Es cierto, uno de los feminicidios más visibles y jamás investigados por las mafias en el poder lo es la sospechosa muerte de la ex esposa de Enrique Peña Nieto, la joven señora, Mónica Pretelini Sáenz quien, a decir de sus amigos cercanos, no estaba enferma, la última vez que la vieron departía feliz en una reunión donde bebió alcohol
Juana María Olguín
Es cierto, uno de los feminicidios más visibles y jamás investigados por las mafias en el poder lo es la sospechosa muerte de la ex esposa de Enrique Peña Nieto, la joven señora, Mónica Pretelini Sáenz quien, a decir de sus amigos cercanos, no estaba enferma, la última vez que la vieron departía feliz en una reunión donde bebió alcohol. La dama luego murió sorpresivamente de algo que no supo el ex presidente cuándo le preguntaron en televisión, de que había muerto su ex esposa.
Pero se “ocupaba” su muerte, era “necesaria” para cambiarla por una actriz de una poderosa televisora y ampliamente reconocida en el mundo de los telenoveleros. Sería justo que aquí y ahora se investigue de qué murió la madre de los tres hijos de Peña Nieto, de quien se cree irán pronto tras sus huesos, por el caso de Odebrecht. Allí tienen pues otro asunto que esculcarle.
En estos días y con una crisis tras otra, todas en una sola manifestación por el peor nivel de brutalidad homicida en contra de las mujeres y sale un estudiante del Instituto Tecnológico de Sonora (Itson) a publicar en sus redes sociales: “quiero practicar el famoso feminicidio”. El alumno de esa casa de estudios en Ciudad Obregón, fue más allá e incluso, invitó a un amigo a cometer ese delito y el otro descerebrado le responde que con gusto. Y ya orgullosos de su nivel de estupidez conversaron de calibres de armas de fuego.
La vicerrectora del ITSON, Sonia Echeverría prometió aplicar sanción por los comentarios en abierta apología a cometer un asesinato contra mujeres ¿Qué no se habrá hecho para educar correctamente a esta sociedad? La violencia en su peor nivel, la drogadicción y alcoholismo en su máxima expresión.
La noche de este martes una oficial de la policía municipal de Guaymas Leslie Rico, de 29 años, fue asesinada en su casa, se dice que frente a sus hijitos pequeños. Tres hombres ingresaron a la vivienda para dispararle. Luego todas las corporaciones y las milicias se hicieron pelotas, corrieron en sentido contrario a donde había sucedido el artero ataque. Uno no puede menos que preguntarse ¿qué tan grande es ese municipio como para que no encuentren el rastro de los atacantes? Apesta a tantos vicios de las corporaciones, lo más triste es que parece que los militares que llegaron “a poner orden” se fusionaron, se integraron, son más de lo mismo.
Luego de los asaltos a mano armada, desatados en los últimos días lo mismo en la zona rural como en la ciudad, al titular de la Policía Estatal de Seguridad Pública, José Luis Urban Ocampo se le ocurrió ofrecer acompañamiento durante el retiro y/o depósito de dinero. E Invitó a los que manejan grandes caudales de dinero a aceptar esa estrategia la cual es totalmente gratuita.
De dónde sacó este señor que el funcionamiento de esa corporación estatal es “gratis”, y que por ende lo que hagan o dejen de hacer es “por nada”, está equivocado de principio a fin. Al funcionario enviado por Alfonso Durazo, titular de la secretaria de seguridad pública federal, le falta saber que todo lo paga esta sociedad agotada, cansada e ignorada por las dependencias de procuración de justicia. El agua que bebé, el café que le sirven, las galletas que se engulle lo pagan la gente, si esa misma que se siente ofendida por el sadismo de la delincuencia y las ideas pequeñitas como ésta.
¿Quieren acompañar a los ciudadanos a hacer operaciones bancarias con sumas importantes de dinero? Ósea procurar seguridad pública para todos los habitantes de este estado, quienes pagan el cheque de ese señor y de toda la burocracia de esa institución ¿no sería lo adecuado? De pena ajena. O por eso estamos como estamos.