En los intercambios que realizaron los conquistadores con los pueblos indígenas mesoamericanos, destaca el de la joyería de cristal a cambio de oro, después popularizado como el “engaño de los espejitos”
Por Alberto Vizcarra Ozuna

En los intercambios que realizaron los conquistadores con los pueblos indígenas mesoamericanos, destaca el de la joyería de cristal a cambio de oro, después popularizado como el “engaño de los espejitos”. Han transcurrido más de quinientos años de esos hechos ventajosos y abusivos y el presidente Andrés Manuel López Obrador le ha solicitado a España que se disculpe por estos actos y otros relacionados; al mismo tiempo que anuncia para septiembre del 2021 una ceremonia en el territorio de la Tribu Yaqui donde el Estado Mexicano, por él representado, le pedirá perdón a los yoremes por los abusos cometidos en su contra.
Pero el peso simbólico de esta ceremonia anunciada, no parece influir mucho en los sentimientos de quienes están a cargo de la instrumentación del Plan de Justicia a los Ocho Pueblos Yaquis, ordenado por el presidente. Ha trascendido que Hugo Aguilar, Coordinador Nacional de Derechos Indígenas y encargado del área jurídica del INPI (Instituto Nacional de Pueblos Indígenas), que preside Adelfo Regino, incita a ciertos yoremes –haciéndo una interpretación torcida y contraria al decreto de Lázaro Cardenas- a que elaboren un documento dirigido a CONAGUA en el que reclamen la asignación de mayores volúmenes de agua.
Torciendo el decreto de Cárdenas, Aguilar hace una cuenta arbitraria y les dice que les tocan 1 300 millones de metros cúbicos y no solo 250 millones de metros cúbicos anuales que corresponden a lo observado por el decreto presidencial. Luego del juego de números, el funcionario del INPI, muestra de manera franca sus cartas: les propone que si van a jalar agua del Acueducto Independencia, pues que la agarren de esos 1 300 millones. Con estos engaños le quieren sacar a la Tribu Yaqui la conclusión a la consulta ordenada por la Suprema Corte y el consentimiento explícito a la imposición del acueducto. El fraude es tan simple como intercambiar espejitos por oro: te prometo más agua a cambio de que entregues la que ya tienes.
Tal parece que uno de los cometidos más importantes del Plan de Justicia para la Tribu Yaqui, es terminar de imponer el Acueducto Independencia y en la desesperación por lograrlo, los funcionarios del INPI, no tienen límites en el tamaño de las mentiras. Prometen a los yaquis volúmenes de agua que no existen. Las aportaciones al sistema de presas del Río Yaqui en los últimos diez años registran un promedio de 2 900 millones de metros cúbicos, de los cuales se encuentran comprometidos por decreto, concesiones y asignaciones con la Tribu Yaqui, con el Valle del Yaqui, con la actividad minera, pueblos ribereños y municipio de Cajeme 2 370 millones de metros cúbicos anuales, sin considerar mil millones de metros cúbicos de azolve en el sistema de presas. Son estos mismos datos los que llevan a CONAGUA a concluir que la Cuenca del Río Yaqui tiene una condición deficitaria. Son realidades técnicas que ponen en evidencia que el INPI solo hace manejo y manipulación política para sacar adelante la tarea iniciada por los gobiernos de Padrés, Calderón y Peña Nieto: esquilmarle el agua a la tribu yaqui y al sur de Sonora con la imposición del Acueducto Independencia.
Prometer un agua imaginaria, no resuelve ningún problema, pero si puede crear muchos conflictos y división. Hacer estos lances irresponsables denota que hay gente en las filas del gobierno federal que confunde transformación con caos y división con ventaja. Se ve que los directivos del INPI, no conocen a la Tribu Yaqui. Se les olvida que es la única tribu que logró la formalidad de la restitución del agua y el territorio, y que han desarrollado en torno a eso toda su identidad. Por más destellos que pudieran emitir los espejitos no engañarán a la mayoría de los yaquis.
Ciudad Obregón, Sonora 30 de septiembre de 2020

