Preocupante que en México se insista en que la pandemia COVID 19 va a la baja y todo perfecto y otra vez la población entra en modo relajamiento
Juana María Olguín
Preocupante que en México se insista en que la pandemia COVID 19 va a la baja y todo perfecto y otra vez la población entra en modo relajamiento. Pero cada vez hay que convencerse que nada está dicho, tampoco hay el suficiente conocimiento de lo que sigue, que más viene y tampoco hay precisión qué es lo que provoca que se registren casos graves de personas ya vacunadas a las que es necesario intubar ¿Entonces cada quien tendrá que sobrevivir a la criba natural?
Y la obcecada insistencia de no vacunar a los niños, cuando es una prioridad extrema protegerlos hasta donde sea legítimamente posible. Lo que es inexplicable y sin sentido, porque a decir de las propias autoridades en el país hay aproximadamente 30 millones de vacunas ¿para que las tienen guardadas? Encima, son almacenadas de acuerdo a los requisitos de cada una de las marcas o simplemente están arrumbadas por ahí.
Ah claro es posible que haya una exhibición de fuerza, poder, desarrollar un sentimiento de apoyo desmedido cuando se apliquen y por pura casualidad, se designen importantes cantidades de los biológicos a las entidades donde habrá proceso electoral ésta año ¿será posible? Es difícil de creer por aquello de la cantaleta de “no somos iguales”. Bueno habrá que esperar muy poco para ver qué ocurre y sobre todo si se cumplen los pronósticos de la pandemia: a la baja o viene lo peor en febrero.
En otro tema, la historia suena divertida ah que lindo un bebé de dos años de Nueva Jersey jugaba con el celular de su madre cuando accidentalmente compró artículos por 2 mil dólares; la tienda resolvió reembolsar los montos gastados. Hasta ahí la cosa aparentemente no ha pasado a mayores, pero hay que ver lo que ocurre en la actualidad, en que los niños han desarrollado adicción a la tecnología, o tienen un celular -que hasta puede ser propio, por aquello de que no tome el de mamá- y lo sueltan para ir a otra pantalla y esa es su vida, hasta que las consecuencias tocan a la puerta.
Al igual que ocurre con las drogas cualquiera, los niños sufren adicción a la tecnología y hay casos extremos donde los bebés dejan de hablar, no responden a indicaciones, no identifican sus nombres. Cuando por fortuna esos casos, que a bote pronto han sido diagnosticados con enfermedades mentales o declarados autistas, con déficit de atención, les quitan los celulares, a la semana el niño recupera sus habilidades de convivencia, del habla.
Que mal, digo. El resentimiento, odio y otras malas emociones son mortales, y Andrés Manuel López Obrador a diario despotrica contra todo lo que vaya en contra de sus creencias, además hace énfasis en una defensa patológica de los suyos. Pero ayer en su mañanera dijo que sus médicos le dieron licencia por dos años ¿es todo lo que predicen que le queda de vida? Después de sufrir un segundo infarto a inicios de este 2022. Es por ello que salió con que ya tenía su testamento político.
El corazón, representa el amor (mis emociones, mi capacidad de amar), la alegría, la vitalidad y la seguridad. Apenas 24 meses le quedan de vida política ¿y si mejor aprende a contener su furia? Sería mejor no, que aprenda a convivir en armonía con todos los seres humanos diferentes, pero bueno ni hablar.
Cada quien lidia con sus demonios y a veces por más información, por más instrucción valiosa de cómo abandonar malos hábitos, genio y figura hasta la sepultura. Pero sí dicen que le dio un segundo infarto, que se desmayó de hecho sobre s escritorio ese día.