Un día sí y al otro también se tienen malas noticias sobre nuevas variantes de coronavirus que son más letal, con la natural zozobra de si las vacunas, quedarán sin efecto o con un importante porcentaje de inutilidad
Juana María Olguín

Un día sí y al otro también se tienen malas noticias sobre nuevas variantes de coronavirus que son más letal, con la natural zozobra de si las vacunas, quedarán sin efecto o con un importante porcentaje de inutilidad. Por ejemplo, ayer autoridades de Minnesota identificaron por primera vez a una persona, en Estados Unidos que dio positivo a la nueva variante del Covid-19,llamada P.1, conocida por su alto potencial de contagio.
Funcionarios a cargo del Departamento de Salud de Minnesotadieron detalles sobre el paciente que se infectó de esa mutación que ha predominado en Brasil durante las últimas semanas.
A esta nueva cepa hay que agregar la otra variable que se conoció en Reino Unido y de la cual se cree que hay una docena de contagiados en el estado de Tamaulipas, sin menospreciar todo el paseo que hizo en México el extranjero de aquel país, que llegó enfermo. Pero hay que recordar la forma tozuda en que las autoridades se negaron a cerrar las fronteras. Aquí las consecuencias para los habitantes que desoyeron las alertas, lanzadas por científicos y conocedores.
A esto hay que sumar el uso faccioso o político de las escasas vacunas que hay en México es desafortunado en todo sentido. El gobierno federal que se ha asumido como el que posee el dominio de la campaña de inmunización, cínica y desvergonzadamente decidió utilizar 20 mil dosis para aplicar a profesores del estado de Campeche, que se encuentra en semáforo verde y no es importante en estos momentos en que hay entidades en rojo intenso y donde los médicos, enfermeros y un largo etcétera no tienen protección para salvar sus vidas y luego las de los demás.
Pero hay prioridades como ¿la compra de voluntades o de votos? Cómo es posible que desde el 23 de enero inició en Campeche la jornada de vacunación a los profesores de nivel básico, al momento 9 mil 149 docentes recibieron la primera dosis de los laboratorios Pfizer/BioNTech. Esto sucede en medio de la pandemia, en que el país registró 150 mil 273 defunciones.
Ah y que este lunes Andrés Manuel López Obrador compró a Vladimir Putin 24 millones de dosis de la vacuna rusa, Sputnik V. Obvio se encendieron todas las alertas, no hay información sobre este inmunológico y ojo, todas las que se compraron y se aplicaron ocurrió antes de que estuvieran listas. El gobierno mexicano debió negociar adquisiciones el verano pasado no ahora. El país tuvo acceso a la del laboratorio Moderna, pero para qué si ya habían domado la pandemia los infames, en sus mentecitas enfermas.
Y me pregunto porqué en la situación gravísima de entidades en rojo no se incluyó además de todo el personal de salud estatal, privado, a los socorristas, a todas las policías municipales, a los departamentos de bomberos y todos los recursos humanos de los sectores esenciales que han trabajado más que nunca y con el miedo de fiel compañero: supermercados, estaciones de gasolina, etcétera.
Para colmo se aplican las vacunas la clase política porque le da la gana, porque pueden ¿en base a qué? Por ejemplo, el alcalde de Escuinapa, Sinaloa, Emmett Soto, a una semana de haberse puesto la dosis, armó fiesta de cumpleaños en la que hubo decenas de invitados, además de la inmunización al ejército promotor del voto a favor de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), mal llamados siervos de la Nación. Para eso me gustaba la actual administración federal, para que fueran más de lo mismo. Que cuando más se necesita la decencia, salgan con la misma humillación a la sociedad. ¿Y si se contagio el presidente o es una estratagema para victimizarse, en medio del máximo desastre causado por su maldita soberbia y desprecio a la ciencia?