Hay tantas cosas que resultan superfluas hoy en día con las enormes carencias que hay en las comunidades, con servicios públicos caros y deficientes ¿por dónde empezar la larga lista de urgencias?
Juana María Olguín
Hay tantas cosas que resultan superfluas hoy en día con las enormes carencias que hay en las comunidades, con servicios públicos caros y deficientes ¿por dónde empezar la larga lista de urgencias? El tema viene a colación porque Andrés Manuel López Obrador llamó a los gobernantes y alcaldes a no gastar el dinero público en frivolidades y cuando piensas en eso obvio que habrá que preguntar si cambiar de nombre a una corporación policiaca estatal; pintar el logotipo de la nueva administración en edificios ¿es vil banalidad? ¿arrogancia?
Es que no solo se trata de cambiar nombres y utilizar nuevas “marcas” del sexenio que inicia, son miles de millones de pesos tirados a la basura que va desde papelería oficial que mandó a hacer el gobierno que concluyó para ayudar a sus proveedores favoritos e íntimos, ahora todo es porquería que irá a la basura.
Para colmo de males la inseguridad es la madre de todas las urgencias y hoy también López Obrador fue abordado sobre la creciente ola de homicidios dolosos en ciudad Obregón y éste reconoció que se ha incrementado el delito y “pidió a los gobernadores continuar la coordinación con la Guardia Nacional, porque es la corporación menos susceptible de ser cooptada por la delincuencia. Ante la pregunta de si está de acuerdo o no con la creación de la guardia estatal, respondió que es la misma policía estatal a la que le van a dar ese nombre”.
Encima esa ridícula estratagema de “la mesa de seguridad”, que presiden gobernadores -y el mandatario federal la suya- en la que se enteran de todas las desgracias habidas y por haber y luego cada quien se va a su respectiva cueva a esperar que los bandidos hagan lo suyo, que la sociedad sea víctima de cualquier cosa. Así cualquiera puede ser titular de seguridad pública: levantarse temprano, ir a una junta a tomar café con galletitas o pan; luego largarse a sus lujosas oficinas a firmar convenios, está fácil ¿no? Ah y ganar cuantiosas suma de dinero por nada.
Por supuesto que más de una vez hay que preguntarse para que sirven las instituciones científicas, tecnológicas que operan con dinero público, en las que además el acceso a ellas es limitado -solo unos cuantos son invitados a esos privilegios-, así que cuanto de esos millonarios presupuestos se justifican resolviendo necesidades de la sociedad, por ejemplo: cuándo el conocimiento será la fuente suprema para resolver el problema del agua en Sonora. Nunca, todo es decisión política y económica.
Así que no sorprende mucho en medio de tanta infamia que, el 8 de octubre de 2007, el Gobierno de Felipe Calderón envío al estado de Coahuila el dictamen del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT) que usó como base para cancelar el rescate de los 65 mineros atrapados en Pasta de Conchos, que costó 4.6 millones de pesos. Es el mismo organismo que, actualmente se encuentra bajo pesquisa judicial por presuntos malos manejos de dinero público.
Fueron esos santones de la ciencia y la academia quienes condenaron a los familiares de los 65 mineros atrapados el 19 de febrero de 2006, a permanecer en la espera ominosa en su intento para recuperar los restos. Los científicos además cobraron 4.6 millones de pesos y de pasada crearon un Centro Público de Investigación en el área de Minería. Y los trabajadores de Pasta de Concho yacen donde mismo bajo toneladas de porquería. Como defender lo indefendible y así se puede ir por cada organismo público y en las universidades algo se pudre, apesta desde hace rato y los alumnos padecen lo indecible con docentes que no saben enseñar y peor aún que ni ellos entienden porque las respuestas de los exámenes que aplican. Digan ustedes si no es estupidez universalizada. Digo.
Volvió Guillermo Padrés ¡Inocente de todo! Tuvo su evento político en Huatabampo y él se siente arropado por ¿Morena? Por los suyos en el gabinete estatal ¡Qué bonito el descaro!