A casi tres años de ponerse en marcha la novedosa estrategia con la que la administración de Andrés Manuel López Obrador, pacificaría al país, la violencia criminal no solo no se ha detenido, si no que se ha acentuado en la mayor parte del territorio nacional

A casi tres años de ponerse en marcha la novedosa estrategia con la que la administración de Andrés Manuel López Obrador, pacificaría al país, la violencia criminal no solo no se ha detenido, si no que se ha acentuado en la mayor parte del territorio nacional.
En principio se nos dijo que ante la complejidad del problema, la corrupción, la fuerza del crimen organizado, se requeriría de tiempo para que los mexicanos comenzáramos a ver los resultados del acierto de haber entrado a la etapa de los abrazos en lugar de balazos y a tomar en cuenta que los sicarios y capos del narco también tienen derechos humanos que hay que respetar.
En efecto, se requiere de tiempo y en diciembre se cumplen tres años de iniciar ese operativo de sanación emprendido desde el mismo palacio nacional, que incluyó la filantrópica liberación de un junior del narco, saludo rebosante de ternura a mamá de narco; genuflexiones y expresiones públicas de respeto a narco y convivencia sumamente civilizada y coordinada de personal de la Guardia Nacional y sus mandos con narcos.
Pero no todas son malas noticias, porque en la mañanera presidencial de este lunes, Andrés Manuel López Obrador aseguró que tiene datos respecto a que dada la efectividad de sus programas sociales, a las bandas del crimen organizado les resulta cada vez más difícil reclutar jóvenes para que se sumen a esos ejércitos irregulares.

Pues ya era hora que percibiera, al menos él, algo bueno, porque de lo malo estamos hasta el cogote y lo percibimos todos los mexicanos, sin que se sepa cómo podrían desalentar dos mil, tres mil pesos al mes a un veinteañero desempleado, de familia disfuncional y en un entorno de barriada, la posibilidad de disfrutar el oropel, la emoción y abundancia que le ofrece ser parte de la delincuencia organizada o que incluso sólo por imitación pasan a ser parte de ésta.
El caso es que el presidente lució triunfalista al dar a conocer esa primera señal, buena señal, de que su estrategia contra las bandas del narco ya presenta al menos un logro, y demostración de que han servido de algo las desveladas al encabezar a diario los trabajos de la Mesa de Seguridad para la Construcción de la Paz, con la esperanza de que dentro de un par o de tres años nos sorprenda con la firma de un pacto de no agresión entre su gobierno y algún conglomerado de bandas criminales.
Y si requiere tiempo López Obrador, con mayor razón lo requiere el gobernador Alfonso Durazo Montaño a menos de un mes de haber asumido su encargo, a pesar de haber sido parte intrínseca de toda esa estrategia nacional que registra tan lento avance, pero que la esperanza es renovada porque Sonora al menos territorialmente es menor que todo el país y más porque se comprometió a atender personalmente ese flagelo.
Además, él puede darse el lujo de alegar que en lo que corresponde estrictamente a Sonora, la complejidad y gravedad del problema son herencias de las administraciones anteriores, aunque a decir verdad esa es una herencia por el compartida, al haber sido él uno de los principales diseñadores de la estrategia, además de encabezar su operación como titular de seguridad federal.

Como sea, es poco tiempo todavía para que pudiéramos ver o percibir algún resultado positivo, porque a como están las cosas, todo luce igual o peor en varias plazas de la entidad, donde bandas rivales se siguen dando con todo, dejando la concebida estela de muerte, terror y horror ciudadano, sea en Caborca, Altar, Magdalena, Cajeme, Guaymas, San Luis Río Colorado, Nogales, entre otras, sin contar lo que ocurre en comunidades rurales, donde sucede lo mismo pero no es documentado por medios de comunicación ni por redes sociales.
Particularmente en el caso de la flamante secretaria de Seguridad, María Dolores del Río Sánchez, hay que darle el beneficio de la duda, ya que, si bien no tiene el perfil para tan delicada y peligrosa responsabilidad, está la oportunidad, de que por su condición de mujer y la sensibilidad subyacente, le permita encontrar la fórmula que evite los cotidianos códigos rojos de las últimas semanas y que mantienen el respetable con el alma en un hilo.
Sabe para que haya servido hasta la fecha esas reuniones alrededor de la Mesa de Seguridad para la Construcción de la Paz en Sonora, que se supone se realizan todas las mañanitas, pero de algo han de servir luego de convertirse prácticamente en itinerante al sesionar en los lugares donde se presenta la violencia, como es el caso de lo ocurrido en San Carlos, al ser agredido a balazos un policía municipal fuera de servicio que no hace ni tanto fue descobijado como el brazo armado del comisario de seguridad pública de Guaymas, para deshacerse de agentes policiacos que no quieren entrar al aro.
Pues el atentado de referencia el domingo por la noche hizo coincidirá la mentada mesa de seguridad en el martirizado puerto con la celebración del bicentenario de la Armada de México, rama de nuestro ejército que a pesar de la Guardia Nacional, mantiene el bien ganado prestigio como la más confiable.

Por cierto, buena la intervención del gobernador como orador oficial de ese evento llevado a cabo en la Plaza de los Tres Presidentes, en lugar del recinto oficial como cada año ante Roberto Alarcón, jefe de estado mayor de la IV Región Naval; la citada Lola del Río y la fiscal Claudia Indira Contreras, además de la alcaldesa Karla Córdova, entre otros personajes relacionados a las fuerzas armadas.
Se supone que para la hora de dicho evento, el gobernador y los demás reunidos ya sabían de lo ocurrido más al norte en este México donde no hay masacres, ya que de terror el reporte de cinco personas asesinadas esta madrugada en el tramo Benjamín Hill-Santa Ana de la carretera de cuatro carriles, escenario de horror que describen quienes presenciaron el tiradero, en el marco de un ambiente que desestimula cualquier intento de agarrar carretera solo para pasear.
En fin, cierto que es muy poco tiempo para esperar buenos resultados de la gestión de la exalcaldesa como titular de seguridad, mas sin embargo, alienta el espíritu de colaboración, cooperación y comunicación que se asegura ya tiene con la fiscal estatal, embone que sin duda es indispensable para acabar con la impunidad con que opera el sicariato en esta entidad.
Pero por lo pronto, de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Sonora está entre los Estados peor calificados por su elevada incidencia delictiva y si bien esa estadística corresponde hasta el mes de agosto, el mes de septiembre es el más cruento de lo que va del año a nivel nacional, con importante aportación de esta entidad en homicidios dolosos, secuestro, extorsión, feminicidios, violaciones, robo de vehículos y demás.

Además de tiempo para obtener buenos resultados, se requerirá mucho más que buenas intenciones y propósitos de parte de la titular de seguridad estatal, de doña Claudia Indira y del mismo gobernador, porque la realidad dice que al menos cinco municipios de Sonora están entre los más violentos del país e incluso entre los primeros 10 a nivel mundial.
Respecto a temas más amables, desde la SEC se siguen desparramando posiciones en el proceso de renovación administrativa que encabeza el Secretario Aarón Grajeda Bustamante, tocando en esta ocasión rendir protesta a la nueva subsecretaria de Políticas Educativas y Participación Social, María Guadalupe González Lizárraga y al subsecretario de Educación Básica, Ricardo Aragón Pérez.
El prestigiado académico también tomó protesta a los rectores de las Universidades Tecnológicas de Hermosillo, Nogales, Etchojoa y Guaymas, Abel Leyva Castellanos, Cuauhtémoc Martínez Siraitare, José Félix Gómez Anduro y Javier Enrique Carrizales Salazar, respectivamente.

Además a Juan Carlos Avilés Miranda, quien asumirá la rectoría de la Universidad de la Sierra y a Diana Reyes González en la dirección general de Eventos Especiales de la SEC, dándonos especial gusto este último caso, luego de su meritoria gestión como titular del Instituto Municipal de Cultura y las Artes en la pasada administración del ayuntamiento de Hermosillo.