Dos millones de pesos ofreció el gobierno de la ciudad de México, para quien, de información sobre los responsables del secuestro, tortura y asesinato de la pequeña Fátima Cecilia de apenas 7 años, quien desapareció desde el 11 de febrero
Juana María Olguín
Dos millones de pesos ofreció el gobierno de la ciudad de México, para quien, de información sobre los responsables del secuestro, tortura y asesinato de la pequeña Fátima Cecilia de apenas 7 años, quien desapareció desde el 11 de febrero. La menor fue raptada por una mujer. La madre señaló a un hombre como responsable del atentado contra su hija. Pero miren con calma la suma de eventos que dejaron a la criatura desprotegida, para que se la robaran del plantel.
La madre llegó 20 minutos tarde; a nadie de la escuela le interesó la seguridad de las criaturas, así que la mujer la vio sola, en total vulnerabilidad y la robó. Es muy posible que la pequeña conociera a la mujer, porque de otra forma ella se hubiera resistido; a los 7 años ya no es tan fácil engañarlos. Ahora se sabe que le quitaron sus órganos. Presuntamente ambos padres son enfermos mentales.
Ojalá de verdad -pienso y clamo por- que Andrés Manuel López Obrador no pierda el inmenso capital político con el que llegó al cargo, por sus respuestas desafortunadas y “zánganas”. Esta mañana ante la crítica de un párroco de la iglesia católica, de que su gobierno hace nada ante la inseguridad, respondió que él se levanta temprano. Luego por el secuestro y asesinato de Fátima opinó que es resultado de la “decadencia, y el proceso de degradación progresiva” y que “tuvo que ver el modelo neoliberal”. Y pidió a las feministas no rayarle la puerta de palacio.
El secuestro y asesinato de Fátima, no debió haber sucedido. Ahora se sabe que no se activaron los protocolos de búsqueda apropiadas en un país donde 3.6 niños en promedio son víctimas de homicidio doloso al día y cada 24 horas desaparecen a siete menores. No rayar la puerta de palacio.
Es desalentador observar la cantidad de requisitos que hay para la gente que trabaja, mientras los actos delictivos parece que se cobijan, se abrazan y se protegen. Es posible que lleguemos a la confirmación que es más fácil irse por lo ilegal antes que apostar a un negocio decente. Eso es lo que parece con los ataques que a diario se perpetran contra empresas que sirven, que son elementales, extraordinariamente necesarias para poder producir riqueza.
Por ejemplo, el acoso judicial y civil en que se ha convertido la ley 5 de junio en contra de las guarderías, esa normatividad se hizo con sed de venganza, no de justicia. Hasta donde se ve se ha convertido en perjuicio para las miles de madres que trabajan y que en las estancias infantiles han encontrado un excelente cuidado a sus vástagos. Es excesivamente ridícula las exigencias que reclama el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) el principal responsable de la desgracia de la guardería ABC.
La ley 5 de junio se hizo con sed de venganza, no de justicia. Digo y repito, lo que me confirmó una docente de una escuela, quien escribió: “no tienes idea de todos los requisitos, papeleo, burocracia que exigen las «carpetas» de protección civil. Cada ciclo escolar sale con algo nuevo y es un gasto ENORME de tiempo y recursos. No solo es para las guarderías (aunque con ellos son más severos). Lo chistoso es que luego vas a las instalaciones de las oficinas públicas y ni ellos cumplen con sus exigencias. El buen juez por su casa empieza, pero ya se ve que no funciona así.
La guardería que cerrarán ahora en el municipio de Nogales atiende a 225 niños, tiene capacidad para 250 y la razón de cancelar sus operaciones es que a 100 metros corre la vía del ferrocarril. A nadie le importa la suerte de esos bebés, tampoco como harán los padres. Les digo joden al que trabaja y al delincuente abrazos no balazos. Algo se pone más mal cada día ¿y la tendencia es?