Ah la desaladora y el podrido recuerdo, de aquellos negros días

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Ah la desaladora y el podrido recuerdo, de aquellos negros días

Pobrecito el líder de lo que queda del PRI, Alejandro Moreno quien desesperado buscaba con su asesor fiscalista, cómo esconder en el año 2011 -se cree- 12 millones de pesos que le cayeron del cielo, así como le ocurre casi siempre a la clase gobernante

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Juana María Olguín

Pobrecito el líder de lo que queda del PRI, Alejandro Moreno quien desesperado buscaba con su asesor fiscalista, cómo esconder en el año 2011 -se cree- 12 millones de pesos que le cayeron del cielo, así como le ocurre casi siempre a la clase gobernante. No son cabrones rateros ordinarios, sino que la vida es bella y les tiran con pacas de billetes. Lo que también sobresale en medio de la guerra de audios exhibidos en las últimas semanas es que el espionaje luce bonito, encantador, igualito que siempre. Lo que pasa con Moreno son ¿las últimas paladas de tierra que ocupaban?

Por supuesto que la única forma de solucionar el problema de desabasto de agua es ir por las desaladoras, proyecto que ya en el pasado se intentó, solo que desgraciadamente fue con uno de los peores gobernadores que ha padecido Sonora, Armando López Nogales. El más ausente de todos, quien dejó las arcas de tesorería a extraños. Literal había tres vicegobernadores fuereños, sin conocimiento de esta tierra y usaron la administración estatal para su beneficio absoluto.

Fue en el gobierno de López Nogales cuando el salón de gobernadores se utilizó para fiestas de bebé, despedidas de soltera, claro los actos sociales los presidía la secretaria particular del “ausente”, Cecilia Sánchez Luken.  Su solo nombre me causa escalofríos. Era una de las vice gubernaturas. Sin que el entonces director de Radio S.A., don Guillermo Macías, lo aceptara se que fue ella la que le exigió que me corriera de esa empresa.

Qué tiempos aquellos, en que caí de una empresa explotadora a una organización radiofónica que ganaba carretadas de dinero, pero a decir de un colega reportero, esa riqueza iba al centro del país a financiar la presencia de la “realeza”, de los medios que cobraban como si a diario descubrieran el hilo negro de la comunicación. Ganaba en el año 2000, tristes 2 mil pesos mensuales, además de 500 pesos, para los cuales exigían facturas. Salía más caro el caldo que las albóndigas.

Llenar el tanque del vehículo eran 350 pesos, así que ni siquiera para eso ganaba. Ah pues de ese glorioso y tremendo trabajo, la poderosa secretaria técnica del gobierno del nefasto de López Nogales exigió que me corrieran. Todo por una pregunta que hice a la jefa de comunicación social del Dif estatal, Margarita Beaven, sobre la presidenta de ese organismo, Laura Alicia Frías, me fui después de cubrir el más ridículo de los eventos presididos por esa mujer: la entrega de semillas a invidentes y débiles visuales. Desperdicio de tiempo y dinero a lo pendejo.

Una hora después fui llamada a la dirección de Radio S.A., para enterarme que mi pregunta, la tal Beaven, se la había hecho saber al director de DIF, éste a su vez, corrió con las enaguas alzadas hasta las rodillas a palacio estatal y aquello era un escándalo y que me despidieran saciaba su ansia de sangre. No fui echada, me salvé seguí devengando mi miserable sueldo. Lo he dicho seguimos en el oficio, por adicción, no porque sea redituable, menos cuando eres fiel a tu conciencia.   

El proyecto de buscar una empresa desaladora en tiempos de López Nogales se llamó corrupción, corrupción y porquería pura. 

Está bien pues el gobierno de Alfonso Durazo sabe que no hay más opción que una desaladora, así que sin querer ser pesimista -los pesimistas somos optimistas con demasiada información- habrá que esperar a ver a quien manda a buscar a la empresa beneficiada con el proyecto, capaz que va un miembro de su familia a cumplir con tal encomienda. Ya sabremos qué ocurre. El solo nombre y origen de la compañía, más el dueño, ya estarán todas las piezas del negocio del agua.

Todos los días le levantan las faldillas a uno u otro funcionario del gobierno federal, los que no son iguales, sino idénticos y ahora el titular del poder ejecutivo reconoció que dizque la FGR indaga un presunto fraude y desvíos de recursos, en Segalmex, en ese entonces a cargo de Ignacio Ovalle, por10 mil millones de pesos. Otro descarado y cínico el titular de la Profeco, Ricardo Sheffield quien de la “nada”, acumuló botín hizo negocios millonarios y hoy es noticia. Maldita porquería.

La guerra por las tesorerías en 6 estados de la República es de excremento con boñiga, sálvese quien pueda, habrá que esperar que las balas además de las bandas de humanos, no hagan presencia en este proceso electoral del próximo domingo. Todo hace parecer que Morena ganará 5, capaz que las 6 gubernaturas.