El Doctor en economía José Luis Calva Téllez, está en los primeros lugares de los economistas mexicanos que con mayor sistematicidad y rigor han criticando las políticas económicas neoliberales que se pusieron en marcha en México a partir de 1982
Por Alberto Vizcarra Ozuna

El Doctor en economía José Luis Calva Téllez, está en los primeros lugares de los economistas mexicanos que con mayor sistematicidad y rigor han criticando las políticas económicas neoliberales que se pusieron en marcha en México a partir de 1982. Destaca el Doctor Calva Téllez, no solo por sus acertados diagnósticos, sino también por sus propuestas; además de haber tenido la resistencia moral e intelectual para sostener su espíritu crítico frente a la ola alta de las políticas económicas neoliberales que han regido al país por los últimos cuarenta años.
La perseverancia de Calva en la crítica a la disfuncionalidad de las políticas económicas neoliberales, le ha dotado de una autoridad incuestionable, que se ha ganado a pulso. Desde mediados de los años ochenta advertía sobre las desventajas de que México caminara en dirección a esquemas comerciales que desfavorecieran el desarrollo, la industrialización y especialmente que debilitaran la producción nacional de alimentos. La obra de Calva para prevenir sobre las desventajas de desproteger la economía nacional con una apertura comercial indiscriminada -ya perfilada desde el ingreso de México al GATT en 1986- es abundante. La autoridad del Doctor Calva, no deviene solo de los reconocimientos académicos, se finca más en una resistencia intelectual a la que la realidad le ha dado la razón.
Este lunes dos de mayo, concluyó el curso de pos grado impartido por Calva en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, al que se le tituló Estrategias de Desarrollo Económico: México y Experiencias Paradigmáticas en el Mundo. El curso, que constó de tres amplias sesiones, es sin duda un aporte fundamental en la tarea de darle fuerza a una intensa discusión nacional, para que, como lo señala el Doctor Calva, México retome “la estrategia de desarrollo económico liderada por el Estado”, ante el fracaso abrumador de las políticas económicas neoliberales aplicadas durante las últimas cuatro décadas. En los cuarenta años de sometimiento del país al neoliberalismo, Calva incluye los primeros tres años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien no obstante su discurso denostador de tales políticas, se mantiene ceñido a ellas con el mismo apego que lo hicieron los gobiernos anteriores.
Difícil comprimir en este espacio lo comprendido en el curso de más de nueve horas, repartidas en tres sesiones y realizadas los lunes de las últimas tres semanas. A reserva de que los interesados accedan a los archivos, que se encuentran en la página del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, se pueden comentar algunos de los conceptos que guiaron el curso.
Con lo expuesto en las sesiones, José Luis Calva, se confirma en el selecto grupo de economistas que escapan al esquema soportado en el supuesto de que lo único oponible al neoliberalismo es el marxismo. Calva nos remite al momento histórico que se constituyó en paradigmático, cuando el joven y brillante Secretario del Tesoro de la naciente república americana, Alexander Hamilton, presentó al Congreso estadounidense el Informe Sobre las Manufacturas en diciembre de 1791, documento que sienta el precedente argumental a favor de la industria nacional y en contra del liberalismo económico inglés, representado por Adam Smith, quién, para perpetuar el colonialismo sobre los Estados Unidos se oponía a su industrialización con el artilugio de las “ventajas comparativas”, que le asignaban, en forma de condena, a la emergente nación americana una especie de vocación fatal a solo producir materias primas y no bienes manufacturados.
Calva sitúa a la personalidad de Hamilton, como el principal eje de influencia sobre las naciones de Europa, Asia y las américas, que procuraron emular el dirigismo económico de los Estados Unidos. Algo que el mismo Hamilton titularía como el Sistema Americano de Economía, en franca oposición a liberalismo económico inglés. Explica que las inquietudes del economista Alemán Federico List, quien viajó a los Estados Unidos, encontraron en Hamilton a su mejor mentor. List, regresaría a Alemania para darle forma en la práctica a su trabajo teórico sobre el Sistema Nacional de Economía Política (1841) y desarrollar un sistema arancelario y de aduanas orientado a la integración alemana, a la protección de su incipiente industria y al fortalecimiento del mercado nacional.
El mismo Federico List, según la explicación de Calva, se convirtió en la influencia del sistema hamiltoniano que guió la puesta en marcha de la industrialización del Japón, en la llamada Restauración Meiji, que le abriría camino al abandono del pasado feudal de esa nación. Con sus peculiaridades la China de Sun Yat Sen abrevó de la tradición económica de Hamilton y List, que sirvió como guía de Deng Xioping, para que desde los años setenta la nación-continente empezara a abandonar sus apegos ruralistas e iniciara una ambiciosa estrategia de modernización e industrialización liderada por el Estado. Corea del Sur, con su propia historia económica, se ubica como parte de esta influencia mundial del sistema económico hamiltoniano.
Para José Luis Calva, el proceso de la Revolución Mexicana, recoge también esta influencia y se expresa en forma más integrada en el gobierno de Lázaro Cárdenas, quien con Alberto J. Pani en la hacienda nacional, implementa una política industrial, de construcción de infraestructura, monta una banca nacional y regula la banca privada, con una orientación dirigista del crédito hacia las actividades productivas. Al mismo tiempo que sostiene una política fiscal, monetaria y cambiaria contra cíclica que le permitió enfrentar sin mayores descalabros el shock externo de la Gran Depresión.
Apoyado en este bagaje histórico-conceptual, Calva Téllez, pone sobre la mesa la evidencia empírica de los logros de las economías que no fueron abandonadas a los caprichos especulativos de los mercados y que bajo lo que él define como “estrategias económicas lideradas por el Estado”, han presentado resultados exitosos y en algunos casos sorprendentemente admirables, como las tasas de crecimiento de China que en poco más de una generación sacaron a más de ochocientos millones de habitantes de la pobreza integrándolos a la vida productiva.
La historia de México no es ajena a estas experiencias mundiales. Desde el gobierno de Lázaro Cárdenas, hasta el fin del sexenio de José López Portillo, el país, con sus variantes, se mantuvo dentro de los parámetros de una política económica liderada por el estado, cuyos logros arrojan un crecimiento acumulado del PIB de 1593%, junto a un acumulado en la productividad del trabajo del 322% y un crecimiento del PIB per cápita -también acumulado- del 348%. En contraste, en las casi cuatro décadas del ejercicio neoliberal, el crecimiento del PIB, en valores acumulados, apenas alcanza el 127% y el PIB per cápita registra un raquítico 29%. La productividad del trabajo acumulado en todo el período neoliberal no llegó al 34%. No hay argumento que se sostenga en la defensa del fracaso de las políticas económicas neoliberales.
Este aporte de Calva, es sin duda una valiosa contribución a la discusión nacional, para ser retomada por todos aquellos realmente preocupados porque México salga del extravío neoliberal, convencidos de que el gobierno de López Obrador mata al neoliberalismo con sus palabras, pero en la práctica lo mantiene vivito y coleando.