Este jueves alrededor de las 14:00 horas hubo disparos de un vehículo a otro en calles relativamente céntricas de Hermosillo y presumiblemente fue por un conflicto entre automovilistas uno de ellos tripulante de una ambulancia privada y me salió natural, el reclamo a la actitud de choferes de esas nuevas compañías de auxilio médico
Juana María Olguín

Este jueves alrededor de las 14:00 horas hubo disparos de un vehículo a otro en calles relativamente céntricas de Hermosillo y presumiblemente fue por un conflicto entre automovilistas uno de ellos tripulante de una ambulancia privada y me salió natural, el reclamo a la actitud de choferes de esas nuevas compañías de auxilio médico. Sin desmerecer la preocupación de que asuntos cotidianos como un problema vial detone en ataque con arma de fuego a plena luz del día, asistimos como invitados de piedra al empeoramiento de la inseguridad.
Es un hecho que las ambulancias tanto privadas como distintos organismos de salud, se ponen muy exigentes y a la ofensiva para que les cedan el paso, pero si no se puede y el automovilista va a exponer su vida, o se siente inseguro, no debe moverse y punto. Se nota mucho que los ciudadanos responden de inmediato a las sirenas de Cruz Roja para hacer el espacio y que esta continúe en tránsito. Pero es un hecho que se abusa, ni duda cabe.
El conflicto no fue contra chofer de ambulancia privada, se trató de un ataque contra el conductor de otra unidad. Los hechos alrededor de las 13:20 horas sobre el bulevar Carlos Quintero Arce y Juan Navarrete. Primero le cortaron la circulación, descendieron dos individuos discutieron, luego uno de ellos disparó al parabrisas y los vidrios hirieron a la víctima en el cuello.
El afectado condujo hasta un consultorio particular en la colonia Racquet Club, donde se da servicio de ambulancias, por ello la confusión. La reclamación contra los choferes de esas unidades de auxilio médico me salió natural así que lo sostengo además hace falta mucho en esta ciudad para manejar con seguridad y sin miedo a la conducta irracional de tantos orangutanes con enormes camiones.
De la forma en que ciudadanos arreglan sus diferencias a balazos a plena luz del día, en céntricas calles de esta ciudad, solo queda felicitar a las autoridades de seguridad pública a todos los gobernantes por su incapacidad en toda forma y en toda manera. Han dejado hacer a sus anchas y aquí las consecuencias de la impunidad.
Por alguna razón esta semana ha habido algunos hechos que han dejado enormes sospechas, muchas suspicacias, temores fundados por la irrupción de personajes oscuros, peligrosos, en las campañas electorales. Algunos con sobradas pruebas para que mínimo estuvieran con sus expedientes judicializados o en el mejor de los casos presos. Pero aquí andan sueltos y haciendo de las suyas.
Por ese panorama, ayer externé miedos personales, los sobresaltos que provoca el proceso electoral, más con la advertencia de organismos no gubernamentales, de que mayo y junio serían más peligrosos de lo que hasta ahora ha sido, así que acepté tácitamente que la incertidumbre me hizo presa.
Unas cuantas horas después sobrevino el ataque armado contra Abel Murrieta, candidato a la presidencia municipal en ciudad Obregón. Ayer mismo se dijo que su asesinato era el quinto en esa ciudad y se escucharon muchas voces, se desataron todas las sospechas, demasiadas elucubraciones de quién o quienes pudieron ser. Es la confirmación una vez más que la pradera está incendiada y ninguna, sí ninguna autoridad sabe como contener esta furia desatada de tantos y para colmo armados hasta los dientes con un poder de daño incalculable.
Los desfachatados organizadores de debates los cancelaron, que bueno a nadie le importan.