En semanas recientes, uno de los activistas que se encubre en títulos académicos para ocultar sus desmedidas ambiciones y darle crédito a sus mentiras y manipulaciones como presunto asesor de un grupo de yaquis asentados en la Loma de Bácum, dijo que lo que viene para la región es una revolución que tendrá como protagonista principal a la etnia
Por Alberto Vizcarra Ozuna

En semanas recientes, uno de los activistas que se encubre en títulos académicos para ocultar sus desmedidas ambiciones y darle crédito a sus mentiras y manipulaciones como presunto asesor de un grupo de yaquis asentados en la Loma de Bácum, dijo que lo que viene para la región es una revolución que tendrá como protagonista principal a la etnia. Es el mismo asesor que indujo, en posible alianza con grupos criminales, actos de sabotaje y terrorismo en contra del paso del gasoducto por el territorio de los yoremes. Se sabe que extraoficialmente opera como un colaborador de Adelfo Regino, director del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI). Es también, quien le ofreció públicamente al virtual candidato de MORENA, Alfonso Durazo Montaño, declinar de su absurda oposición en contra del gasoducto y “regalarle” al candidato la presunta solución del problema.
Toda revolución y transformación, se soporta en la perspectiva de crear ordenamientos superiores que hagan posible un mejoramiento general de la sociedad, por lo mismo, una revolución, no se puede soportar en la inducción del caos y la división. Eso siempre termina por favorecer a los ganones de mero arriba que acreditan la expresión: en río revuelto ganancia de pescadores. Sintomáticamente desde la llegada de los directivos del INPI al territorio yaqui, para instrumentar el llamado Plan de Justicia ordenado por el presidente de la república, se han intensificado los procesos de división y conflicto dentro de la tribu, el aislamiento de la etnia respecto al resto de la sociedad y una virtual toma de grupos criminales sobre los retenes donde antes los yoremes pedían cooperación voluntaria y ahora gente armada exige cuotas de peaje.
Como se sabe, el país entero está infestado de pandillas del crimen organizado dispuestas a crear condiciones caóticas. El territorio yaqui no está exento de este mal y durante los últimos años esto se ha acrecentado. Cuando ocurren incidentes en los retenes se viene una andanada de condenas a la tribu –muchas de ellas con una notable carga racista- y se alimenta un ambiente de choque entre la comunicad indígena y los habitantes del Valle del Yaqui. Se fomenta así un desencuentro que lesiona la cohesión sostenida durante los últimos años entre la etnia y los habitantes de la región en torno a la defensa de las aguas del Río Yaqui que ilegalmente se trasvasan desde el sitio del Novillo a la ciudad de Hermosillo.
Se despliega pues una estrategia de división y enfrentamiento, mientras Adelfo Regino y Hugo Aguilar, directivos del INPI, encubiertos en el Plan de justicia para los Pueblos Yaquis, trabajan en la tarea de terminar de imponer el Acueducto Independencia con el que se despoja a los yoremes y al sur de Sonora de las aguas del Río Yaqui. Alentar la división y el caos para imponer el saqueo terminará por afectarnos a todos. El dios de la codicia enloquece a las sociedades que quiere destruir.
Los incidentes que han puesto al descubierto la presencia de gente armada en los retenes, deberían de advertirle al gobierno federal la urgencia de una intervención que le ponga fin al juego que despliega el INPI de fomentar el caos y la división en la región y buscar para el caso una coordinación estrecha con las autoridades estatales y municipales, atendiendo así el apremiante llamado de la gobernadora del estado, Claudia Pavlovich, a las autoridades federales responsables para que se trabaje en forma conjunta lo relacionado a los retenes y a todos los problemas que afectan a la tribu y con ello al sur de Sonora.
Se tienen las condiciones para desmontar la trampa y para evitar el crecimiento de un monstruo que nos devore a todos. Como también para mantener la unidad con el pueblo yoreme en la defensa de las aguas del Río Yaqui e impulsar una política de gestión de más agua con la desalación y el Plan Hidráulico del Noroeste, (PLHINO).

