Hace algún tiempo leí recomendaciones de cómo superar el decaimiento, la depresión, la ansiedad y todas las enfermedades mentales que llegaron para quedarse, pero que para colmo se han recrudecido con la pandemia, quiero hablar de dos cosas sencillitas, fáciles de hacer, pero que deben realizarse con fe y mucho amor, ambas, las bases para que cualquier cosa resulte benéfica
Juana María Olguín

Hace algún tiempo leí recomendaciones de cómo superar el decaimiento, la depresión, la ansiedad y todas las enfermedades mentales que llegaron para quedarse, pero que para colmo se han recrudecido con la pandemia, quiero hablar de dos cosas sencillitas, fáciles de hacer, pero que deben realizarse con fe y mucho amor, ambas, las bases para que cualquier cosa resulte benéfica. La primera es que, al amanecer, agradezcas la vida y la salud que posees.
Antes de salir el sol, sal, eleva tus brazos extendidos y abiertos en un gran abrazo, mira al cielo y solo agradece, con tus palabras: gracias vida, gracias universo. Gracias Dios misericordioso que me permites despertar, respirar en perfección, que todos mis órganos funcionen. Suéltate en amor y agradece los dones que posees y también los que te faltan. Luego llevas tus manos al pecho en modo oración y solo declaras: amén, hecho está.
Esto lo debes repetir al termino del día, cuando ya no hay sol. Lo mismo, reconocer todo lo que viviste. Recuerda no hay bueno o malo, son las emociones lo que te hacen juzgar las cosas en positivo y negativo, no olvides que todos llevamos un costal a cuestas, más pesado, más liviano, pero todos sobreviven con sus cargas, heridas abiertas, algunas que supuran odio, rencor. Si pudiéramos ver más allá de lo que ve el ojo humano, viviríamos fusionados en un largo abrazo.
La otra recomendación es que busques la manera de ofrecer ayuda puede ser a la familia, los muy cercanos, los lejanos, que pueden estar en mala situación económica, ofréceles una olla de comida, despensa. Háblales o escríbeles, hazles saber que te importan. Hacer algo por voluntad propia alivia mucho el nivel tensional al que hemos estado sometidos estos 11 meses. Así que busca tu propio cielo si eliges voluntariamente hacer un acto de amor por otros. O busca el infierno y sigue con todo lo que realizas de manera obligada, asqueada y frustrada.
En asuntos terrenales que lástima que Andrés Manuel López Obrador no haya entendido nada, con el contagio de Covid 19, es una verdadera lástima que no procesó la enfermedad y que ésta no lo ubicó en la justa realidad de los peligros que acechan cuando no cumples con las reglas básicas de sanidad, las que han repetido hasta el cansancio todas las autoridades internacionales, de las naciones más importantes, menos las de México y el antiguo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que para bendición de aquel país, estrenan mandatario y con otra visión.
Se va a poner el cubrebocas ¿ahora sí? Pregunta reportera al mandatario federal y responde como niño chiquito, encaprichado: “no, no, no porque ahora ya no contagio”. Que ternura de hombre ah y volvió con todos sus rencores, sus iras encendidas y ya repartió epítetos a diestra y siniestra. Las enfermedades son lecciones de vida, tienes que aprender ¿qué? Eh allí el dilema y si no hallaste el propósito, es sencillo, volverá, hasta que resuelvas el conflicto.
Ah y nuestros niños en total abandono con padres vivos. En Nogales un jovencito de 11 años fue dejado en abandono por su mamá dos días, el pasado 6 de febrero, la madre se fue de casa y se llevó a sus otras tres hijas de 9, 7 y 6 años de edad, al varón de 11 lo dejó en la calle, quien tuvo que dormir en una casa en construcción. Es un milagro que el pequeño no muriera de frío, con las bajas temperaturas ocurridas en ese municipio.
Otra vez la expresión: cuántos hijos huérfanos con padres vivos hay en cada municipio de Sonora y ocurre en medio de la selva donde no hay instituciones que cuiden y velen por ellos. Fin del sarcamo.