Los mismos que hicieron uso de las ambiciones desmedidas de Guillermo Padrés y de su personalidad transgresora, para imponer por la fuerza el Acueducto Independencia, ahora utilizan a la alcaldesa de Hermosillo, Célida López quien pretende continuar con la extensión urbana de dicha obra, el Acuaférico Oriente, para conectarlo al suministro de agua que ilegalmente se sustrae de la Cuenca del Río Yaqui por medio del acueducto
Por Alberto Vizcarra Ozuna

Los mismos que hicieron uso de las ambiciones desmedidas de Guillermo Padrés y de su personalidad transgresora, para imponer por la fuerza el Acueducto Independencia, ahora utilizan a la alcaldesa de Hermosillo, Célida López quien pretende continuar con la extensión urbana de dicha obra, el Acuaférico Oriente, para conectarlo al suministro de agua que ilegalmente se sustrae de la Cuenca del Río Yaqui por medio del acueducto.
Cuando se trata de cumplimiento de cuotas y compromisos, con grupos económicos que viven de la especulación inmobiliaria y que poco o nada les importa el desarrollo económico de Sonora, la alcaldesa se despoja de todo escrúpulo y temerariamente sigue los pasos de Padrés, sin importarle que esa direccionalidad no promete el mejor destino. El dios de la avaricia enloquece a los que va a destruir.
Y si, está irrefrenable. Este martes 30 de junio, después de sacar el dictamen del cabildo de Hermosillo que la faculta a solicitar deuda privada con la cual financiar la construcción del mencionado acuaférico, presentó en el Congreso del Estado, la petición de la anuencia de la legislatura que permita contratar deuda bajo el eufemismo de “obra pública financiada”. El texto de carátula del dictamen aprobado por el cabildo, está firmado por la alcaldesa y dirigido a la presidencia de la mesa directiva del Congreso. La señora reconoce específicamente que el mencionado acuaférico, no tendrá otro punto de conexión más que el del Acueducto Independencia y tramposamente establece que usarán el agua proveniente de esa fuente “que ya tiene autorizada la ciudad de Hermosillo”.
La alcaldesa quiere disfrutar alegremente de sus negocios con los especuladores urbanos y transferirle las responsabilidades jurídicas y políticas de dicho atropello a la CONAGUA y a la CEA. Lo dice con diáfano descaro en el texto de solicitud al Congreso, al afirmar que la operación del acueducto está jurídicamente en manos de dichas dependencias. No hay ninguna disposición legal que legitime la extracción de agua que actualmente se le hace al acueducto, como mentirosamente lo afirma. Pretende darle validez jurídica a los acuerdos políticos de Guillermo Padrés con el entonces director nacional de CONAGUA, David “el helicóptero” Korenfeld. Piensa que con estos ardides retóricos se puede lavar las manos con agua robada.
El desplante de la alcaldesa, la consolida como un activo político de los intereses privados que irracionalmente se empeñan en mantener un Sonora dividido y en tensión política permanente, para así debilitar las capacidades ejecutivas del gobierno estatal y usar ese desconcierto social como el clima más propicio para hacer valer sus conductas ventajosas. La avaricia se alimenta en la emoción primaria que no reconoce límites. No advierten que la sociedad no se puede moldear a su capricho y que el ímpetu del pueblo buscará el progreso y el bienestar general por todos los vericuetos. Las fuerzas sociales vinculadas a la producción y el trabajo, no caben y no aceptan el Sonora imposible forjado en los delirios de estos grupos ambiciosos.
Las amplias reacciones de rechazo de los diputados locales de diferentes fracciones, del alcalde de Cajeme, Sergio Pablo Mariscal Alvarado, de los productores rurales, del Movimiento Ciudadano por el Agua y de la Tribu Yaqui, en contra de la pretensión de la alcaldesa de Hermosillo de extender la ilegalidad de la operación del Acueducto Independencia con la construcción del acuaférico, conforman un frente social también convencido de que Sonora tiene que salir de este conflicto, con una alternativa superior que afortunadamente converge con los propósitos del gobierno del estado orientados a la gestión de más agua con proyectos como la desaladora Guaymas-Empalme-Hermosillo.
Los diputados locales deben rechazar las pretensiones de la alcaldesa, que mantendrían a Sonora en el conflicto y la división. El gobierno y la sociedad debemos hacer posible lo necesario para salir del pantano en que nos han metido con este conflicto.
Ciudad Obregón, Sonora 2 de julio de 2020
Señora Célida López, ayer martes 30 de junio, nos enteramos que metió usted al Congreso del Estado la solicitud de aprobación de financiamiento privado para la construcción del Ramal Norte, ahora rebautizado como Acuaférico Oriente, que pretende conectar al Acueducto Independencia, obra con la que ilegalmente se le sustrae agua a la Cuenca del Río Yaqui, afectando a las actividades productivas del sur de Sonora, del municipio de Cajeme y a la Tribu Yaqui.
Se despliega usted con la misma arrogancia e inclinación al atropello que caracterizó al corrupto de Guillermo Padrés. Parecería que pertenece a una cofradía adicta a la ilegalidad, pues está plenamente documentado y existen los expedientes judiciales pertinentes, que muestran la ilegalidad del acueducto al que usted pretende enchufar lo que ahora denominan Acuaférico Oriente.
No hay discurso que la salve, ni retórica que la desvincule de los atropellos a ley con los que se ha impuesto la operación del Acueducto Independencia. Hay quienes pretenden lavar el dinero sucio, pero el agua robada no se puede lavar. Con su conducta, al seguir los pasos de Guillermo Padrés, pasa usted a ser un ingrediente del problema, un activo de los intereses económicos y políticos que le apuestan a la división y al conflicto, como el mejor escenario para proyectar sus negocios y hacer valer sus abusos.
Señora Célida López, caminar a la sombra de Padrés y atender ambiciones torcidas, no la llevará a un buen destino.
Las mujeres del Movimiento Ciudadano por el Agua, estamos concientes de que Sonora necesita más agua y seguiremos impulsando, junto con los productores rurales y con la Tribu Yaqui, una política por encima del conflicto demandando el respeto a la ley con la cancelación del Acueducto Independencia y promoviendo una política de más agua con la desalación y los grandes proyectos de infraestructura hidráulica como el PLHINO.
Mujeres del Movimiento Ciudadano por el Agua.

