Días de odio y furia

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Días de odio y furia

Vaya el cronograma impúdico descrito en investigación periodística donde se detalla paso por paso desde que la familia López Adams ocupó una residencia en Houston, con fechas, número de contratos y montos de asignaciones de PEMEX por casi 200 millones de dólares a la empresa Baker Hughes, donde el dueño de la mansión “alquilada”, Keith Schilling era un alto ejecutivo

Legalidad y democracia
Coincidencia 
Sonora, bien calificado

Vaya el cronograma impúdico descrito en investigación periodística donde se detalla paso por paso desde que la familia López Adams ocupó una residencia en Houston, con fechas, número de contratos y montos de asignaciones de PEMEX por casi 200 millones de dólares a la empresa Baker Hughes, donde el dueño de la mansión “alquilada”, Keith Schilling era un alto ejecutivo.  

Como ven, se quedaron cortos Latinus y Mexicanos contra la Corrupción y la impunidad al revelar que el monto asignado mediante contratos sin cubrir la normatividad legal, fueron solo por 85 millones de dólares, precisando además el empate en los tiempos cuando el vástago del presidente y la “señora que parece tiene dinero”, ocuparon esa residencia con la firma de esos contratos y ampliaciones, y la permanencia del arrendador en el puesto gerencial de alto nivel de la empresa beneficiaria.  

Ampliada la impudicia de José Ramón y su mecenas Carolyn y ya inconsistentes los comunicados “aclaratorios”, uno informando que el arrendador ya no ocupa el puesto informado por Latinus y que no sabía que su arrendatario era hijo del presidente de México, seguramente ampliará por una semana más los días de odio y de furia del presidente desde el atrio mañanero.  

Esperemos que para el viernes próximo hagan efecto los medicamentos, el Prozac, el Valium o alguna otra pócima, que serene al presidente Andrés Manuel López Obrador, para que no venga a Sonora a maldecir, a vomitar sus fúricas catilinarias y a destilar sus odios en contra de medios de comunicación y comunicadores, cuyo único pecado ha sido desnudar la incongruencia de su discurso anticorrupción y austeridad cuando chapotea en porquería, ahí en el palacio que habita.  

Carmen Aristegui

O simplemente que se desahogue a partir de este lunes, aunque hasta ahora sus explosiones de furia le han resultado contraproducentes, ya que sea, Carlos Loret de Mola, Víctor “Brozo” Trujillo y Carmen Aristegui le han dado soberana paliza y sólo lo han puesto en mayor evidencia.  

A Loret no le desmintió absolutamente nada, porque como bien se dice, el derecho de réplica no es insultar, sino aclarar punto por punto lo que el agraviado considere información falsa; Brozo exhibió la desmemoria presidencial y contrastó lo que López Obrador era en el pasado y en lo que se ha convertido al arrodillarse ante la nueva mafia del poder para poder ser presidente, y Aristegui otrora panegírica del citado, se sostuvo y denunció el que desde el poder presidencial se denueste trayectoria, prestigio y credibilidad, sin considerar los efectos que pueden desatar con dichas agresiones.  

Tiempos negros viven en Palacio Nacional, desde donde se proyecta patético espectáculo, deplorable y absurda escenografía mientras el país se encuentra al garete y haciendo agua en materia económica, seguridad y de salud, tragedias que son imposibles de ocultar por las frecuentes torpezas de López Obrador prácticamente en todos los órdenes.  

A ver qué responde a las revelaciones de la articulista de Reforma Peniley Ramírez, quien en su último despacho dio a conocer que el funcionario de PEMEX que firmó la modificación del contrato que favoreció con los casi 200 millones de dólares a la empresa Baker Hughes mientras la familia López Adam disfrutaba de la mansión “alquilada”,  fue Ulises Hernández, quien en septiembre de 2019 fue nombrado director de PMI, la filial internacional de Pemex, en Houston, y que ahora dirige el Consejo de Administración de Deer Park, la nueva refinería que la paraestatal le compró a Shell en Texas.  

Ulises Hernández

O cómo desmentir que el consorcio gringo recibió esos alrededor de 200 millones de dólares durante los primeros cinco meses, en que la “mujer parece que tiene dinero” y su marido ocuparon la residencia del alto directivo, pagando poco más de solo seis mil dólares mensuales, que si lo hicieron fue un pago simplemente simbólico o del mismo cuero salieron las correas.  

A fin de cuentas, al presidente se le podrá cuestionar por cualquier cosa, pero no de ver por sus hijos y defenderlos contra viento y marea, sin importar lo que hagan, que en el caso del Monchi y la señora del dinero ya es extremo.  

Las agresiones del presidente se extendieron al proceso de nombramiento de embajador en Panamá y paradójico que haya acusado de actuar como “santa inquisición” a la canciller de ese país, Erika Mouynes, por negarse a dar el beneplácito a Pedro Salmerón, por sus antecedentes de acosador sexual.  

Desafortunada la perruna defensa presidencial al protegido de la no primera dama, que implicó además el desconocimiento supino del protocolo diplomático, donde ningún gobierno anuncia nombramientos antes de recibir el beneplácito de gobiernos amigos, y más desafortunada su invocación a Omar Torrijos para justificar su catilinaria contra la canciller panameña.  

Impresentables

Para completar el cuadro de infortunios, en inexplicable ocurrencia, López Obrador suplió a Salmerón con la impresentable Jesusa Rodríguez, cuyas habilidades diplomáticas son inferiores a las que tiene un hipopótamo, lo cual lógicamente ya generó una fuerte ola de rechazo en el país canalero, previéndose que tampoco recibirá el beneplácito, o sea, a ver el tamaño del berrinche de Lopitos.  

La extraña conducta del presidente López Obrador, sus arrebatos, sus evidentes dificultades para comunicarse o encontrar palabras para exponer cosas sencillas; su reducido discurso y pobreza de lenguaje; su obsesiva fijación sobre solo un tema para salir al paso, su desmemoria y confusión en materia de fechas, son síntomas que deben ser atendidos por especialistas en demencia senil.  

Dicho estado mental lo lleva a actuar de forma irreflexiva –los dementes seniles no reflexionan—sin prever las consecuencias y los efectos de sus actos, de sus dichos, que en comunes mortales no pasan de ser fuentes de preocupación y de solución en círculos de la familia, pero que tratándose del presidente de un país pueden ser cuestión de vida y muerte.  

Por cierto, ante la arremetida presidencial contra medios, la Sociedad Interamericana de Prensa emitió un extenso posicionamiento que se resume en recomendar que cesen sus agresiones, ya que “Cuando se descalifica la labor de la prensa, se abre la puerta a los violentos y los intolerantes”.  

Más fosas clandestinas

Y lo que son las cosas, este domingo fue asesinado en Tijuana Marcos Ernesto Islas Flores, director general de Notiredesmx, para ya sumar cinco los periodistas asesinados en lo que va del año y engrosar la estadística de este sexenio como el del mayor número de asesinatos de comunicadores.  

Pues el entretenimiento mañanero de López Obrador, para nada afecta al horror que se vive en amplias regiones del país, que como dijo Cuauhtémoc Cárdenas, está en el tobogán del deterioro, aplicando la misma medicina de décadas anteriores que acentúa los males que pretende remediar, con duros cuestionamientos en contra de la militarización y a la fallida actuación de la Guardia Nacional.  

En Sonora, donde debería ser emblemática una exitosa estrategia en contra de la delincuencia, particularmente la organizada en bandas del narco que mantienen en la incertidumbre a comunidades y regiones enteras, más que el robo a domicilios, de autos y la operación de bandas que cometen toda clase de latrocinios en la mancha urbana, aun cuando dicha actividad está íntimamente relacionada con la comisión de homicidios de alto impacto.  

Asesinatos en vía pública, cuerpos arrojados, domicilios ametrallados, narcomensajes y ya desde hace tiempo la fuerte dosis de horror de las fosas clandestinas que un día sí y otro también encuentran grupos de búsqueda organizados por familiares de desaparecidos, resultándonos difícil entender como es que civiles son más efectivos que por ejemplo los sabuesos de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal al mando de Fiscal Claudia Indira Contreras.  

O que frecuentemente voceras de esos grupos denuncien la nula colaboración que reciben de instancias de gobierno y por supuesto la falta de protección de parte de los muchachitos de la secretaria de seguridad María Dolores del Río, mientras abundan los reportes de hallazgos de osamentas en base a tips que les hacen llegar.  

Lola y Claudia

Chocante además lo contradictorio de la información que dan a conocer por un lado las buscadoras y la que emite el sector oficial sobre un mismo hecho, como es el caso de lo encontrado por rumbos de Santa Ana, cuando lo inicialmente dado a conocer fue el un lugar donde fueron quemados al menos 50 cuerpos de personas, fue reducido a dos osamentas completas y pocos restos dispersos.  

Pero los despachos periodísticos reseñan que lo encontrado fueron los restos de una hoguera donde fueron incinerados 50 cuerpos apilados, todo después de sufrir actos de intimidación y amenazas por parte de narcos que intentaron detener al grupo con los llamados ponchallantas.  

Como decíamos, dado el paso del gobernador Alfonso Durazo Montaño como secretario de seguridad federal y diseñador de las estrategias contra la delincuencia a nivel nacional, somos parte de tantos sonorenses que creímos que con ese antecedente sería la diferencia que nos llevara a mayores espacios de paz y tranquilidad en Sonora.  

Pues no ha ocurrido así, pero en todo caso sería tratarse de cuestión de tiempo, como es el caso en tantos otros temas relacionados con su administración, que como se sabe, aún están en la etapa de maquetas, croquis, power point, anuncios y demás, pero que en el tema de la seguridad reviste de un alto sentido de urgencia, donde ya chole con declaraciones al estilo de doña Lola y doña Claudia.