¡Se fueron los alcaldes, llegaron los nuevos! Se largan con las alforjas llenas los primeros, los recién llegados traen las bolsas vacías. Es la historia de siempre ¿y que le depara a la sociedad?
Juana María Olguín
¡Se fueron los alcaldes, llegaron los nuevos! Se largan con las alforjas llenas los primeros, los recién llegados traen las bolsas vacías. Es la historia de siempre ¿y que le depara a la sociedad? Lo mismo de siempre y saben hay que, en la medida en que aceptas que nada se puede hacer, mientras las mayorías decidan, así sean porcentajes miserables, en relación al universo de los que debieron acudir a las urnas. Esa es la regla de una democracia incipiente, a veces dudosa como la nuestra.
Siempre queda la duda, la sospecha en los procesos electorales de resultados que no tienen sentido ni lógica. ¿Cómo un partido político pierde todo, nada más ganan ciertos escaños, casualmente los favoritos de quien ordenó esas candidaturas? En fin, solo se ahondan las suspicacias en torno a esa presunta democracia, que en los hechos son ciudadanos eligiendo a sus nuevos verdugos.
El acabose, se dieron el lujo los presidentes municipales de hacer su tercer informe de gobierno, cuando todo se pudo resumir en unas cuantas palabras: caos, desolación, destrucción, desastre, la muerte tiene permiso. Ciudadanos ¿alguno de sus alcaldes tuvo la genial idea de arrodillarse y pedir perdón porque dejaron las ciudades convertidas en un verdadero chiquero? Con una inseguridad galopante. No pudieron cumplir ninguna de sus promesas de campaña ¿o sí?
La buena noticia es que ya se largaron las horribles calamidades que padecieron por tres espeluznantes largos tres años, la mala noticia es que ya llegaron los “otros”, los nuevos, los recién desempacados y desde aquí se les ve que traen hambre. Ya veremos de qué, por lo pronto felicidades por los cambios para más de lo mismo.
Lo cierto es que excepto los invitados al mesón de Alfonso Durazo en el caso del estado de Sonora, o a los que llevarán de carga onerosa, -funcionarios que no funcionan- los presidentes municipales, los muy suertudos sabrán el gozo y disfrute de ganar casi 100 mil pesos por responsabilidades que les son absoluta y completamente ajenas a su currículo y la chamba la sacará la burocracia que está allí, que sabe el tejemaneje, dicho de otro modo, todo sigue igual como cuando estabas tú.
El pasado viernes me saludó una amiga de redes sociales, creo que es la primera vez que nos vimos en persona y con la terrible noticia que su esposo falleció de Covid 19 en agosto del año pasado y si ya me impactó la noticia, su estado de desolación me afectó. En condición de viuda me describió un nivel de orfandad absoluta: no sabía ni como pagar los recibos de luz, de agua, jamás manejó, porque su esposo la trasladaba además de que trabajaban en las mismas actividades.
Encima su situación económica se desplomó con su solo ingreso y me preguntó que si es real el pago de 11 mil 500 pesos que anunció el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) por familiar fallecido de Covid. No tuve más opción que decirle que tendría que acudir a alguna ventanilla de ese organismo para que le nieguen o le otorguen la ayuda.
Las Afore (Administradora de Fondos para el Retiro) victimizando a las víctimas de la pandemia, quienes para entregar los ahorros de los fallecidos le exigen a los deudos que vayan ante la secretaría del trabajo y previsión social (STyPS) a realizar un juicio ¿para qué o qué? Creo que es para torturar a la sociedad. Mínimo para ganar ventaja ante la desgracia de todos los fallecidos por la pandemia, el negocio por encima del sufrimiento de los mexicanos y nadie a cargo como siempre.
Otra vez, sálvate solo, nadie está interesado en tu existencia, en tu salud. Asó o más claro.