con el mismo comportamiento, no obedecen las disposiciones de la Suprema Corte y “nos siguen robando el agua con el acueducto”. Les pidió a los integrantes de la etnia que “abrieran muy bien los ojos, porque detrás de las ofertas del Plan de Justicia del presidente, está la abierta intención de quitarnos el agua con el Acueducto Independencia”.

Al término de su participación, Fernando Jiménez, insistió en la importancia de mantener la alianza de la tribu con los productores rurales y los habitantes del sur de Sonora, porque el decreto del presidente Cárdenas protege a toda esta región como beneficiaria de las aguas del Río Yaqui. También hicieron uso de la palabra mujeres de la tribu y el padre de Tomás Rojo, quien no obstante su avanzada edad y el impacto de la pérdida de su hijo, mostró un sentido de fortaleza moral en la resistencia en contra de los intereses que se proponen despojar del agua  a la tribu y a la región.

El acto recibió mensajes de solidaridad a la memoria de Tomás y de respaldo a la lucha. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, reconoció en el vocero de la tribu a un firme luchador por los derechos de la etnia. Y señaló la necesidad de que en su memoria nos tenemos que mantener a pie firme en la defensa del derecho a las aguas de la Cuenca del Río Yaqui. Se recibió un amplio y sentido mensaje del cineasta de origen español, Sergi Pedro Ross, quién es el productor del dramático largometraje Laberinto Yo´eme, en el que aparece Tomás y otros integrantes de la tribu como los protagonistas del film que denuncia las condiciones inaceptables en que viven los indígenas, el despojo del agua y la plaga de la droga que inunda el territorio. Rubén Albarrán, del grupo musical Tacuba, envió su mensaje y la canción compuesta en memoria de Tomás.

Eduardo Vázquez, poeta y promotor artístico, hizo la grabación de un audio vídeo, en el que exalta la personalidad de Tomás. Destaca que a un año de su muerte los asesinos intelectuales permanecen impunes. Lamentó que se le haya dado muerte a un hombre de paz, porque con ello se le amplía el camino a la violencia. Lo extrañaremos siempre, “porque una persona tan generosa, tan clara, tan serena, con su capacidad de entrega, con una combinación poco frecuente entre firmeza y dulzura, entre pasión y serenidad siempre será un ejemplo, una excepcionalidad en nuestro mundo, en nuestro tiempo”.

La parte más sentida en el homenaje, fueron las palabras de la hija de Tomás. Lanzó la pregunta al aire: ¿Qué piensan cosechar si lo que están sembrando son puros cadáveres? Luego tejió su discurso en torno a la canción de Kany García y Nach, titulada In memoriam: “Aunque el dolor nos una a una muerte inoportuna, ningún amor se termina en el ataúd…que la belleza nos susurre más que nuestra rabia, que la esperanza nos guíe si nos cansamos. Por los mayores sus palabras sabias. Y por los niños que sonríen agarrando nuestras manos”.

El homenaje a Tomás Rojo, fue un acto del pueblo y señala también la hora del pueblo, en un momento en que los desafíos de la sequía que abate a todo el norte de México, ponen en cuestión lo absurdo de una política hídrica que bajo criterios monetaristas solo se dedicó a especular con el agua disponible y abandonó los grandes proyectos de gestión de más agua con la tecnología de la desalación y obras de infraestructura como el Plan Hidráulico del Noroeste, (PLHINO).