El espejismo de los paneles solares

HomeAlberto Vizcarra

El espejismo de los paneles solares

Está documentado que diversos insectos acostumbrados a depositar sus huevecillos en el agua, para asegurar su reproducción, sufren un engaño con la luz polarizada que reflejan los paneles solares

La presupuestación es el cimiento sobre el cual se construye la confianza ciudadana: Beatriz Huerta Urquijo
Incremento en tasas de interés, remedio que empeora la enfermedad
Seamos prácticos; gestionemos más agua

Por Alberto Vizcarra Ozuna

Está documentado que diversos insectos acostumbrados a depositar sus huevecillos en el agua, para asegurar su reproducción, sufren un engaño con la luz polarizada que reflejan los paneles solares. Los confunden con espejos de agua y al desovar frustran su reproducción. Ante el caso, están indefensos, porque el proceso evolutivo no los ha dotado de la capacidad para distinguir la diferencia entre agua y la luz reflejada. Son víctimas de un espejismo, de una ilusión óptica.

El mundo animal está sujeto a sus instintos y el hombre siempre expuesto a que se le manipule, para hacerlo creer en alternativas simples que invocan la ingenuidad: si Sonora goza de un sol radiante, con veranos incandescentes y una gran extensión desértica, ¿por qué no aprovechar al máximo la generación de energía con la instalación masiva de paneles solares?

La propuesta se hace más seductora cuando se sugiere que como el sol es tan abundante “y no cuesta nada”, entonces los costos de la energía se reducirán y pagaremos tarifas más baratas en nuestros hogares. La cándida idea de que la energía se mide por su extensión, es tan simple como carente de sustento científico. Al observar la curva de la evolución humana y el incremento de la población y de sus capacidades productivas, asociándolas a los modos tecnológicos que determinan las fuentes de abastecimiento energético, nos percatamos de que el éxito no radica solo en las cantidades de energía, sino fundamentalmente en el incremento de sus flujos de densidad energética.

Para señalar el necesario poder de reducción en los procesos energéticos: una locomotora de ferrocarril, cuya combustión interna quema un derivado del petróleo, tiene la potencia de mil seiscientos caballos de fuerza, con tan solo una extensión aproximada de quince metros, y puede remolcar miles de toneladas de carga. Solo en la imaginación se puede concebir una carreta, con esa capacidad de carga, jalada por una manada de mil seiscientos caballos. Hay una improcedencia física y una anticipada inviabilidad.

Una relación parecida a la descrita se le tiene que aplicar a los parques fotovoltaicos. Al hacer el comparativo entre la extensión ocupada y la energía generada, de inmediato se arroja el dato de la baja densidad energética de dicho procedimiento; muy por debajo de los requerimientos de flujo que reclama una sociedad que se proponga agroindustrializarse e incrementar las capacidades productivas de su fuerza laboral para hacer posible que la población crezca en número y en el potencial sostenible de su reproducción.

Cuando se proponen instalar parques solares, es común que se presuma una determinada capacidad de producción de energía. Se hace la presunción de que operarán al 100 por ciento de su capacidad los 365 días del año. Cuando la realidad es otra, pues todas las plantas generadoras de energía se rigen por una métrica denominada “factor de planta” o “factor de capacidad”, esto considera que los equipos generadores deben suspender su operación para realizar tareas de mantenimiento, reparación o por cuestiones climáticas.

La plantas termoélectricas que operan con gas natural, funcionan de manera efectiva 207 días del año. Las plantas nucleares se mantienen operando 336 días del año y los parques fotovoltaicos apenas alcanzan a funcionar 90 días del año. Son datos duros que chocan con la idea dominante, que pretenden imponer los intereses financieros privados, quienes bajo la amenaza fraudulenta del apocalipsis climático, se proponen una regresión hacia formas primarias de generación de energía, cuya baja densidad empujará al mundo y a las naciones a niveles de pobreza y despoblación insoportables.

Estamos a tiempo de no terminar frustrando nuestra reproducción social y económica, como lo hacen los insectos confundiendo a los paneles solares con espejismos de agua.