¿Es la desesperación para llegar a tiempo, la frustración de no saber si el tren bloqueará el flujo en la colonia Amapolas y allí quedarán atrapados sin poder llegar a donde van, hasta que se les hinche moverse? Todo puede ser
Juana María Olguín

¿Es la desesperación para llegar a tiempo, la frustración de no saber si el tren bloqueará el flujo en la colonia Amapolas y allí quedarán atrapados sin poder llegar a donde van, hasta que se les hinche moverse? Todo puede ser. Hasta creerse muy listos, lo cierto es que ayer el conductor de una pipa revolvedora de concreto se le atravesó al ferrocarril, la alcanzó en la parte trasera así que además del susto hubo pérdidas materiales, pero aquí viene el punto ¿Cuándo los municipios meterán en cintura al poderoso dueño de ese medio de transporte?
A lo largo y ancho del país la empresa del Grupo México, de Germán Larrea, hace nada por crear la infraestructura mínima como colocar la señalización que proteja su tren a la par que evita que ciudadanos se le atraviesen a la máquina. Pero no solo es eso, se trata que se construyan las condiciones para que importantes asentamientos humanos no queden rehenes de los vagones que quedan atravesados, impidiendo su salida o entrada a sus viviendas.
Es el caso viejo y tan ignorado en el municipio pésimamente trazado como Nogales donde el tren parte en dos a la ciudad y eso es todo. Alcaldes van y vienen, lo mismo que gobernadores y a nadie le ha interesado que se hagan puentes a desnivel para que la comunidad no quede rehén del ferrocarril. Donde por el mismo problema con demasiada frecuencia hay accidentes donde no han faltado lamentablemente las víctimas mortales.
En Hermosillo sucede exactamente lo mismo, la diferencia es que la circulación del tren es en la zona oriente, así que los perjudicados son vecinos de las colonias limítrofes a la que una vez fue la estación del ferrocarril. No hay unidad de auxilio cruz roja, bomberos o policías que puedan ingresar a ayudar en caso de un siniestro, porque los vagones impiden salida o entrada de vehículos. Pero no ha habido presidente municipal o gobernador que obligue al dueño a crear puentes para evitar el perjuicio.
En otros asuntos, esta raro el problema de la comunidad Yaqui por la presencia de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en sus territorios porque además acusan a los militares de sembrarles droga. Algo ocurre y es incomprensible, primero porque si alguien los ama y les quiere hacer “justicia” es el jefe supremo de las fuerzas armadas, Andrés Manuel López Obrador ¿porqué les mandaría a esos elementos para causarles daño?
Ah con un detalle, que justamente fueron los soldados los que localizaron 487kg de posible metanfetamina localizada en el municipio de Bácum. La droga estaba oculta entre la maleza” del poblado “Papalote de abajo” ubicado en la comunidad yaqui. El costo estimado en el mercado negro de lo confiscado por la Sedena asciende a los 141 millones 424 mil 416 pesos.
Al respecto, el vocero étnico Guadalupe Flores Maldonado recalcó que esas actividades no se realizan en territorio yaqui, por lo cual acusó que toda la droga localizada en su sector es “sembrada” por los mismos elementos castrenses. Lamentablemente la acusación del denunciante está fuera de lugar, como su salvador y mecenas, López Obrador va a querer perjudicarlos enviándoles a sus máximos colaboradores a causarles algún perjuicio. Los soldados son los únicos en los que confía el ejecutivo federal, por eso ahora hasta repartirán gas en la ciudad de México. La joya de su corona.
A propósito de ya saben quién, esa insistencia molesta y odiosa además de fuera de lugar de hablar de la sucesión presidencial, con tres años de anticipación. A quién diablos le importa, luego de este desaseado y peligroso proceso electoral en que la sangre corrió sin que haya significado nada para el ejecutivo federal. Es entretenimiento, mientras las desgracias se acumulan. Bueno que así sea.