¿Es una nueva estratagema informar antecedentes penales de las víctimas de homicidios doloso?
Juana María Olguín

¿Es una nueva estratagema informar antecedentes penales de las víctimas de homicidios doloso? Alfonso Durazo declaró que darán santo y seña en que andaban las personas que resulten asesinadas en el estado. Primero eso no es ninguna novedad, es a lo único que se han dedicado las fiscalías estatales y la federal desde hace algunos sexenios. Enjarrar al difunto de todo cuanto les es posible, pero eso manda muy graves señales a la sociedad y a la opinión pública, porque parece que están en modo derrota y sin nada que hacer para recuperar algo de paz y seguridad.
Lo he dicho en cantidad de veces qué porque no se esperan a que el cuerpo se enfríe de perdida, antes de salir despavorido personal de la fiscalía a endilgar toda clase de delitos al difunto, casi desde los lápices que se robó en el prescolar, pero eso lo primero que significa es que hay autoridades excesivamente ineficaces, ineptas. Porque un individuo con ese currículum vitae no debería estar en la calle y sin embargo anda libre sin que nadie lo moleste con una averiguación previa.
Para colmo de males es todo un uso y costumbre de las fiscalías acosar a las familias de las personas ejecutadas, lo que no hicieron en vida del difunto, como investigarlo, ahora quieren que paguen justos por pecadores. Revictimizan a los parientes y no solo a ellos, también a sus amigos, a los caseros, que les rentaban las viviendas donde habitaban. Y todo porque no hay administración y procuración de justicia fuerte, resistente, honorable y eficaz.
Por ejemplo, hoy hubo una balacera en el municipio de Huatabampo, toda clase de versiones que se encimó con una campaña donde se “advertía” de presuntos ataques que ocurrirían en contra de las comandancias de policías. Las conjeturas dieron pie a toda clase de creencias y de números de fallecidos y las autoridades bien gracias, una ausencia total. Por el medio día se dijo que un sujeto había disparado en contra de transeúntes lo que dejó dos muertos y 4 heridos.
En otros asuntos ayer circuló profusamente una conversación de Lourdes Maldonado, la periodista asesinada en Tijuana, Baja California donde sí, se dice contenta por ganar la demanda laboral, contra el ahora ex gobernador, Jaime Bonilla, pero aprovecha y exhibe en su máxima expresión el tipo de patrón que es el sujeto, como tantos otros que se niegan a pagar prestaciones laborales esenciales a los empleados, pero además este protegido de Andrés Manuel López Obrador, -pronto miembro del gabinete federal- no paga impuestos al sistema de administración tributaria (SAT).
Y la comisión especial que investiga el homicidio de la periodista fueron a catear la casa de la víctima, no me hace sentido, pero dicen que así esta bien, pero a propósito de las pesquisas en torno a Margarito el fotógrafo también acribillado en Tijuana, ayer aparecieron mantas donde un cártel informa nombre y apellido del presunto responsable y que es miembro de una organización criminal enemiga.
Hay toda clase de víctimas, una de ellas llegó a su trabajo aterrorizada, hasta el día de hoy, la habían obligado a hacer tres depósitos bancarios y toda llorosa suplicaba por ayuda. Que acudió a la Fiscalía General de la República (FGR) pero al parecer que no le dieron asistencia. Igual ante el estado de pánico de la víctima, capaz que no sabe ni a que institución acudió. Aparentemente le ofrecieron un préstamo a través de Facebook y ella lo aceptó, proporcionó su información personal y a partir de ahí inició el acoso, la agresión y la utilización de su imagen para difamarla.
Lo triste del asunto es que la gente entre en estado de pánico y no sepa a qué instancia de gobierno acudir para recibir auxilio o no le alcance la inteligencia para llamar al 911. Con tanta delincuencia suelta, impune.