Cuando Cuauhtémoc Cárdenas habla de la “región del yaqui”, comprende al territorio ocupado por el pueblo yoreme y al relacionado con las actividades productivas del Valle del Yaqui
Por Alberto Vizcarra Ozuna

Cuando Cuauhtémoc Cárdenas habla de la “región del yaqui”, comprende al territorio ocupado por el pueblo yoreme y al relacionado con las actividades productivas del Valle del Yaqui. Su aprecio por esta porción del territorio nacional, indudablemente está vinculado a los afectos de su padre, el General Lázaro Cárdenas, quien con su histórico decreto de 1939, le restituye derechos territoriales a los yaquis -y además de disponer un volumen determinado de agua para la tribu- establece que el uso y destino de las aguas de la Cuenca del Río Yaqui es para favorecer las actividades productivas de todo la región, principalmente las asociadas a la producción de alimentos.
El decreto de Lázaro Cárdenas une el destino de la tribu a la dinámica social y productiva de todo el Valle del Yaqui. Es una acción que protege la existencia del pueblo yoreme y abraza el propósito de consolidar a toda la región como un soporte nacional en la producción de granos básicos. El General Cárdenas, siempre instó a la tribu a mantener la unidad y cohesión interna, pero además los invitó a una coexistencia armoniosa con los ejidatarios, colonos y pequeños propietarios de la región del yaqui. Así se hace constar en el documento leído por el presidente el 10 de junio de 1939 a los gobernadores tradicionales reunidos en el pueblo de Pótam, donde explicó los alcances del decreto y la esperanza de que “la serenidad y comprensión de los directores de la tribu, que sabrán apreciar las razones expuestas aquí, para encontrar una solución que liquide definitivamente las diferencias que han existido entre la tribu y el resto de la población mexicana, para mantener el conjunto en perfecta armonía y dar así mayor fuerza a nuestra propia nacionalidad”.
Durante la presidencia de Cárdenas, se le dio un gran impulso a la infraestructura hidráulica. México recibía la provechosa influencia de Franklin D. Roosevelt, presidente de Estados Unidos, quien terminó de construir la emblemática presa Hoover en 1936 y vinculó en forma vigorosa la gestión de agua a la producción de alimentos. Fueron años en los que México y Estados Unidos tuvieron gobiernos con la fuerza social suficiente para hacer valer el principio del bienestar general. Esfuerzos que se coronaron con la Revolución Verde en el Valle del Yaqui, cuyos mejoramientos en la genética de las semillas hicieron posible incrementos sustantivos en la productividad por hectárea principalmente en trigo y en maíz. El mundo entero se benefició de esto, se alivió por un momento el hambre de cientos de millones de seres humanos y resultó un experimento fundamental que derrumbó las teorías maltusianas.
Los afectos de Cuauhtémoc Cárdenas por la “región del yaqui”, se nutren de esta tradición histórica, cuyas intenciones y propósitos mantienen una vigencia extraordinaria, más cuando las distorsiones derivadas de las políticas económicas neoliberales, alimentan a una elite de especuladores quienes sostienen una ofensiva brutal para hacer del agua una mercancía que apalanque sus proyecciones codiciosas y usureras.
El ingeniero Cárdenas siempre se ha mantenido atento a los procesos registrados en la región, y desde junio del 2010 que adhirió su firma al Pacto del Río Yaqui, conformado por el pueblo yoreme y los habitantes del sur de Sonora, para defender el decreto de Lázaro Cárdenas en contra de la construcción y operación ilegal del Acueducto Independencia, ha seguido con todo detalle la defensa jurídica y social sostenida por la tribu y los productores rurales en oposición a que las aguas del Río Yaqui sean desviadas para otro destino y otros usos.
En los tiempos más difíciles de esta lucha, Cuauhtémoc, no ha dejado solos a los yaquis y a los habitantes del sur de Sonora. Al momento en que los dirigentes yoremes opositores al acueducto fueron encarcelados, viajó a Sonora para visitar a los presos, aunque el gobierno de Guillermo Padrés impidió que lo pudiera hacer. Su visita más reciente, fue para acompañar a la familia de Tomás Rojo y de Luis Urbano, destacados voceros de la tribu en la lucha por la defensa del agua y recientemente asesinados. Cárdenas recordó que conoció a Tomás Rojo, con quien coincidió en distintas ocasiones durante su lucha por el derecho del agua para la tribu.
Por historia y por convicción, Cuauhtémoc Cárdenas, siempre defenderá los derechos del uso de las aguas del Río Yaqui para el beneficio de la tribu y de las actividades productivas del sur de Sonora. Es necesario reconocerse en esta historia y en esta convicción para llevarle justicia a los pueblos yaquis y no lesionar la producción de alimentos. Y es responsabilidad de quienes gobiernan Sonora y del gobernador electo, junto con el gobierno federal, escuchar las mesuradas palabras del ingeniero Cárdenas, cuando reconoce que la ciudad de Hermosillo tiene que buscar otras opciones, como la desalación, para no afectar la existencia de la tribu y el desarrollo del sur del estado.