¿Cómo se recuperan los parques, con un foquito? Con seguridad pública

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¿Cómo se recuperan los parques, con un foquito? Con seguridad pública

Hay un desorden, una suciedad manifiesta en calles y avenidas y el colmo es cuando esas imágenes tienen que ver con el primer cuadro de Hermosillo, el colmo en zonas aledañas a los palacios municipal y estatal. Es un atascadero, unos hoyancos casi mortales en la Doctor Hoefer entre Nicolás Bravo y Ocampo

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Juana María Olguín

Hay un desorden, una suciedad manifiesta en calles y avenidas y el colmo es cuando esas imágenes tienen que ver con el primer cuadro de Hermosillo, el colmo en zonas aledañas a los palacios municipal y estatal. Es un atascadero, unos hoyancos casi mortales en la Doctor Hoefer entre Nicolás Bravo y Ocampo. Si así está por donde los funcionarios pasan a diario y les importa un pepino, qué les interesa lo que ocurre allá donde no ven. Ops es que andan en carros del gobierno.

Esa condición de abandono en el centro de la ciudad es parte de lo “cotidiano” pero sí que es una pena porque a decir de uno de los comerciantes más antiguos, es que el Patronato Pro Obras del Centro Cívico y Comercial de Hermosillo, A. C., empezó con el pie derecho ya que fueron bendecidos con la “generosidad” de la entonces alcaldesa de Hermosillo, María Dolores del Río con 5 millones de pesos para su constitución legal y formal. Debe ser muy intenso regalar el dinero ajeno y que tanto necesita la sociedad, pero bueno.

Mínimo hace 18 años que se constituyó ese organismo y si arreglaron la Serdán, la Matamoros y las fachadas de los edificios, pero el centro comercial es una sola mugre. Anduve por la calle Guerrero y en serio, es una vergüenza que con los millones de pesos que ha acumulado el patronato y que no haya más prisa en utilizar los fondos millonarios que captan a través de los parquímetros. La plaza peatonal de la calle Guerrero y Elías calles ¿gastaron un buen billete? Pero eso es nada. 

Por cierto, y para que vean como está la seguridad pública en Hermosillo, voy por la calle Niños Héroes y doy vuelta hacia la Guerrero y un idiota se metió del boulevard Luis Encinas en sentido contrario y lo alcanzo a ver, le advierto que va mal y gesticula muy ofendido. Le saco la vuelta y oh sorpresa en la pura esquina está un agente de tránsito y le pregunto si regaño al imberbe y me responde que sí y que no pudo hacer más porque su motocicleta dejó de funcionar. “Apenas que vaya corriendo detrás de él para multarlo” me soltó divertido. 

En asuntos por el estilo que en 26 parques y plazas públicas el ayuntamiento de Hermosillo puso focos, que lo hizo en las más concurridas, como el Parque Madero, el Jardín Juárez, Solidaridad, El Mundito, Plaza Emiliana de Zubeldía, entre otros ¿Será suficiente para que la gente salga y disfrute de esos espacios públicos y más aún se apropie de ellos? Es una tragedia que las pocas colonias que poseen un área para el disfrute colectivo sea tierra de nadie donde todo sucede menos la convivencia de los vecinos y la organización para mantener el lugar en buenas condiciones.

Quienes además con todo descaro piden al ayuntamiento que vaya y se los limpie porque están llenos de maleza. No tienen consciencia de sus obligaciones, los compromisos que deben asumir como ciudadanos, pero, para además apropiarse de esos espacios que están en manos de personas inapropiadas, que desarrollan toda clase de actividades nocivas. Por eso ¿unos foquitos harán la diferencia? Falta seguridad pública y muchos más focos en esta ciudad de oscuridad y peligros.

La epidemia de perros sueltos en la calle es otro asunto postergado una vez más y las desgracias se acumulan. En la invasión tres reinas en el extremo sur poniente una amiga fue mordida en una mano y además de la inflamación, tiene una muy grave infección ¡Que es de nadie el animal! Es un problema de salud pública, de inseguridad y de falta de orden y de todo. 

Hay tanto que debe hacer la sociedad, pero estamos como nunca hundidos en el victimismo, en la quejumbre ahora impulsada la corriente del lloriqueo diario, desde palacio nacional. Haber cuando despierta la gente del flautín que los ha embrujado con su clamor, con sus fobias y cuentos.