Por más que nos esforzamos por concentrarnos en el proceso electoral ya en marcha en Sonora y a pesar de la importancia de cerrarle el paso a la corrupción e incompetencia morenista, nos gana el sentimiento de que en lo inmediato la prioridad es otra al tratarse de un tema de vida o muerte

Por más que nos esforzamos por concentrarnos en el proceso electoral ya en marcha en Sonora y a pesar de la importancia de cerrarle el paso a la corrupción e incompetencia morenista, nos gana el sentimiento de que en lo inmediato la prioridad es otra al tratarse de un tema de vida o muerte.
Percibimos que si bien van junto con pegados y que revertir el funesto saldo de la pandemia por Covid-19 está íntimamente ligado a la necesidad de rescatar espacios y mantener otros en la elección del 6 de junio, se impone el cotidiano e incontenible drama de enfermedad y muerte que asuela al país y que ya reviste un sentido de calamidad pública.
Cómo ignorar o mandar a segundo término la realidad que sufren tantas familias por los más de un millón 800 mil contagios y más de 154 mil decesos oficiales de marzo pasado a la fecha, que en el caso de las muertes podría superar los 350 mil, y la evidente negligencia, desdén, incompetencia, temeridad criminal y el uso político-electoral que el régimen de la 4T ha dado a la gestión de la pandemia.
Cómo no ocuparse de ese tema en lugar de descifrar la identidad de quienes contendrán por diputaciones locales, federales y presidencias municipales en Sonora, cuando la inquietante incertidumbre del riesgo de contagio y que el Covid-19 se ensañe con nosotros, es muy superior a la necesidad de lidiar con la secrecía tradicional de esos procesos de selección o ser parte del mazacote especulativo que deriva de información confusa por definiciones no concretadas aún.

Nos conformamos con que al menos ya Ernesto Gándara Camou es candidato a la gubernatura y que al menos tenemos la garantía que con él como titular del Poder Ejecutivo de Sonora, la administración y conducción del Estado se mantendrá en manos decentes, por lo que podemos ocuparnos de lo más importante, mientras partidos y coaliciones completan y revelan sus fórmulas y candidaturas.
Desde nuestra perspectiva, ahora lo importante es promover la intensiva divulgación sobre los efectos de la torpe gestión de la pandemia por parte del gobierno federal, para que así como ocurre en otros países del mundo, impulsar la exigencia de sanciones en contra de quienes resulten responsables de lo que ya podría ser considerado como un genocidio.
No se trata percepciones, si no que incluso instituciones del Estado Mexicano como el INEGI, así como organismos internacionales, señalan al gobierno de Andrés Manuel López Obrador como el más torpe a nivel latinoamericano y el tercero a nivel mundial en el manejo de la pandemia y el último en la estrategia de vacunación.
No se trata de percepciones los frecuentes dislates declarativos, criminales convocatorias y fallidos pronósticos del presidente a lo largo de la pandemia y tampoco están en el terreno de la percepción las frecuentes estupideces, mentiras descaradas y torpezas de los “científicos” Jorge Alcocer y Hugo López Gatell, todo potenciado hasta el infinito por la errática e incomprensible campaña de vacunación, de donde profesionales del Sistema Nacional de Vacunación que por muchos años probaron su eficacia, fueron suplidos por activistas electorales de MORENA y por integrantes de las fuerzas armadas.

NO, no se trata de figuraciones, si no de realidades que están causando y seguirán causando más dolor y sufrimiento, si no se les pone un alto de inmediato y se les obliga a reconsiderar una estrategia que evidentemente falló, y ojalá que los efectos y síntomas en López Obrador al ser presuntamente contagiado por el virus, sean lo suficientemente fuertes que generen en él un sentido de humanidad, de empatía y solidaridad ante el drama, para corregir el rumbo antes que sea demasiado tarde.
Subregistro de contagios y decesos; opacidad total en el proceso de adquisición de las vacunas; evidentes intenciones político electorales en la gestión de la pandemia; omisiones en el seguimiento de la cadena de contactos y mínimas pruebas; rechazo a aplicar medidas de elemental sentido común para proteger a la ciudadanía; dejar en la indefensión financiera a la infraestructura productiva y generadora de empleos, y frecuentes cálculos y pronósticos fallidos nacidos de la ignorancia, dejan ver un contexto de estupidez extrema que debe ser remediado cuanto antes.
http://elportaldelagente.mx/asi-nos-engano-noche-a-noche-lopez-gatell-sobre-muertes-por-covid/. Miren, en este vínculo está más o menos detallada la cronología de la irresponsable gestión del gobierno de México y de López Obrador ante la contingencia sanitaria y lo más inquietante es que por las últimas participaciones de López Gatell desde su confinamiento, por esos rumbos se seguirá insistiendo en la mentira, en justificaciones y palabrería que solo los hace ver confundidos y pasmados ante una pandemia que ya los desbordó.
Miren, unos días antes de que el presidente informara de su presunto contagio, a su estilo aseguró que los contagios y muertes iban a la baja y que la tendencia era alentadora, cuando la realidad muestra que a partir del 10 de enero y hasta este miércoles 27, en México se tienen registrados 272 mil 810 nuevos contagios y 19 mil 933 decesos, estadística muy superior a la incidencia a partir de marzo del año pasado, con un promedio de 15 mil 156 casos y mil 107 fallecimientos diarios en 18 días.

Y valga aclarar que se trata de cifras palaciegas, porque las del INEGI seguramente serán otras si nos atenemos a que de acuerdo a sus registros, de enero a agosto del año pasado murieron por Covid-19 108 mil 658 personas, mientras las cifra informadas por López Gatell el último día de agosto fue 63 mil 819 defunciones, de ese tamaño el diferencial entre el manipulado y convenenciero saldo de dicho sujeto y lo que muestran los registros forenses y certificados de defunción, lo cual desnuda otra realidad: miles han muerto en casa por carecer de servicios médicos o por falta de espacios en hospitales.
En el ranking de la OMS sobre el manejo de la pandemia, de entre 100 países, Nueva Zelanda, Vietnam y Taiwán son quienes mejor han gestionado la pandemia, de acuerdo a un índice publicado este jueves, que pone a España en el puesto 78 y a Colombia, México y Brasil en las últimas posiciones.
El manejo gubernamental de la pandemia es similar al de la seguridad pública, ya que un diagnóstico errado derivó en una estrategia fallida, para que en ambos casos se derivara en palabrería, estadísticas amañadas y con ello no dimensionar la realidad de la problemática que irremediablemente se agudizó.
De lo anterior sabe mucho y se parece mucho a López Gatell, el aspirante de MORENA a la gubernatura de Sonora, Alfonso Durazo Montaño, quien al estilo maruchán y sin reunir el mínimo perfil para el cargo, fue nombrado Secretario Federal de Seguridad y el saldo está a la vista: su gestión representa la época más violenta de la historia de México en ese rubro, con más de 44 mil homicidios solo en el 2019.
No está a discusión la incompetencia de Durazo en el desempeño de ese cargo y tampoco por lo visto, su corrupción y su falsaria austeridad, tal como lo describe en un posteo en redes, el bragado ciudadano Adrián LeBarón, al replicar despacho periodístico que Usted puede consultar en el siguiente vínculo https://www.m-x.com.mx/al-dia/las-nochebuenas-de-durazo-dilapido-en-flores-en-el-ano-mas-violento, en lo que solo es la punta del iceberg de la frivolidad y perversión del aspirante a virrey.

En dicho material aparecen documentos oficiales que señalan mientras México despedía al año más violento de su historia, Durazo pagó a modesta florería de la capital del país, casi 500 mil pesos para decorar con plantas Nochebuenas a sus oficinas, sin licitación, de forma directa, en el marco de una levantada de faldillas que en el curso de las siguientes semanas se intensificarán, por la larga y percudida cola que arrastra ese corrupto.
Así como lo lee: mientras 44 mil familias mexicanas compraron coronas para honrar a sus muertos víctimas de la violencia y la inseguridad que era responsabilidad de Durazo evitar, no tuvo reparos para financiar con recursos públicos su espíritu navideño, sin que tengamos idea si en esta navidad pasada también tiró la casa por la ventana para festejar los miles de muertos por Covid-19 y su nefasto saldo de víctimas del crimen organizado, porque como decíamos, esa sólo es la punta del iceberg.
Es que ya ven como se las gastan en el gobierno de la 4T al revelarse que sólo en el 2020 la presidencia ocultó el destino de 50 mil millones de pesos, más del doble que ocultó un año anterior, que para comparar sirva citar que en los últimos dos años de Enrique Peña Nieto, ese gasto sin saberse en qué fue de 213 millones de pesos.
Y nos llega lapidaria opinión de ciudadano cajemense, respecto a la llamativa reconsideración del aspirante del Partido Movimiento Ciudadano a la gubernatura, Ricardo Bours Castelo, sobre el tema del acueducto El Novillo, ya que de aguerrido opositor a dicha obra, en su cierre de precampaña sentenció que como ya está operando, no pueden quitarlo.

Incluso, hasta hace poco, hasta en su avatar en tuitter el influyente político-empresario de Cajeme sostenía un contundente No al Novillo, nos señaló nuestro amigo, no quedándonos más que entrar en cavilaciones sobre el costo electoral que pudiera arrojar el deslinde de una lucha que parecía irreductible de parte del mencionado. En fin, ya platicaremos con él al respecto.
Y de seguidilla con comunicaciones de lectores, nos llama la atención cáustico abordaje sobre las pretensiones reeleccionistas de quien de llorar en público por el desastroso estado de las vialidades capitalinas; de pendejear a anteriores administraciones y ser impulsiva promotora de medidas para atenuar la expansión de la pandemia, ahora alardea de sus afanes reconstructores que estuvieron ausentes a lo largo de su gestión y permanece ausente en el esfuerzo contra el Covid-19 y volteando hacia otro lado mientras escala la violencia con crímenes de alto impacto en Hermosillo.