Este lunes se previó que no sería fácil, primero porque antecedía el domingo, día de marchas en todo el país por el 8 de marzo, día internacional de la mujer y luego el 9 paro nacional ¿Qué ocurrió?

Juana María Olguín
Este lunes se previó que no sería fácil, primero porque antecedía el domingo, día de marchas en todo el país por el 8 de marzo, día internacional de la mujer y luego el 9 paro nacional ¿Qué ocurrió? Amaneció martes morado, de las rabias que desataron las manifestaciones. Muchos solo ven las pintas, las quemas, no el enorme y gigantesco grito en todo el país. Sí rayas, vidrios rotos e incluso agresiones físicas, personas quemadas por bombas molotov, todo trae señales, enseñanzas, acepta todo desde tu inteligencia emocional.
La catedral de Hermosillo, sufrió vandalismo y afectó a la feligresía que se encontraba dentro en la misa, algunas personas se asustaron mucho, está mal, ni duda cabe. Mal también el varón que fue agredido por filmar a las energúmenas que querían ingresar a ese santo recinto a perjudicar. Pero recuerden nada sucede por casualidad, absolutamente nada, así que la pregunta que debemos hacernos es ¿para qué? ¿Qué dura lección le dejan a la iglesia esos eventos del domingo?
Si recuerdan se desató una perversa campaña en redes sociales desde donde se atacó la marcha del domingo, aludiendo que era una manifestación de mujeres pro aborto ¿quién dijo eso? ¿Dónde se hizo ese manifiesto? Así que de ello derivó que dirigieran la molestia contra catedral. La lección a aprender es ¡No monten a los grupos de ultraderecha, conservadores en contra de nadie! Permitan a la sociedad fluir. No intenten coartar la búsqueda de garantías que se requieren en este país.
El paro histórico de “Un día Sin Mujeres”, no lo entendieron las señoras y salieron “orgullosas” a exhibirse que ellas si fueron a trabajar, que machistas. Bravo por tener esos “destos” y desoír el verdadero móvil del 9 de marzo. Se haya notado o no mi ausencia la hice como reclamo personal por todas las damas que no llegaron a sus casas, a sus trabajos, a sus destinos. Algunas aún permanecen desaparecidas, otras fueron halladas a la vera de un camino, en las faldas de un cerro. De eso se trató, de eso se sigue tratando el tema de exigir un alto a los feminicidios. No de tu ego.
El paro del lunes 9 fue un grito sordo por la ausencia de todas las mujeres asesinadas. Es una sola voz única y enérgica: “¡Basta de violencia!” y “Fin del Patriarcado”. Merecemos respeto total.
No es posible que se ignore el reclamo de desterrar y cambiar una cultura socialmente aceptada y tolerada de machismo, misoginia y violencia hacia las mujeres. La clase política y los gobernantes, tendrán que responder a la exigencia, de detener la ola feminicida, los asesinatos y violaciones de niñas y mujeres. Pero para que este movimiento trascienda se necesitará que los grupos y colectivos que lo impulsan sean capaces de institucionalizar esta enorme fuerza femenina.
Y ciertamente el movimiento no era contra Andrés Manuel López Obrador, pero tanto se aferró en denostar el plan y su gabinete femenino que salió a declararse adoradoras de él y nunca solidarias con las causas que reclaman las mujeres mexicanas. Ah pues ahora tendrá que enfrentar las consecuencias. Solito el pobrecito se puso enfrente. Si así lo quiere, así será.
Hay que aclarar que son mujeristas no feministas que propalan la especie que en cada mujer hay una víctima y en cada hombre un violador y eso está fuera de foco, totalmente fuera de lugar.
Hoy se denunció acoso sexual en la carrera de medicina, de la Universidad de Sonora, instalaron un tendedero. Que nadie atiende las quejas contra 3 docentes, una es demanda penal. Allí se lee el nombre y apellido de los presuntos implicados. Señor rector, Enrique Velázquez podrá invertir tiempo en ese asunto vital, antes que le hagan rayas en sus edificios. Nada ofende más a la sociedad, a los gobernantes a la clase política que la violencia de las marchas ¿Podrá? ¡Antes que se llegue allá!