A veces, con demasiada frecuencia el trabajo de los periodistas, reporteros, comunicadores se cruza tanto con otras profesiones, peligrosas y despreciadas pero que a la vez son más que necesarias para la sociedad cuando esta se encuentra en peligro, sufre el embate de poderosos o simplemente es una víctima
Juana María Olguín

A veces, con demasiada frecuencia el trabajo de los periodistas, reporteros, comunicadores se cruza tanto con otras profesiones, peligrosas y despreciadas pero que a la vez son más que necesarias para la sociedad cuando esta se encuentra en peligro, sufre el embate de poderosos o simplemente es una víctima. Es entonces cuando saben dónde buscar por el auxilio. Luego bajo cualquier pretexto olvidan la disciplina y el compromiso del trabajador de medios, para pasar a denostarlo.
Ahora bajo la directriz del dueño de la verdad absoluta, Andrés Manuel López Obrador, un día si y otro también les zumba a las principales figuras de medios de comunicación del centro del país, los que han sido amados y venerados por toda la clase política, por todos los partidos, pero los cuales presuntamente a él no le quieren, no lo idolatran como quisiera y allí está el asunto.
Así que se ha ensañado con el estúpido epíteto de prensa corrupta, chayotera, conservadora, sin siquiera pensar que, así como lo hay encumbrados y con riquezas incalculables, también los hay con sueldos que apenas si les alcanza para llegar a fin de quincena. Que hacen esfuerzos extraordinarios para desnudar la corrupción y la avaricia desde el sistema gubernamental esfuerzo que ha costado vidas, ser despedido de la empresa por petición del dios gobernador o hasta del alcalde. Vaya cosa.
La otra triste historia de periodistas, humanos al fin que sienten afinidad con la clase política que se van de bruces, confían en ellos y les cuentan cosas, que al final los pone en riesgo de muerte. Es en resumen la desgracia de Miroslava Breach, asesinada en Chihuahua. Hechos por los que el martes fue sentenciado el exalcalde del PAN, Hugo Amed por homicidio de la comunicadora. El exedil del municipio de Chínipas deberá pagar una condena de ocho años de prisión, así como la reparación integral del daño.
Miroslava Breach fue asesinada el 23 de marzo del 2017 en Chihuahua, luego de una serie de notas en las que ventilaba redes de narco política en municipios serranos de esa entidad con nombres y apellidos. Señaló raíces de sangre del dueño de la zona, de las armas, de vidas. Un funcionario del Partido Acción Nacional (PAN) llamó a la víctima y le preguntó quién le dio información ella confiada respondió que conocía de primera mano esa comunidad, porque allí había nacido. Grabaron la conversación y la misma se la entregaron a quien posteriormente la mandó matar.
El gobernador panista, Javier Corral, que era amigo de la periodista la ignoró en su pedido de auxilio y el resto, es la crónica de una muerte anunciada.
En Nogales alrededor de 15 periodistas resultaron contagiados de Covid 19 se cree durante el día del proceso electoral, uno de ellos, Agustín Valles, lamentablemente murió. Diez son empleados de un solo medio.
Para colmo con el resurgimiento de la alerta Covid 19 en municipios de Granados y Huásabas, donde ya hay más de 35 casos y se cree que es una nueva cepa del virus, ahora se investiga a vecinos de Ures y Agua Prieta. No baje la guardia así esté ya vacunado.
En este México convulso y dividido qué puede significar el asesinato de un periodista ¿nada? Ahora la víctima fue Gustavo Sánchez Cabrera en Oaxaca, había denunciado amenazas e intento de homicidio en julio de 2020; nunca recibió protección, ni respuesta sobre su caso. Esos poderosos armados y con permiso para hacer cuanto quieran luego irán por otros, también por aquellos.