Ahora resulta que los sindicatos que aglutina a los trabajadores del gobierno se llaman robados, estafados por parte de todas las direcciones que ha padecido el Instituto de Seguridad Social Solo para Trabajadores del Estado (ISSSTESON) y que diablos fueron a hacer cada que asistieron a las reuniones de la junta directiva de esa institución ¿comían lo que les daban? Dóciles aplaudían como focas, muy contentos por todas las raterías que se consumaban con su aval. No entiendo
Juana María Olguín
Ahora resulta que los sindicatos que aglutina a los trabajadores del gobierno se llaman robados, estafados por parte de todas las direcciones que ha padecido el Instituto de Seguridad Social Solo para Trabajadores del Estado (ISSSTESON) y que diablos fueron a hacer cada que asistieron a las reuniones de la junta directiva de esa institución ¿comían lo que les daban? Dóciles aplaudían como focas, muy contentos por todas las raterías que se consumaban con su aval. No entiendo.
Eran tiempos de Guillermo Padrés Elías, cuando ocupaba esa dirección, Teresa Lizárraga y ya se sentía como aquella se convertía en la caja chica, grande y mediana para satisfacer los deseos y anhelos de la entonces casta sagrada panista y me hablaron de ISSSTESON para explicarme que todo lo que sucedía ahí estaba respaldado por la Junta Directiva, Máximo Órgano de Gobierno.
Veo la página oficial donde se lee que: “Junta directiva de ISSSTESON, Evalúa la forma en que las estrategias básicas del Instituto serán conducidas. Atiende los informes que en materia de control y auditoría le sean turnados y vigila la implementación de las medidas correctivas a que hubiere lugar…” Bueno pues en esa altísima jerarquía se encuentran con silla, voz y voto la realeza de los sindicatos: el SUTSPES, STAUS, STEUS, Sección 54 del SNTE, etcétera.
Ahora salieron a decir que quieren auditorías en la dependencia de salud yo solo les pregunto ¿qué hicieron en las sesiones, aplaudir como focas las raterías de los directores en turno? Es duda eh.
En medio de la peor inseguridad, hay que agregar las sospechas que con sobrada razón tiene la población contra las fiscalías. Vean nada más, México Evalúa informó que 93% de los delitos cometidos el año pasado no se denunciarono no fueron integrados en una carpeta de investigación. Menos del 7% de casos se investigan. De las dichosas “carpetas de investigación que sí se abren, 95% quedó impune, peor imposible. Pero no hay más que de dos sopas: pedir ayuda al 089 en caso de extorsión telefónica o quedar a expensas en total vulnerabilidad del poderoso crimen organizado.
Casi, casi escojan de los males el menos peor. De plano. Pero sí pidan ayuda.
Como hace falta trabajo en la educación, en las organizaciones sociales, en donde se inculque la paz como principio de vida esencial; el respeto a toda manifestación de vida y un largo etcétera, si porque hay cosas que son odiosas por naturaleza como esto: Investigan muerte de niña de 14 años presuntamente asesinada por su esposo en Veracruz. Una menor de edad, jovencita, pequeña que debería estar bajo la protección y cuidado de sus padres, no ya andaba en peligros de adulto y encima le arrancaron la existencia.
El esposo Manuel “N”, de 18 años, quiso engañar a las autoridades y denunció que habían asaltado a su esposa, la cual fue ingresada al Hospital con heridas de bala. Que ahora investigan la muerte de la menor ocurrida en el municipio de Coatzacoalcos, pues hay contradicciones en las declaraciones. Sí que aparentemente hermana y la madre ayudaron a la bestia a tratar de esconder el crimen.
Volvamos a la esencia de este grave problema ¿porqué las niñas se casan, porque se permite que sean cambiadas por un saco de papas o por una oveja, un becerro? Pinche país donde todos preocupados porque el rey que vive en palacio no irá al otro recinto donde fluye la riqueza, la abundancia y la prosperidad, pero donde tampoco saben ni les importa el sentir y el sufrimiento de la perrada exacto, esa que les provee de todo, tintos en sangre.
Ojo no olviden quien trepó a la tortuga al poste, no subió sola ¿Y servirá para qué ahí arriba?